Cómo afectará la llegada del 5G a América Latina

Conversamos con Pablo Bello, director de ASIET y experto chileno en telecomunicaciones, sobre cómo deberíamos prepararnos para estar a la vanguardia de las telecomunicaciones en la Cuarta Revolución Industrial

Uno de los grandes desafíos en la llamada Cuarta Revolución Industrial será, ya no cabe duda, la capacidad que tengamos de explotar al máximo el nuevo umbral de conectividad: la quinta generación. Para saber más cómo afectará la implementación de esta tecnología a América Latina, tanto a nivel regional, nacional y de usuarios finales y cómo podremos estar a la par de los países más desarrollados, conversamos con Pablo Bello, director ejecutivo de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (ASIET), durante su participación en el CADE Digital 2018, evento sobre la transformación digital drigido al sector empresarial de la Alianza del Pacífico realizado en Lima.

Bello, de 43 años y de nacionalidad chilena, es economista, máster en dirección de empresas, y experto en el diseño, implementación y evaluación de políticas públicas en el ámbito de las telecomunicaciones y TICs.

N+1: ¿Cuáles son los desafíos de la digitalización en regiones como la Alianza del Pacífico y América Latina?

En este campo nos estamos jugando la posibilidad de los países de América Latina de poder crecer de manera importante los próximos años, de poder acercarse al desarrollo. Si no somos capaces de revertir el retraso que tenemos en materia de productividad no seremos capaces de crecer económicamente. Hay un informe de McKinsey que dice que el crecimiento económico de América Latina en los próximos 15 años puede ser entre un 40% y un 50% más bajo que el crecimiento económico de los 15 años anteriores si no se resuelve el rezago en materia de productividad. América Latina es la región del mundo en la que menos ha crecido la productividad en los últimos 20 años; esto es un tema central y por es es que la digitalización es tan significativa. Es un factor que permite transformar las economías para poder ser más competitivas y poder generar crecimiento económico.

N+1: ¿Cuales son lo aspectos sociales clave en materia de digitalización?

La digitalización es importante en parte en parte por el crecimiento económico o productivo pero también tiene que ver con un factor ético y moral: no podemos tener a una parte de la población con tecnologías del siglo XXI y a otra mitad otra mitad de la población viviendo en el siglo XIX o XX. Hemos tenido avances espectaculares en los últimos años en materia de telecomunicaciones, América Latina es un caso de éxito en lo que se refiere a acceso a telefonía móvil, acceso a Internet, en términos de precios, velocidades, podemos decir que hemos hecho bien la tarea. Pero aún tenemos brechas por delante. La CEPAL publica regularmente un informe que es el Observatorio de la Banda Ancha, dando la cuenta de cómo está aumentando la velocidad, de cómo se están reduciendo los precios en términos reales, de cómo aumenta el número de usuarios. A pesar de todo el avance, hay 1 de cada 2 latinoamericanos que no está conectado a Internet. Todavía hay diferencias entre las grandes y pequeñas empresas, hay una brecha entre el mundo urbano y el mundo rural, todavía la hay entre hombres y mujeres, y entre jóvenes y adultos mayores.

 

El primer paso: inversión en conectividad

N+1: ¿Qué camino tendrían que seguir los países latinoamericanos para abordar estos desafíos?

Tenemos una tarea central que tiene que ver con cerrar la brecha digital. Y eso requiere inversiones en redes y conectividad. Y además no solamente cerrar la brecha en términos de número de personas sino también en términos de calidad. Queremos tener estándares de conectividad de clase mundial. Es una condición indispensable pero no es suficiente porque luego tenemos que ver cuál es el uso que le damos a conectividad y particularmente asociado a la productividad. Seremos más productivos no solamente por tener más usuarios de internet sino por hacer un uso inteligente y productivo de la conectividad en el ámbito productivo. Es decir, el uso de las TICs es central para poder elevar la productividad a través de nuestra economías y por tanto crecer.

«Las estimaciones que hemos hecho es que si queremos cerrar esa brecha con los países de la OCDE en la Alianza del Pacífico (AO) de aquí al 2025 se requieren 110.000 millones de dólares de inversión en los 4 países»

 

N+1: ¿Cómo lograr una infraestructura de telecomunicaciones de clase mundial en una región que tradicionalmente no se encuentra a la vanguardia tecnológica?

