De acuerdo a cifras de Naciones Unidas, más de 600 millones de mujeres viven en países donde la violencia sexual no es un delito. E incluso, en países donde sí lo es, las cifras de violencia son altas y parejas. En los Estados Unidos, por poner un ejemplo, el 15% de las mujeres informan haber sido violadas en el transcurso de sus vidas.
Por otro lado, en todo el globo, el 30% de las mujeres ha experimentado violencia sexual en sus relaciones, que van del 16% en el este de Asia al 65% en el África subsahariana central. "La tasa promedio de homicidios por parte de parejas o familiares es relativamente estable en todo el mundo", sentencia la oficina de la ONU contra la Droga y el delito (UNODC). Lo que conlleva a pensar que la violencia contra la mujer es universal. Pero ¿por qué?
Cuadro violencia contra la mujer. Los porcentajes más altos se dan en el África sub-Sahariana. /Science
Una razón cuestionada: la evolución
Una controversial respuesta a esta pregunta fue propuesta en el libro A Natural History of Rape por el biólogo Randy Thornhill y el antropólogo Craig Palmer. Ellos argumentaron que la violación es una adaptación evolutiva que permite a los hombres transmitir más de sus genes. Como era de esperarse, la tesis causó indignación. Tim Birkhead en la Universidad de Sheffield, Reino Unido, la llamó "moralmente irresponsable".
Además, los hechos hablan en contra de ella. Si bien un estudio encontró que las mujeres tienen 2,5 veces más probabilidades de quedar embarazadas después de una violación que después de unas relaciones sexuales consensuales, incluso después del uso de anticonceptivos, la tesis no explica las violaciones a otros hombres o niños.
Por otro lado, como el primatólogo Frans de Waal en la Universidad de Emory, Atlanta, señaló en una revisión del libro en The New York Times, si la violación fuera una adaptación, los violadores serían genéticamente diferentes de los no violadores y tendrían más descendencia. "No hay una pizca de evidencia para estos dos requisitos está presente", escribió. De hecho, el libro tergiversó los datos que citó, según un análisis de Jerry Coyne en la Universidad de Chicago y Andrew Berry de la Universidad de Harvard.
Una respuesta analizando los niveles de violencia
Otro intento de respuesta puede estar en la forma como se organizan las sociedades. Un análisis del informe mundial sobre violencia y salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) arroja que a violencia sexual no es más prevalente en sociedades donde los hombres superan en número a las mujeres, ni está asociada con actitudes más sexualmente liberales o reprimida en los hombres; sino a la violencia en general.
Según la antropóloga Peggy Reeves Sanday, de la Universidad de Pensilvania, que estudió el 18% de 156 sociedades consideradas como "propensas a la violación", el patrón común es un alto nivel violencia. Además de falta de crianza de los padres, ideologías que ensalzan la dureza masculina, el dominio y la competencia, y un bajo respeto por las mujeres, lo cual incluye tratarlas como propiedad y excluirlas de la vida pública, económica y política.
La antropóloga ha pasado décadas de investigación de campo con algunas de las sociedades menos sexualmente agresivas del mundo, como el Minangkabau de Sumatra Occidental. Su trabajo la convence de que si queremos reducir la violencia sexual, debemos emular a los matriarcados. "Cuando las mujeres y los hombres cooperan en aspectos de la vida cotidiana, no se produce abuso sexual" explica.
Sin embargo, se debe aclarar que los Minang no son exactamente una sociedad matriarcal, sino matrilineal. Aunque las propiedades pasen de madre a hija, no ocurre lo mismo con el poder político o económico. Además, está el problema de que, históricamente, los matriarcados a pesar de ser más pacíficos e igualitarios, siempre han sido víctimas de sociedades patriarcales más agresivas. De ahí deriva que no exista ninguna civilización matriarcal.
Los Mosuo son una de las pocas sociedades matriarcales que quedan en el mundo. Lamentablemente sus costumbres están desapareciendo debido a su contacto cada vez más creciente con la sociedad china
Flickr
El respeto a la mujer no es una utopía
A pesar de todo, la creación de una sociedad que respete a la mujer no es una utopía. Un informe de la OMS concluye que la desigualdad de género es el núcleo de la violencia sexual. "El acoso sexual siempre tiene que ver con el poder", dice a New Scientist, Cynthia Enloe, que estudia el género y la guerra en la Universidad de Clark en Worcester, Massachusetts. "La única forma de eliminarlo es atacar la desigualdad". En su libro The Big Push argumenta que continuamos modernizando las ideas patriarcales en lugar de derrocarlas.
Para restablecer el equilibrio, la OMS pide que los padres participen más en la crianza de los hijos, que el activismo liderado por las mujeres evite etiquetar y excluir a los hombres y hacerlos parte del cambio, así como leyes más estrictas para reducir la desigualdad en educación, divorcio y derechos de propiedad, entre otros.
Victor Román
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