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Análisis e investigación científica

Guyana, uno de los países más pobres de América del Sur, encuentra petróleo. ¿Esto es bueno o malo?

Las reservas de petróleo de Guyana se estiman en alrededor de 2.000 millones de barriles. /Pxhere

Actualmente, Guyana es uno de los países más pobres de América del Sur, con un ingreso anual promedio per cápita de alrededor de 4.000 dólares americanos. Pero en una década, podría pasar a estar entre los más ricos. En 2015, ExxonMobil y sus socios internacionales descubrieron vastas reservas de petróleo frente a la costa caribeña de este pequeño país. Así que para 2018, cinco nuevos pozos bombearán 120.000 barriles diarios de crudo guyanés.

Las prospecciones de aguas profundas estiman las reservas de petróleo de Guyana en alrededor de 2.000 millones de barriles. Eso palidece en comparación con la vecina Venezuela, pero sobrepasa las reservas de Trinidad y Tobago, que ha sido durante mucho tiempo el mayor productor de petróleo del Caribe.

En resumen, Guyana está al borde de una riqueza sin precedentes, pero solo si juega bien sus cartas. Como he visto durante dos décadas de investigación sobre el desarrollo del petróleo y el gas en el Caribe, los recursos naturales pueden convertirse fácilmente en una maldición. ¿Está el país preparado para lo bueno y lo malo de la bonanza del petróleo que está por venir?

Guyana sienta las bases

Dadas sus reservas marinas, a mediados de la década de 2020 la producción de petróleo de Guyana en el mar podría aumentar a 400.000 barriles por día. Una vez que comience el próximo año, Guyana recibirá una regalía del 2% sobre las ganancias brutas y el 50% de las ganancias del petróleo. Si bien es una regalía bastante baja según los estándares internacionales, la cantidad enriquecerá a Guyana. Con el precio de mercado actual de alrededor de 50 dólares por barril, este país de 750.000 habitantes puede esperar obtener 1 millón de dólares al día en ganancias petroleras.

Dado que la monetización total de los recursos de petróleo y gas de Guyana ocurrirá dentro de cinco a 15 años, el país tiene menos de una década para enfrentar numerosos obstáculos relacionados con la energía, incluyendo problemas territoriales no resueltos con Venezuela, protección ambiental, administración de patrimonio y cuestiones sociales. La principal prioridad del gobierno es resolver una controversia fronteriza que se remonta a los tiempos en los que Guyana era una colonia británica. Durante 200 años, Venezuela ha reclamado la soberanía sobre dos tercios del territorio de Guyana, incluida su zona económica exclusiva.

Esta controversia, que depende de un desacuerdo sobre la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar, es poco probable que asuste a las compañías petroleras internacionales. Sin embargo, Venezuela podría complicar un poco las cosas, al aumentar las patrullas de la Marina en su zona económica exclusiva, que colinda con el área marítima disputada de Guyana, disuadir a los buques petroleros e interceptar buques comerciales. Con la esperanza de evitar estos enfrentamientos, Guyana ahora busca un acuerdo judicial en la ONU. Si los países no logran establecerse, el caso irá a la Corte Internacional de Justicia en La Haya.

La infraestructura inadecuada es otra restricción para el crecimiento. Guyana ahora tiene un ambicioso plan de164 millones de dólares para modernizar sus redes de carreteras, puentes, puertos, telecomunicaciones y sistema de transporte fluvial. Pero para llevar el crudo a los mercados internacionales, parte de esta construcción debe hacerse en 2018, un reto difícil para una nación pequeña.

Protecciones ambientales

A medida que la producción de petróleo se expande, la protección del medioambiente marino se convertirá en un problema urgente para toda la región del Caribe. En abril, tres médicos venezolanos que transportaban suministros médicos desde Trinidad a Venezuela se ahogaron cuando su bote se volcó en una mancha de petróleo. Una barcaza perteneciente a la compañía petrolera nacional de Trinidad y Tobago se había roto, descargando 300 millones de barriles de crudo en el mar a solo siete millas de Venezuela.

