El NOAA anuncia que eventual La Niña en 2018 traería nuevos graves huracanes al Atlántico

Imagen satelital del huracán Irma, uno de los más graves de la temporada 2017 (Wikimedia Commons).
Tras una de las más intensas temporadas de huracanes en la última década (Irma y Harvey le han costado a EE.UU. más que Katrina, US$290.000 millones, y María le costó a Puerto Rico entre US$40 y 85 mil millones), el Océano Atlántico podría repetir este amargo plato en 2018 si el fenómeno La Niña, que parece probable, se manifiesta en los próximos meses y persiste hasta el próximo verano.
Existe una probabilidad del 55 al 65% de que La Niña aparezca antes del invierno estadounidense, de acuerdo con los pronósticos publicados la semana pasada por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA).
La Niña es una de las dos fases de la Oscilación Sur El Niño (ENOS), en que las temperaturas superficiales del agua cerca del Pacífico ecuatorial cambian, lo que afecta el clima desde el Pacífico hasta el Atlántico.
Ambas fases intensifican los huracanes en un océano y los debilitan en el otro. Las condiciones de La Niña tienden a potenciar dicha actividad en el Atlántico y a reducirla en el Pacífico central y oriental, mientras que El Niño hace lo contrario (sus fuertes vientos pueden incluso neutralizar huracanes en formación o algunos ya circulando).
Las condiciones de La Niña generalmente duran alrededor de 9 a 12 meses, y algunos ciclos pueden persistir hasta por dos años, durante los cuales se pueden prever nuevas temporadas de huracanes severas.
La próxima actualización de La Niña de NOAA será el 9 de noviembre y aunque esta logre manifestarse, no es un hecho que ello vaya a generar huracanes tan graves, aunque la posibilidad es alta.
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