Los dinosaurios sudamericanos han dado de qué hablar en los últimos días. Hace poco fue nombrado oficialmente el Patagotitan mayorum, posiblemente el ser vivo más grande que haya andado sobre la faz de la Tierra. Por otro lado, se determinó que el siempre difícil de clasificar Chilesaurus, podría ser el eslabón perdido entre los dinosaurios herbívoros. ¿Te sorprende? Pues Sudamérica, o su versión antigua, que formó parte de la Pangea, albergó a más que unos cuantos de reptiles prehistóricos. Aquí compilamos a algunos de los más sorprendentes, incluyendo a ciertos que harían temblar al feroz y mucho más promocionado Tyrannosaurus rex.
El más grande de todos
Reconstrucción del dinosaurio 'Patagotitan mayorum'. /Museo de Paleontología Egidio Feruglio
¿Morirías de miedo si te encontraras a un Tyrannosaurus rex mientras paseas en el campo? A un tiranosaurio le pasaría lo mismo si se topase con el recién nombrado Patagotitan mayorum, el dinosaurio más grande que ha poblado la Tierra, encontrado hasta ahora. Con 69 toneladas, este herbívoro gigante era tan pesado como un transbordador espacial. Este saurópodo (con el peso similar al de 14 elefantes africanos) y casi 40 metros vivió hace 101 millones de años y habitó, como su nombre lo dice, la Patagonia. Aquí, una imagen para que te hagas una idea de lo que era.
El retador
Pero antes del Patagotitan, estuvo el aún más estudiado Argentinosaurus. Científicos de la Universidad de Oxford, allá por el 2014, sugerían que este, con sus 90 toneladas, era el dinosaurio más grande de la historia. Saurópodo, es decir, también herbívoro, el Argentinosaurus también habitó en la zona patagónica midiendo unos 30 metros. Se estima que vivió hace 90 millones de años. Sus restos son expuestos en el Museo Cármen Funes, en Plaza Huincul, Argentina, así como en el Museo Fernbank de Historia Natural en Georgia.
El eslabón perdido
El Chilesaurus vivió hace 150 millones de años y lo más sorprendente y misterioso de él ha sido, desde su descubrimiento,, su extraña colección de características físicas, lo que dificultó su clasificación: tenía la cabeza de un carnívoro, pero sus dientes eran solo útiles para comer vegetales. Hace poco, quienes estudiaban a esta bestia herbívora del Jurásico superior similar a una rapaz determinaron que podría el eslabón perdido entre los dinosaurios hervíboros y, por ejemplo, el Tyrannosaurus rex y el Velociraptor. De ahí su importancia y papel clave en la evolución de los dinosaurios.
El carnívoro más grande
El tiranosaurio rex también se vio superado por su primo sudamericano terópodo Giganotosaurus, el más grande carnívoro de su clase. Más veloz que el rex, aunque no necesariamente más inteligente, el Giganotosaurus era tan feroz que evidencias sugieren que se habría alimentado del propio Argentinosaurus. Vivió hace aproximadamente 99 a 97 millones de años, también en la Patagonia.
El ladrón más grande
Ágiles, emplumados y depredadores, los dromeosáuridos (o lagartos corredores), también estuvieron (además de Norteamérica y Eurasia) en el hemisferio austral. Precisamente, el Austroraptor, de hace unos 70 millones de años, es el corredor más grande descubierto en Sudamérica, de 226 kilogramos aproximadamente y 4.5 entre cabeza y cola. No es, ni por asomo, competencia para el Utahraptor, de una tonelada; lo que sí lo distinguía era la pequeñez desproporcionada de sus antebrazos, en una relación mucho más desventajosa que otros de su especie.
El ladrón misterioso
Recreación de un megaraptor, familia de los Murusraptor. Wikimedia Commons
Causó revuelo el año pasado el descubrimiento del Murusraptor barrosaensis, también en la Patagonia argentina. Apodado ‘el gigante ladrón’, tenía garras de gran tamaño en forma de hoz en los dedos, y eran rápidos, ágiles e inteligentes. En longitud habría desafiado al Austroraptor, con unos 6 metros de largo. Su clasificación exacta permanece en discusión. Alguna vez considerados como dromeosáuridos, han sido clasificados tanto como carnosaurios alosauroideos como celurosaurios tiranosauroideos.
El que comía de todo
Nobu Tamura
Se le conoce como Panphagia (nombre que en griego significa comer de todo), y es uno de los primeros prosaurópodos, los más delgados y esbeltos predecesores de los gigantes saurópodos del Mezosoico. Su nombre lo define. Hace 230 millones de años, entre el Triásico Tardío y el Jurásico Temprano, los prosauropodos eran omnívoros: su dieta incluía lagartijas, otros dinosaurios, pescado y plantas, siendo esto último, su base dietética. Medía solo 1.3 metros de longitud.
El pequeño vegetariano
Pocos fósiles de ornitópodos (dinosaurios bípedos con pie de aves) han sido vistos en Sudamérica. Uno de esos pocos es Anabisetia (llamado asípor la arqueóloga que lo descubrió), y relevante porque ser uno de los mejores récords fósiles. De hace unos 95 millones de años, solo midió 2 metros de largo, era unos 60 cm alta, y llegó a pesar 20 kilogramos.
Un carnívoro con una hoz en la mano
El Megaraptor, primo del tiranosaurio, vivió hace unos 98 millones de años. Fue un terópodo carnívoro de entre 8 y 9 metros de largo y de constitución robusta. Su característica más llamativa fue, sin duda, una garra en el dedo en forma de hoz de 42 centímetros de largo: nadie querría ser pisoteado por esta bestia.
El carnívoro adornado
Lida Xing and Yi Liu
Era la séptima parte de su contemporáneo Tyrannosaurus Rex, aunque el gusto por la carne del Carnotaurus era el mismo. Sus brazos, pequeños hasta para los propios terópodos, eran un sello distintivo; aunque aún más lo era unos cuernos triangulares sobre sus ojos, haciéndolo el dinosaurio carnívoro más adornado de su grupo.
El más grande del Brasil
Comparación entre dinosaurios brasileños. El más grande es el magnificus.
Difusión
El año pasado se anunció el descubrimiento del Austroposeidon magnificus, el dinosaurio más grande de Brasil. Vivió hace 66 millones de años, medía hasta 25 metros de largo y se podía comer partes de árboles fácilmente. Lo anecdótico de la noticia fue que los restos del reptil mesozoico fueron hallados en un almacén, donde permanecieron 60 años, habiendo sido vistos por primera vez en 1953.
Daniel Meza
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