Robots impactan en el mercado laboral alemán

Consecuencias y retos, según reciente estudio

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La consultora internacional PwC reveló en marzo de este año un estudio que pintaba un escenario apocalíptico para el mercado laboral —para humanos, valga la aclaración— en los Estados Unidos para el año 2032: el 38% de la fuerza laboral estadounidense, para ese entonces, será reemplazado por máquinas e inteligencia artificial. De acuerdo con esta investigación, ningún lugar en el mundo será tan golpeado como este país al considerar la masificación del uso de máquinas y computadoras en labores que van desde el ensamblaje de maquinaria, la construcción y la vigilancia a extremos como la producción de noticias y el diagnóstico médico.

No obstante, una foto del momento actual es clave para poder prefigurar el escenario del futuro cercano y Alemania (que en el estudio de PwC tiene en riesgo al 35% de sus trabajadores) es el sitio idóneo para ello.

Alemania, la fábrica del mañana

En la nación germana, hay 8 robots trabajando por cada 1.000 humanos (4 veces más que en EE.UU.), una cifra alcanzada en el marco de un proceso de automatización que se inició hace 20 años. No es de extrañar: de las 10 principales firmas de desarrollo robótico industrial en el mundo, 8 son japonesas y el resto, alemanas. El país no solo es un intenso exportador de tecnología de este tipo, sino también un ávido consumidor. La penetración de las máquinas y el marco de tiempo en que se ha dado motivó a un equipo de investigadores asociados al Centro de Investigación para Políticas Económicas a analizar el caso: ellos no encontraron pruebas de que los robots causaran pérdidas de empleo en el país.

Aun así, su llegada al mercado laboral “induce cambios distributivos notables”, de acuerdo con un artículo con respecto a la investigación publicado por los autores de la misma.

“Pese a que los robots no afectan al empleo en su totalidad, tienen efectos muy negativos en el empleo industrial en Alemania. Calculamos que un robot adicional reemplaza a dos obreros en promedio. Esto implica que alrededor de 275.000 puestos de trabajo a tiempo completo en fábricas han sido destruidos por robots en el período 1994-2014. Sin embargo, esas considerables pérdidas son totalmente compensadas por un aumento de trabajos fuera del sector manufacturero [particularmente, en el sector de servicio]”, señala el texto.

¿Quién gana con todo esto?

Al cambio en la distribución de la fuerza laboral del país, se suma un disminución en los rangos salariales de los puestos laborales más expuestos a ser reemplazados por robots, esto es, operarios y obreros cuyas labores requieren de mínima formación y/o entrenamiento. “[…] Este grupo de trabajadores medianamente calificados representa casi el 75% de todos los individuos de nuestra muestra. Están excesivamente representados en ocupaciones manuales y de rutina intensiva, como los operadores de máquinas, que pueden volverse algo obsoletos, porque los robots, por definición, ya no requieren de un operador humano, sino que tienen el potencial de realizar muchos pasos de producción de manera autónoma. Esos trabajadores sufren de menores salarios y pérdidas acumuladas de ganancias causadas por robots, pero ni siquiera para ellos encontramos un mayor riesgo de desplazamiento, más bien efectos positivos en el empleo”.

Claro está, toda historia tiene dos lados y para los dueños del capital y los profesionales altamente calificados, los robots parecen ser más bien beneficiosos para su lugar en el mercado, ya que aumentan la productividad media y la producción total neta de la masa salarial sin necesidad de aumentar los salarios medios. En otras palabras, los robots han contribuido a la disminución de la participación en el ingreso laboral y a que la mayoría de las rentas generadas por esta nueva tecnología vayan a parar a manos de los dueños del capital. “Para ellos, así como para los trabajadores calificados con altos niveles de capital humano, los robots han sido amigos en el mercado de trabajo. Pero para la mayoría de los trabajadores de baja y mediana calificación, la relación es más difícil”, concluye el texto.

Algunos actores políticos e incluso del sector tecnológico, a la luz de este fenómeno, se han mostrado a favor de aumentar los impuestos a las empresas que reemplazan la mano de obra humana por robots. Bill Gates ya se ha expresado a favor de ello. Otros modelos propuestos para una economía laboral del futuro son los sugeridos por el emprendedor tecnológico Elon Musk, que ante la eventual captura de la totalidad de empleos por robots e inteligencia artificial en el futuro, ha señalado la necesidad de establecer una pensión universal para distribuir equitativamente la riqueza en el mundo. Un mundo donde lo que sí va a sobrar es tiempo libre.

Hans Huerto

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