Henrietta Lacks, la mujer a la que la medicina robó sus células inmortales

Henrietta Lacks. /Wikipedia
La medicina le debe mucho a Henrietta Lacks. Pero la historia de esta mujer afroamericana nacida en 1920 en Roanoke, Virginia (EE.UU.) que revolucionó, sin saberlo, la ciencia médica en la década de los 50 del siglo pasado, es la de una contribución excepcional y también la de un triste y vergonzoso robo. Sin que nadie le pidiera consentimiento, y sin ni siquiera tener constancia, Lacks se convirtió en donadora involuntaria de células de su tumor canceroso, que fue cultivado por George Otto Gey para originar una línea de cultivo celular inmortal, que, en su honor, reciben el nombre de células HeLa.
Con las billones de células de esta mujer que murió con solo 31 años el 4 de octubre de 1951, se han realizado más de 70.000 experimentos científicos en todo el mundo. Pero pese a haber hecho una contribución tan crucial a la investigación oncológica, nadie pidió permiso ni a ella ni a algún familiar para usar sus células y su familia tuvo que luchar varios años por sus derechos.
Células HeLa. /Wikipedia
En 1942, Henrietta Lacks decidió mudarse a Baltimore, en búsqueda de trabajo cultivando tabaco, abundante en ese entonces por causa de la guerra. A 10 kilómetros de donde vivía Henrietta estaba el laboratorio del doctor George Gey, que estaba convencido de que encontraría la clave para librar al mundo del cáncer dentro de las células humanas y había invertido 30 años de trabajo en cultivar células tumorales para lo que mezclaba tejidos cancerosos con sangre de gallinas vivas, con la esperanza de que esas células enfermas vivieran y se reprodujeran para poder estudiarlas fuera del cuerpo. Pero, como parece lógico, estas células morían.
En 1951, Lacks fue llevada a la consulta de este médico por un sangrado anormal entre menstruaciones y dolor abdominal, que resultaron ser consecuencia de un cáncer cervical. Al examinar el cérvix, el doctor encontró un tumor extraño y tras la muerte de la paciente, a la que el tratamiento no le hizo efecto, el médico guardó las células de su tumor, porque había descubierto que éstas podían cultivarse en el laboratorio indefinidamente.
Fotograma de 'La vida inmortal de Henrietta Lacks' protagonizada por Oprah Winfrey. /Vimeo
Las HeLa se han usado para obtener la vacuna de la polio, identificar la causa del cáncer de cuello de útero, desentrañar parte del funcionamiento del virus del sida o realizar investigaciones sobre clonación. Pero Henrietta Lacks murió pobre y fue enterrada bajo una lápida anónima y, durante décadas, sus hijos no fueron conscientes de la excepcional contribución que había hecho su madre. Ahora, una película protagonizada por Oprah Winfrey pretende deshacer en parte el agravio. La vida inmortal de Henrietta Lacks se estrenó en julio de este año en la cadena HBO y es la adaptación del libro que publicó Rebecca Skloot en 2010, la periodista que desenmascaró el origen de estas células inmortales que han salvado millones de vidas, menos las de su propietaria.
Beatriz de Vera
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