El oído de las primeras ballenas era similar al de mamíferos terrestres

Ilustración de una de las ballenas encontradas en Togo. /M.J. Orliac. Universidad de Montpellier

Los primeros cetáceos pasaban tiempo tanto en el agua como en la tierra y su sistema auditivo era más parecido al de sus parientes terrestres que al de las ballenas actuales. Así lo asegura una nueva investigación, publicada en Current Biology, que ha analizado restos fósiles de estos animales con 45 millones de años de antigüedad.

Estos cetáceos poseen un agudo sentido de la audición para su existencia submarina, pero muestran grandes diferencias entre ellas en cuanto a la capacidad auditiva. Las ballenas barbadas, por ejemplo, sintonizan los sonidos infrasónicos (frecuencias demasiado bajas para el oído humano) para comunicarse a largas distancias, pero las ballenas dentadas hacen exactamente lo contrario, utilizan frecuencias demasiado altas, es decir, ultrasónicas. Según los científicos, de la Universidad de Montpellier (Francia) la especialización de la audición infrasónica o ultrasónica, tal como se observa en las especies modernas, evolucionó cuando se volvieron totalmente acuáticas.

Este argumento se basa en sus descubrimientos de que las ballenas conocidas como 'protocétidos', que pasaban tanto tiempo en el agua como en la tierra, parecen tener una capacidad auditiva más similar a sus parientes terrestres (incluyendo cerdos, hipopótamos y camellos). La falta de especialización en audición de los 'protocétidos' sugiere que las primeras ballenas no podían ecolocalizarse y comunicarse a través de llamadas de larga distancia, tal como lo hacen los cetáceos modernos, como ballenas y delfines.

Los investigadores llegaron a esas conclusiones basándose en el estudio de fósiles de estas ballenas de 45 millones de años, encontrados en depósitos marinos de Togo, en África Occidental. Con micro-tomografía computarizada el equipo pudo analizar las cavidades internas del hueso petroso, que alberga los órganos de la audición y el equilibrio. Los investigadores destacan la importancia de estudiar estos primeros cetáceos para obtener una imagen precisa de su historia evolutiva e indican que su pasado evolutivo es más complicado de lo que se había descrito anteriormente.

La ballena, concretamente la ballena azul, es el animal más grande del mundo. Con sus veintitantos metros de longitud y más de 100 toneladas en promedio, este cetáceo tiene el récord Guinness de tamaño. El porqué de su volumen, ha sido una incógnita para los científicos hasta hace muy poco tiempo. La conclusión de un reciente estudio es que las ballenas barbadas probablemente empezaron a crecer hace solo 3 millones de años, cuando el ecosistema sufría una gran transformación a escala global. Las capas de hielo se expandían en el norte, y los escurrimientos traían nutrientes al mar. Había, además, un incremento de vientos marinos que traía más nutrientes desde las profundidades, donde las aguas profundas reemplazaban a las más superficiales. Esto resultó en un florecimiento de fitoplancton, que a su vez generó el aumento de zooplacton como el krill. La comida de las ballenas se empezó a concentrar en ciertos lugares durante ciertos momentos del año. De este modo, el ser más grande, por ejemplo, se ponía fuera del alcance de depredadores. Su enorme boca les permitía comer más zooplancton. Y también, cuantas más reservas, las migraciones podrían ser más largas que las de las ballenas más pequeñas, lo que significaba acceso a más y mejores fuentes de alimento en aguas más lejanas.

Beatriz de Vera

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