Estados Unidos le asesta un duro golpe a la homeopatía

La Comisión Federal del Comercio estadounidense acaba de emitir una nueva normativa: los remedios homeopáticos tienen que someterse a las mismas normas que otros productos con fines curativos. En otras palabras, las compañías americanas deben, a partir de ahora, tener evidencia científica confiable antes emitir enunciados relacionados a la salud en los que clamen que sus productos pueden curar ciertas condiciones o enfermedades.
En los Estados Unidos y el Reino Unido, los fabricantes de fármacos deben mostrar que sus productos son efectivos presentado resultados de tests doble-ciego —donde ni el sujeto ni los investigadores saben quien recibe la medicación y quién es el grupo de control, una técnica que se usa para prevenir que los resultados sean influidos por el efecto placebo o el sesgo del observador. Así, se sabe si un medicamento es o no superior a un placebo.
La nueva norma se llama Enforcement Policy Statement on Marketing Claims for Over-the-Counter (OTC) Homeopathic Drugs, y lo que hace es equiparar las obligaciones de los fabricantes de fórmulas homeopáticas con las de otras firmas de la industria de fármacos. “El caso para demostrar eficacia es basada solo en teorías homeopáticas tradicionales y no hay estudios válidos usando los actuales métodos científicos demostrado la eficacia del producto”, reza la norma.
Consecuentemente, al no existir esta evidencia, “las compañías deben indicar claramente esto en su etiquetado, y además consignar que sus afirmaciones se basan en teorías del siglo 18 que son rechazadas por la mayoría de la comunidad científica; no hacerlo esto sería considerado una violación de la Ley de la Comisión Federal del Comercio”. La norma fue bien recibida por un sector de la medicina. Michael de Dora, director de políticas públicas del Centro para la Investigación (organización sin fines de lucro), indicó que esta es una gran victoria para la razón, la ciencia y la salud de los estadounidenses.
La homeopatía proviene de los 1700s y trabaja sobre la teoría de que “igual cura igual” —es decir, por ejemplo, si un sujeto tiene un sarpullido, a este le conviene ser tratado con sustancias que producen sarpullido, como la hiedra venenosa. Al mismo tiempo, muchos productos homeopáticos están tan rebajados que casi no contienen niveles detectables de la sustancia inicial —algo a que los homeópatas restan importancia citando a la “memoria del agua”. Ideas como esta provienen del trabajo de Jacques Benveniste, un estudio controversial que llegó a ser publicado en Nature, pero cuyos resultados nunca fueron replicados.
Infinidad de estudios demostraron que este tipo de remedios no son más efectivos que un placebo. Por otro lado, estudios que muestran que la homeopatía es superior son publicados en la revista Homeophaty, no tienen grupos de control, y no usan el método doble ciego —los pacientes si sabían cuando tenían el remedio real o el placebo.
Sin embargo, los médicos explican que si uno toma una medicina homeopática y se siente mejor, se inclina a creer que dicho remedio le hizo bien, y por ello los usuarios de la homeopatía repiten el tratamiento. Esto, explican especialistas, es ni más ni menos que el efecto placebo y el cuerpo curándose solo con el tiempo. La nueva norma tiene vital importancia debido a que los remedios homeopáticos no solo no son efectivos, sino que también pueden ser peligrosos. En octubre se informó que las autoridades investigan la muerte de 10 bebes a quienes se les dio tabletas homeopáticas de dentición que contenía compuestos de la mortal planta belladona. Si quieres saber más de la homeopatía, puedes leer este ilustrativo cómic que explica sencillamente qué es.
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