La fruta es la responsable de que veamos la vida en colores

Varitas (verde) y conos (rojo) en la retina. 
National Eye Institute

 

La investigadora Amanda Melin de la Universidad de Calgary, en Canadá, descubrió que durante el proceso evolutivo de los primates, estos desarrollaron la visión tricolor para encontrar más fácilmente las frutas de colores brillantes en medio del follaje. Los resultados de este trabajo fueron presentados en la reunión anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS) en Boston, así como en la revista Science. 

En la retina de los humanos, y la mayoría de primates, se encuentran unos conos (células foto sensibles) de tres tipos que perciben distintas longitudes de ondas de luz. Estos conos proveen de tres colores, o mejor dicho, de una visión tricromática, que permiten distinguir el rojo, verde y azul del espectro de la luz. Sin embargo, hasta ahora, no se comprendía de manera suficiente cómo surgió esta visión en el proceso evolutivo y cuál es su propósito. 

Para responder a estas preguntas, Melin observó 80 macacos salvajes en los bosques de Puerto Rico, quienes tienen una diferencia genética para tener una visión bi- o tricromática. A parte del registro de las características de su comportamiento, los investigadores realizaron una simulación por computadora de su aparato visual. Sobre todo, se identificó los genes responsables de la visión a colores en distintos primates, en relación a las tupayas y los dermópteros, y otras especies de mamíferos menores, para estudiar la evolución de la visión a color. 

Los resultados de la investigación revelaron que quienes poseen visión tricromática encuentran más fácilmente las frutas maduras y las hojas más nutritivas en las ramas de los árboles. Pero a su vez, los monos “daltónicos” detectan mejor a los insectos enmascarados (mimetizados), lo que podría significar de que el daltonismo también pudo ser una adaptación evolutiva. 

Adicionalmente, Melin descubrió que los cambios en la percepción de la luz ultravioleta y el azul-morado, identificable a simple vista, devino en un incremento significativo de la agudeza visual, la que, a su vez, ocurrió durante la separación entre los primates y los dermópteros. También se ha descubierto que la “ceguera” de un color es una característica propia de los primates y el resultado de un continuo incremento en la agudeza visual tricromática durante el proceso evolutivo, que hacía necesaria una mayor diversidad de genes fotosensibles. 

Un estudio previo, hecho por las universidades de Berkeley y Harvard, describió que la forma irregular de la pupila de los cefalópodos (un tipo de molusco) les permite diferenciar varios colores, a pesar de que solo cuentan con un tipo de fotoreceptor. En otro estudio, científicos europeos descubrieron el sistema óptico de una cianobacteria, lo que viene a ser el sistema óptico más primitivo conocido a la fecha. Por su parte, investigadores de Canadá encontraron que el grupo más simple de dinoflagelados tienen un tipo de ojo que consiste en una estructura con funciones similares al cristalino, córnea, pupila y retina. 

 

Oleg Lishchuk
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