La ciencia juega su Mundial

Copa Rusia 2018

Fútbol y neurociencias: en la cancha, inteligencia y en la tribuna, pasión

"El cerebro" Iniesta en un partido de la selección española contra su similar chilena
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Siguiendo con los artículos que combinan fútbol y ciencia, dos de nuestras pasiones. En N+1 estamos tocando esta vez el tema del deporte rey y las neurociencias como preparación al Mundial de Fútbol Rusia 2018, en N+1. ¿Qué pasa por la cabeza de un hincha o un jugador de fútbol mientras observa a su equipo? ¿Qué zonas del cerebro se activan y que emociones se expresan? 

Los eternos enamorados

Todo aquel hincha que alguna vez ha sentido lo devastador que puede ser ver  a tu equipo favorito perder un partido con un gol en el último minuto, o que ha sentido la alegría incontenible que representa ganar una copa o conseguir una clasificación, puede dar fe de que el estudio realizado por la Universidad de Coimbra en Portugal es cierto: los hinchas actuamos como enamorados.

Según el estudio Amor tribal: la correlación neural del compromiso pasional en fans de fútbol, publicado en abril del 2017 en la revista SCAN - Social Cognitive and Affective Neuroscience, las regiones del cerebro que se activan durante un gol, son las mismas que se activan durante una experiencia de amor romántico. "Hemos podido comprobar que los sistemas neuronales que se activan son muy semejantes al del amor romántico", dijo el neurocientífico Miguel Castelo-Branco, a cargo de la investigación.

El equipo del Instituto de Ciencias Nucleares Aplicadas a la Salud, liderados por Castelo-Branco, estudio durante 3 años a 56 hinchas del club de fútbol Académica de Coimbra y del Porto de Portugal. Los sujetos fueron 54 hombres y 2 dos mujeres entre las edades de 21 y 60 años, a quienes se les hizo observar videos con los mejores, neutros y peores momentos de sus equipos favoritos.


Los hinchas sudamericanos son especialmente conocidos por su pasión
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Los investigadores encontraron que ante un gol favorable se activaban circuitos cerebrales de recompensa en los hinchas, tal y como ocurre cuando se experimenta un amor romántico. Lo interesante fue que también se activó la amígdala, una zona del cerebro relacionada con las emociones, por lo que el amor del hincha es más cercano al del enamorado que recién se ilusiona con su pareja que al del esposo que ama a su compañera de años.

Otro fenómeno que los científicos encontraron es uno que los hinchas conocen muy bien. El cerebro es selectivo a la hora de retraer los recuerdos. ¿Alguna vez has intentado recordarle a un hincha rival el campeonato que se celebraste en su estadio y te ha contestado que no lo recuerda? Bueno, no es su culpa, sus circuitos de memoria emocional recuerdan mejor un gol de su equipo que la victoria del adversario.

“La pasión tiende a prevalecer sobre los contenidos más negativos”, explica en el paper, Castelo Branco. “La derrota del rival tiende a ser suprimida de la memoria emocional. El estudio destaca los aspectos positivos de esta forma de amor tribal, y que el cerebro dispone de mecanismos para suprimir contenidos negativos; por eso, parece que el cerebro tiene mecanismos de protección contra memorias susceptibles de llevar al odio tribal”. 


Hinchas del FC Dallas en EE.UU
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El futbolista juega en automático

Aunque a menudo se suele ver con cierto desprecio intelectual al futbolista, por considerarse que realiza una actividad que no requiere mucha inteligencia; la verdad es que es una compleja actividad humana en la que participa todo el cerebro.

Por ejemplo, solamente para moverse a lo largo del campo el futbolista necesita de su corteza motora, una parte que está ubicada en el lóbulo frontal. Esta zona a su vez organiza la actividad neuronal que requiere planificar y ejecutar en cuestión de segundos las jugadas necesarias en un partido de fútbol. El cerebelo, por otro lado, ayuda a que los movimientos a realizar por el deportista estén bien coordinados y sean precisos.


El franco-argelino Zinedine Zidane es uno de los pocos genios del futbol que hacian ver este complicado deporte como algo sencillo
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Sin embargo, de acuerdo a Ignacio Morgado Bernal, director del Instituto de Neurociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona, “la corteza motora no planifica los movimientos a ciegas, pues se basa para ello en las cortezas posteriores del cerebro, la parietal, la occipital y la temporal, que permanentemente le envían información sobre el estado del cuerpo y sus miembros, y sobre la visión y los sonidos del terreno de juego, los demás futbolistas, el entrenador y el público”.

“Esa información permite a la corteza motora corregir permanentemente los movimientos del futbolista en cada jugada cuando estos son erróneos o poco certeros”, continúa Morgado Bernal en el diario El País.

Sin embargo, la velocidad con la que juegan los futbolistas de élite usualmente hace parecer todo ocurre de manera automática y no hay mucho que pensar. La verdad, resulta, es mucho más compleja y sorprendente porque los deportistas ya han practicado tanto estos movimientos que la corteza cerebral deja de ser imprescindible y otras zonas del cerebro como los ganglios basales: el pálido, el putamen, el caudado, la sustancia negra y el cerebelo toman el control de los movimientos. El fútbol se juega en automático.

¿Y las emociones sobre "el verde"?

Aunque a diferencia del hincha, el futbolista debe ser más racional, no está libre de ser parte de las emociones y se suele contagiar del estado de ánimo del público. Si los asistentes al partido están en silencio, el jugador sentirá el bajón anímico; pero por otro lado, si  el público presiona demasiado, el jugador puede sentir la presión y caer en el error. Aunque esto también dependerá de la fortaleza anímica del deportista.

Además, como se sabe, las emociones se contagian. Si el deportista ve a sus compañeros preocupados, inconscientemente entenderá que hay razones para estar preocupado. Lo contrario también puede ocurrir, si todo el equipo tiene gesto confiado, entonces el jugador se sentirá más seguro. En ocasiones, esta motivación puede ayudar a remontar resultados aparentemente imposibles, como el empate, y posterior victoria del Liverpool inglés contra el Milan de Italia en la final de la UEFA Champions League el año 2005. 

 

Si quieres seguir nuestras notas que ven a este deporte tan apasionante desde la perspectiva de la ciencia y tecnología, no dudes en visitar nuestros anteriores artículos en donde hablamos sobre el genio de Lionel Messi, la competitividad de Cristiano Ronaldo o el estadio Luzhniki donde se jugará la final del Mundial

 

Victor Román
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma

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