Las mariposas saben bien cómo ahorrarse pleitos con las avispas

Mariposa nocturna Pseudosphex laticincta, mimeitizada en avispa. 

 

Investigadores de la Universidad de Friburgo, en Alemania, han llegado a una nueva hipótesis que explica la aparición de mimetismo en los insectos, como por ejemplo, el que realizan las mariposas nocturnas con las avispas carniceras. De acuerdo a la hipótesis, las mariposas se mimetizan con las avispas, no solo para engañar a los depredadores, al evitar ser comidas, sino para engañar también a las avispas más agresivas, que no suelen atacar a los miembros de su misma especie. El artículo fue publicado por la revista Ecology and Evolution.

Muchos animales usan una coloración preventiva y brillante que avisa a los depredadores de que ellos son capaces de defenderse. Por ejemplo, las avispas están armadas de un aguijón y su coloración amarilla-negra es una seña inequívoca de peligro. Los depredadores, al asociar está coloración con su arma de defensa, aprenden a evitarlas. Esta protección es utilizada por varios otros insectos que optan por mimetizarse con ella, es decir, imitar su coloración en distintos grados de exactitud para mantener a los depredadores a raya. 

Algunos de los insectos que se mimetizan con las avispas imitan sus colores tan bien, que los entomólogos a veces no pueden distinguir una especie de otra. Uno de estos ejemplos de mimetización precisa es de la “pacífica” mariposa nocturna (noctuidos) del género Pseudosphex laticincta, de la subfamilia Arctiinae, quien imita a las avispas carniceras de las familias Mischocyttarus y Polybia.

 

Izquierda: avispa carnicera de la especie Polybia. Derecha: su mimetizadora, la mariposa nocturna Pseudosphex laticincta.
Boppré et al. 2017

 

Gracias a la observación de las avispas carnívoras y sus imitadores en la naturaleza y el laboratorio, los autores del nuevo artículo advirtieron de que las avispas cazan varios insectos, menos a los Pseudosphex, sus imitadores. En base a esto, los autores sugieren que la mimetización, en este caso, puede deberse no solo a la protección contra los depredadores, acostumbrados a rehuir de las avispas, sino a la protección contras las avispas mismas. Debido a que la “pacífica” mariposa nocturna no tiene ninguna manera de defenderse de ella, la mejor manera de salvarse de un ataque es: siendo una más del grupo. 

Sin embargo, los autores señalan que la hipótesis presentada no debe ser considerada como una alternativa a la “típica” explicación del mimetismo: según lo observado, estos dos mecanismos se complementan. Aunque, el criterio de mayor peso puede variar para la aparición de estos dos casos de mimetismo. En el primer caso, “típico”, el mimetismo protege contra los depredadores; en el segundo, que los autores prefieren llamar “enmascaramiento”, la razón se debe a una protección contra la agresividad de la misma especie. 

Recientemente, los entomólogos han descrito uno de los más grandes casos de mimetismo: 140 especies de artrópodos todos mimetizados entre si. Esta compleja “estructura de mimetización” se forma cuando los insectos utilizan la capa protectora de una coloración (por ejemplo, de avispa) para mimetizarse con varias otras especies a la vez. 

 

Sofía Dolotovskaya

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