El 25 de octubre del 2017, los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS) entablaron una videollamada poco común. Desde la Tierra, a más de 400 kilómetros debajo de ellos, el jefe de la Iglesia Católica les saludaba y les preguntaba sobre la vida en el espacio.
Además de la experiencia de vivir en los cielos, los 6 astronautas y el Papa tocaron otros temas como el amor, la fragilidad de nuestro planeta, Dios, el lugar del hombre en la naturaleza y nuestro origen. "La astronomía nos hace pensar en los ilimitados horizontes del universo e incita preguntas como ¿de dónde venimos, hacia dónde vamos?", reflexionó el Papa argentino.
Aunque no era la primera vez que un Sumo Pontífice se comunicaba con una tripulación de la ISS, sí recalcaba una agenda que el actual Papa quiere tener en su mandato: la ciencia y sus maravillas no son ajenas a la iglesia católica.
Papa Francisco conversando con la tripulación de la ISS
Getty
Primeros pasos
Antes de llegar a ser el Papa Francisco, el cardenal de Buenos Aires o siquiera sacerdote, Jorge Mario Bergoglio fue un muchacho que siempre mostró la curiosidad innata que uno encuentra en los científicos. Según su hermana María Helena, Jorge sentía una atracción particular por las ciencias exactas y en especial por la química.
Aunque distintos medios han dicho que Bergoglio estudió, justamente, ingeniería química, la verdad es que solo tomó un curso a los 21 años en la Escuela Secundaria Industrial Hipólito Yrigoyen. Este curso le valió el grado de técnico y luego un puesto de trabajo en el laboratorio Hickethier-Bachmann, donde se desempeñó realizando análisis bromatológicos.
A la derecha, un joven Jorge Bergoglio con la caracteristica bata de los quimicos
Sergio Rubín
No se descarta que este primer encuentro con las ciencias básicas haya influido aún más en el actual Papa, pero sin duda su educación posterior a cargo de la orden religiosa “Compañía de Jesús” (Jesuitas) es la que terminó por enmarcarlo en la búsqueda del conocimiento.
A diferencia de otras órdenes religiosas que tienden a dar una lectura mucho más estricta de las escrituras, los Jesuitas son menos dogmáticos y se enfocan más en la educación y la ciencia. No es casualidad que durante siglos hayan sido considerados los “líderes intelectuales del catolicismo” y hayan tenido diversos científicos entre sus filas. De hecho, George Lemaitre, quien propuso la teoría del Big Bang; y Guy Consolmagno, ex director del Observatorio Vaticano, pertenecen a la Compañía de Jesús.
Fascinación por el universo
Una vez conocidos estos antecedentes es sencillo entender porque la actual cabeza de la iglesia católica, a diferencia de otros líderes religiosos, le da esa importancia a la ciencia. En especial a la ecología, el espacio y la cosmología.
“El Big Bang es pertinente como teoría del origen del Universo, y no se contradice con la noción de la Creación, sino que por el contrario, la exige”, dijo en una ocasión Francisco, dejando en claro cuál era su posición frente a un tema que durante años fue motivo de conflicto entre la iglesia católica y la comunidad científica.
Francisco y el Prof. Stephen Hawking en un encuentro en la Academia Pontificia de las Ciencias de la Santa Sede
L’Observatore Romano AP
Otro tema espinoso para las religiones de origen cristiano y que el Papa no tuvo temor de tocar, fue el de la evolución. “La evolución y Dios no son excluyentes, todo lo contrario, van de la mano”, dijo en un discurso ante la Academia Pontificia de las Ciencias de la Santa Sede.
Además en noviembre del 2016, en una de esas mismas plenarias, Francisco tuvo un encuentro con el renombrado físico Stephen Hawking. En aquella ocasión, ambos intercambiaron ideas con respecto a las distintas visiones cosmológicas, y aunque en algún momento pudo haber habido incomodidad por los apasionamientos propios de los ponentes, ambos estuvieron de acuerdo en que debíamos hacer todo lo posible por cuidar nuestro planeta.
Cambio climático
Finalmente, otro de los temas que el Papa argentino suele tocar de manera seguida es el del cambio climático (el cual suele ser negado por algunas iglesias cristianas estadounidenses). Durante la mencionada reunión con el Prof. Hawking, Francisco hizo una imploración a los científicos a unirse "en el objetivo compartido de proteger nuestro hogar común, amenazado por el colapso ecológico".
Así mismo, el Papa pidió a la comunidad científica continuar con su trabajo, los instó especialmente a proteger el medio ambiente de los políticos que carecen de una “voluntad concreta para buscar el bien común”, en clara referencia al presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, quien se ha mostrado en contra de la idea de que el cambio climático sea causado por los seres humanos.
Esta no es, ni de lejos, la primera vez que Francisco aboga por la protección del medio ambiente. Ya en su encíclica “Laudato Si” (Alabado Seas) del 2015, el Sumo Pontífice había criticado: “La Tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería... el deterioro del medio ambiente y de la sociedad afecta a las personas más vulnerables del planeta”.
Es cierto, Jorge Bergoglio no es científico. No ha publicado ninguna investigación y sus estudios son en su mayoría, teológicos. Pero su posición frente a la ciencia es destacable, y eso es mucho. Especialmente si se tiene en cuenta que lidera una institución con un pasado como el de la iglesia católica.
Victor Román
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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