Las dietas bajas en sodio no combaten la presión arterial alta

Un nuevo estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston, que será presentado durante la reunión de Biología Experimental 2017 este mes en los Estados Unidos, señala que la dieta baja en sodio no está asociada a una reducción de la presión arterial.

La investigación siguió los hábitos y salud de más de 2.600 hombres y mujeres durante 16 años, detalla Lynn L. Moore, DSc, profesora de medicina de la Universidad de Boston: "No vimos ninguna evidencia de que una dieta baja en sodio tuviera efectos beneficiosos a largo plazo sobre la presión arterial […] Nuestros hallazgos se suman a la creciente evidencia de que las recomendaciones actuales para la ingesta de sodio pueden ser equivocadas".

Entre sus guías de nutrición para adultos y niños, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un consumo bajo de sodio a fin de evitar presión alta y enfermedades cardiovasculares (ECV). En su documento “Efecto de la reducción en la ingesta de sodio en la presión arterial, función renal, lípidos sanguíneos y otros potenciales efectos adversos”, la OMS señala: “La recomendación actual de la OMS para los adultos es reducir el consumo de <2 g o <90 mmol (<5 g de sal) por día. Este valor se consideró apropiado y fue adoptado como recomendación sobre el consumo de sodio para prevenir las ECV. Una plétora de evidencia señala que la comunidad científica está de acuerdo en que la disminución de la ingesta de sal puede disminuir la presión arterial y el riesgo de ECV en la mayoría de las personas”.

Para el estudio de la Universidad de Boston, los investigadores monitorearon la salud de 2.632 hombres y mujeres de 30 a 64 años que formaban parte del Framingham Offspring Study. Los participantes tenían presión arterial normal al inicio del estudio. Sin embargo, durante los siguientes 16 años, los investigadores encontraron que los participantes del estudio que consumían menos de 2,5 gramos de sodio al día tenían una presión arterial más alta que los participantes que consumían mayores cantidades de sodio.

Otros grandes estudios publicados en los últimos años han encontrado lo que los investigadores llaman una relación en forma de J entre el sodio y el riesgo cardiovascular: las personas con dietas bajas en sodio, según las recomendaciones, y quienes consumían sodio por encima de la ingesta habitual del estadounidense promedio tenían mayores riesgos de enfermedad cardíaca. Aquellos con el menor riesgo tenían ingestas de sodio en el medio, rango consumido por la mayoría de los estadounidenses.

"Nuestros nuevos resultados apoyan estos otros estudios que han cuestionado la sabiduría de la ingesta dietaria de sodio baja en la población en general", dijo Moore.

Lo que sí reduce nuestra presión senguínea

El trabajo sí arrojó que quienes tenían una mayor ingesta de potasio, calcio y magnesio mostraron una presión arterial más baja a largo plazo. En el estudio Framingham, las personas con mayor ingesta combinada de sodio (3,717 gramos por día en promedio) y potasio (3,211 gramos) tuvieron la presión arterial más baja.

Moore espera que esta investigación ayude a reorientar las actuales Guías Alimentarias para los estadounidenses sobre la importancia de aumentar la ingesta de alimentos ricos en potasio, calcio y magnesio con el propósito de mantener una presión arterial saludable.

Hans Huerto

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