Más recientemente, en octubre, un pescador descubrió un derrame masivo no reportado en la costa noroeste de Trinidad. Un video publicado en Facebook muestra aguas negras cerca de Chaguaramas, el sitio de un importante parque nacional. La fuente del derrame sigue siendo desconocida.

Tales catástrofes son comunes en Trinidad, que durante 110 años ha sido el principal productor de petróleo del Caribe, y deben servir como advertencia para Guyana. La perforación de crudo marítimo va de la mano de fugas, rotura de barcazas y mal funcionamiento de la plataforma. En mi experiencia, los derrames rara vez resultan en sanciones para los productores de petróleo y gas.

Guyana. /Wikimedia Commons

Según un informe de junio de 2017 de la Agencia de Protección Ambiental de Guyana, los bosques y ecosistemas del país están, en la actualidad, casi intactos. Para mantener a Guyana en una posición prístina incluso a medida que crece el sector del petróleo y el gas, los sistemas adecuados de gestión ambiental son fundamentales.

Evitando la maldición de los recursos

La administración de ingresos supone otro gran signo de interrogación ahora mismo. Desde Irán hasta Nigeria, la experiencia mundial confirma que el conflicto social y la inestabilidad económica se producen cuando los ingresos provenientes de la perforación, la minería y similares se distribuyen de manera desigual.

Esto se llama maldición de los recursos y Guyana debe moverse rápidamente para evitarlo. Las últimas encuestas de opinión muestran que el público guyanés tiene poca fe en la capacidad de liderazgo tanto del gobierno como de la oposición. De hecho, la mala administración de sus industrias azucareras y de extracción de minerales plagadas de corrupción despierta dudas sobre si la próxima ganancia inesperada del petróleo beneficiará realmente a los ciudadanos.

El gobierno parece ser consciente de estos riesgos de gestión financiera. El 26 de octubre, Guyana se convirtió en el último miembro de la Iniciativa de Transparencia de las Industrias Extractivas, un organismo de control internacional que se asocia con organizaciones como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Además de monitorear la gobernanza de los recursos, la iniciativa requiere divulgaciones financieras completas obligatorias para "demostrar el compromiso con la reforma y la lucha contra la corrupción".

Un siguiente paso crítico sería establecer un fondo soberano de riqueza, siguiendo los buenos ejemplos de Trinidad y Noruega. Este tipo de cuenta de ahorro nacional garantiza que los ingresos petroleros se inviertan y gasten de una manera que trascienda los ciclos políticos y las generaciones.

Conflictos étnicos

Hay buenas razones para preocuparse por el futuro de Guyana como una potencia petrolera. Aunque el país ha disfrutado de una relativa estabilidad política en la última década, su sociedad es díscola. La política en Guyana (cuya población es 29% afroguyanesa y 40% indoguyanesa) se divide en líneas raciales, con los dos principales grupos étnicos compitiendo por el dinero y el poder. Las protestas en 2012 mataron a tres personas y más disturbios ocurrieron a principios de este año.

Desafíos aparte, Guyana también tiene algunas bases sólidas para el desarrollo económico. Su población bien educada y su clima financiero abierto y orientado al mercado lo convierten en un destino atractivo para compañías estadounidenses, chinas, mexicanas y brasileñas, entre otras. De 2006 a 2015, la inversión extranjera directa (principalmente en los sectores de minería, turismo y telecomunicaciones de Guyana) dejó, de media, 188 millones de dólares anuales, lo que representa el 7,9% del producto interno bruto. Lo que seguramente crecerá una vez que el petróleo comience a fluir.

Trinidad y Tobago, que ha estado brindando asistencia técnica a Guyana desde 2016, se ayuda a sí misma. Además de ayudar a su vecino a desarrollar su experiencia en energía y gas, Trinidad espera que su propia refinería pronto comience a procesar crudo guyanés. De una forma u otra, la riqueza petrolera transformará a Guyana. Con una política económica sólida y un liderazgo reflexivo, podría ser para mejor.

* Este artículo ha sido escrito por , profesor de Relaciones Internacionales, en la Universidad de las Indias Occidentales, en Jamaica. 

Traducido por Beatriz de Vera. Este artículo se publicó originatmente en 'The Conversation'.
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