Para tener una infraestructura de clase mundial necesitamos inversiones significativas. Las estimaciones que hemos hecho es que si queremos cerrar esa brecha con los países de la OCDE en la Alianza del Pacífico (AO) de aquí al 2025 se requieren 110.000 millones de dólares de inversión en los 4 países, esto es lo mismo que lo que se invirtió en los últimos 15 años en telecomunicaciones en la AP, es decir, se requiere un esfuerzo muy significativo para lograr estándares de clase mundial y poder cerrar las brechas digitales.

 

N+1: ¿Qué papel deben jugar las empresas y el sector público para lograr este objetivo?

Es la pregunta central. Cómo generar las condiciones para que se produzcan estas inversiones. En la AP y America Latina las inversiones son fundamentalmente de las empresas privadas. El problema no es sencillo: tiene que ver en cómo se asigna el espectro radioeléctrico, por ejemplo. Creemos que el espectro radioeléctrico debe asignarse no en virtud de quién ofrece más recursos al Estado sino en quién ofrece más inversión, despliegue y cobertura, o menores tiempos de despliegue de nuevas tecnologías.

«Creemos que la política fiscal debe acompañar el esfuerzo inversor y no castigarlo, creemos que se debe facilitar el despliegue de redes.»

Creemos que la política fiscal debe acompañar el esfuerzo inversor y no castigar al inversor, creemos que se debe facilitar el despliegue de redes. En nuestros países, por ejemplo en Chile, es cada vez más difícil y costoso instalar una antena nueva o desplegar fibra óptica. Se interponen tasas, permisos, trámites que hacen que sea dificultoso y lento el despliegue de redes. Hay un conjunto de elementos de política pública que en lo fundamental tienen que ver con el despliegue de redes o el espectro radioeléctrico o el marco regulatorio para que sea una aproximación convergente y no una regulación de las telecomunicaciones del siglo pasado sino del siglo XXI. Que sea una regulación más liviana y flexible que favorezca la competencia y la innovación comercial. Esos son los aspectos centrales que tienen que ser parte de una agenda que permita generar las condiciones para acelerar el ritmo de inversiones.


Hoy el desafío no está en la velocidad de navegación en el móvil: de WhatsApp o Facebook. El 5G tiene que ver con factores críticos para el desarrollo de servicios y aplicaciones en el ámbito productivo, el IoT, lo que tiene que ver con la latencia, con los sistemas de conducción autónoma, con la IA.

 

Cómo garantizar el tránsito a la quinta generación (y explotarla)

N+1: ¿Qué tipo de incentivos recomienda más allá de flexibilizar las regulaciones?

A todo lo anterior hay que sumar un rol activo del Estado a través de instrumentos fondo de servicio universal a través de distintos instrumentos para poder apalancar inversiones hacia sectores que son menos atractivos, menos rentables desde el punto de vista del interés privado, sectores rurales, más apartados o más complejos desde el punto de vista geográfico. Y también pensar en incentivos para cerrar la brecha donde sí hay oferta  cobertura, donde el nivel de ingreso de las familias no les permita pagar. Pensar en algún mecanismo de subsidio a la demanda, algún tipo de exención fiscal que permite facilitar aquello e incentivar que las empresas hagan el mayor esfuerzo posible para atender a ese perfil de consumidores. En conclusión, se requiere un conjunto de instrumentos de distinta naturaleza pero coherentes con el objetivo de cerrar la brecha digital. Muchas veces se dice una cosa pero no se hace en términos de política pública. Se espera que la recaudación sea la más alta posible en el concurso de asignación de espectro (que las empresas paguen más caro para desplegar las redes), y eso se traduce en que los servicios sean más caros. Entonces, la coherencia y liderazgo en la política pública son fundamentales para avanzar en la transformación digital.

 

N+1: ¿Qué expectativas podemos tener en América Latina de la llegada del 5G en los años que vienen?

América Latina vive hoy la Cuarta Revolución industrial, al igual que los países más desarrollados. La buena noticia es que cada vez más la distancia temporal entre la incorporación de la nueva tecnología en un país desarrollado y el momento en que la tecnología se incorpora a América Latina se ha reducido de una manera significativa. Hemos incorporado el 4G casi al mismo tiempo que los países más desarrollados, haciéndolo hoy una realidad. Particularmente en algunos países donde la banda es 300 megahertz se asignó de forma oportuna como en Chile (tenemos niveles de penetración del 4G comparables a los de países desarrollados). Estamos empezando a mirar el siguiente salto tecnológico que es la quinta generación (5G). Es un momento particularmente sensible porque estamos ante una ventana de oportunidad liderar la transformación hacia la quinta generación o ser seguidores y quedarnos atrás en términos temporales respecto de ese salto tecnológico.

