Impuestos a comida chatarra le sumarían medio millón de años de vida a los australianos

Aumentar los impuestos a la comida chatarra y subsidiar opciones alimenticias más saludables, como los vegetales y las frutas, podría ahorrarle al gobierno australiano miles de millones de dólares, al prevenir esta política enfermedades entre la población del país y mejorar su calidad de vida integralmente. El estudio de la Universidad de Melbourne, publicado en PLOS Medicine, arrojó que esta doble vía es más eficaz que medidas únicamente enfocadas en disuadir el consumo con mayores cargas impositivas.
De acuerdo con datos del Foro Económico Mundial, México es el segundo país —solo superado por Chile— en consumo de bebidas gaseosas. Al ser desde hace varios un problema de salud pública en la nación norteamericana, por su incidencia en los altos índices de obesidad infantil y diabetes, la medida tomada en 2014 fue aumentar la carga impositiva sobre el consumo de estos refrescos.
A nivel tributario, le fue bien al gobierno mexicano con la norma: en los dos primeros años de la misma, se pudo recolectar cerca de 100 millones de pesos, algo de US$5 millones, significando un incremento del 30% aproximadamente en la recaudación. No obstante, el gobierno no dio muestras claras de reinversión del dinero en programas de salud preventiva que promuevan una alimentación más saludable y, lo peor, el consumo no se vio dramáticamente afectado. Aún 158 calorías diarias de la dieta promedio mexicana provienen del consumo de gaseosas (una lata de estas bebidas contiene entre 100 y 150 calorías). En México se toman 160 litros de refrescos azucarados por persona cada año, a pesar del aumento de precios por los impuestos.
Es por ello que la propuesta del equipo australiano es aumentar los impuestos no solo en las comidas/bebidas azucaradas, sino también en las de alto contenido de sal y/o grasas saturadas, exceptuando la leche y las carnes. Todo ello, acompañado de incentivos económicos para abaratar el precio de comidas saludables e incrementar de esta manera su consumo, sin aumentar los gastos promedio de la canasta familiar.
Los modelos matemáticos desarrollados por el equipo, encabezados por la especialista en economía de la salud Linda Cobiac, demostraron que el enfoque combinado agregaría casi 500.000 años adicionales de vida saludable a la población de Australia, de 23 millones. También le ahorraría al estado australiano cerca de A$3.000 millones (unos US$2.300 millones) en costos de atención médica por el resto de vida de todos los australianos vivos hoy.
Para calcular estas cifras, el equipo examinó investigaciones anteriores sobre cómo los impuestos cambian los hábitos de compra de la gente. También revisaron los vínculos entre la dieta y la obesidad, las enfermedades del corazón, la diabetes y el cáncer, para calcular cuánto le cuestan estas enfermedades al sistema de salud pública.
Hasta la fecha, el gobierno australiano no ha ejecutado planes de gravar los alimentos no saludables o subsidiar frutas y hortalizas. Más bien, ha desoído las voces que hace algunos años vienen pidiendo aumento de impuestos a la comida chatarra y protección al menor en temas de publicidad de estos alimentos, pues 25% de ellos tienen sobrepeso u obesidad. La administración del país anunció recientemente que alentará a la industria alimentaria a fabricar productos con menos azúcar, sal y grasas saturadas, y más cereales integrales y verduras.
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