 

N+1: ¿Qué postura deberían adoptar nuestros países para garantizar el tránsito hacia la quinta generación?

Creo que los países de la AP están empezando a hacer esa reflexión, los cuatro países han pensado en planes para acelerar el tránsito hacia el 5G, pero esto debe hacerse con mucho cuidado para no generar efectos que sean perjudiciales para las bases de los modelos regulatorios vigentes. Cuando se dice vamos a repensar la forma asignar espectro o vamos a hacer un refarming de la banda de espectro o vamos a congelar ciertas bandas para ver qué hacemos con ellas hay que tener mucho cuidado en que esos procesos sean rápidos, eficientes y no pongan en cuestión las inversiones que se han realizado previamente. Porque si finalmente se pone en cuestión el marco regulatorio de las asignaciones respecto de las concesiones vigentes, esto es desincentivar las inversiones. Entonces estamos en un momento expectante: si hacemos las cosas bien ahora para favorecer el salto tecnológico, como facilitar el despliegue de redes, la instalación de antenas (porque el 5G requiere una densidad ante la mucho más alta que la que tenemos hoy y necesitamos permisos expeditos y flexibles y no cobrar fees por ellos), incentivar la coinversión y colocalización (que es un factor fundamental para acelerar el cierre de la brechas), podremos tener una posición de liderazgo a nivel mundial en lo que se refiere a introducción de 5G.

 

N+1: ¿Y cómo hacer compatible el proceso de regulación con las necesidades del sector inversionista?

Se requiere mucho diálogo público-privado. Los policy makers, quienes hacen la regulación, deben entender bien como sólo procesos de decisión de inversión de las empresas porque lo que está ocurriendo es que las telecomunicaciones hoy son un negocio menos atractivo de lo que era en el pasado. Los márgenes se han ido reduciendo, hay menos interés por invertir, por tanto es tarea de todos, policy makers y también de la industria que esto sea un negocio interesante, que mueva más inversiones (se ha hecho pero se necesita más). Se debe trabajar conjuntamente (sectores público y privado) en cuales son los factores a comprender caso a caso, porque no es lo mismo Chile que Perú, para apalancar esas inversiones necesarias.

 

¿Sentiremos el 5G en nuestras manos?

N+1: ¿Cómo afectará la llegada del 5G a los usuarios finales?

Creo que no tenemos que volvernos locos con el 5G o con las siglas. El 5G es un ecosistema que tiene mucho que ver con lo productivo, con el Internet de las Cosas, con dispositivos que permitan acelerar procesos de transformación productiva y hacerlo más eficientes. No necesariamente tienen que ver (si bien lo tendrán) con mayor velocidad de navegación por internet en el móvil. El 3G ya permitió un salto de navegación y un 4G un salto más significativo aún. Hoy el desafío no está puesto en la velocidad de navegación en el móvil: de WhatsApp o Facebook. Para ello no se requiere una nueva generación tecnológica como el 5G. Esto último tiene que ver con factores críticos para el desarrollo de servicios y aplicaciones en el ámbito productivo, el IoT, lo que tiene que ver con la latencia, con los sistemas de conducción autónoma, con la inteligencia artificial, que el origen de una transmisión y el fin de la misma no tenga rezagos. Esto es importante, por ejemplo, para la telemedicina, las ciudades inteligentes o sistemas de transporte público autónomos (el milisegundo de retraso puede tener efectos de vida o muerte).

«No podemos pensar que el 4G está obsoleto, no lo está, y es un avance tecnológico importantísimo que seguirá presente en los próximos años. Al mismo tiempo, debemos avanzar hacia el ecosistema 5G y para ello lo fundamental es liderazgo y coherencia.»

Vamos a ir al 5G, pero el 4G es también muy poderoso y ojalá avancemos en ello también. No podemos pensar que el 4G está obsoleto, no lo está, y es un avance tecnológico importantísimo que seguirá presente en los próximos años. Al mismo tiempo, debemos avanzar hacia el ecosistema 5G y para ello lo fundamental es liderazgo y coherencia. Liderazgo político para impulsar las transformaciones necesarias que permitan apalancar y generar inversión en infraestructura y coherencia para que la política pública acompañe ese esfuerzo. Y luego, que la clase empresarial aproveche la conectividad para hacer un uso intensivo de las TICs en los ámbitos del proceso productivo. Más que la velocidad de navegación, el 5G será fundamental para elevar la productividad de nuestras economías y de esa manera crecer en los próximos años.

 

Daniel Meza

Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, tecnología que suma.

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