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El prospecto de que un genio haya dedicado su tiempo, y eventualmente su vida, a liberar la información en internet suena extraño en estos tiempos en el que el cinismo ha catapultado a líderes políticos científica y tecnológicamente iletrados y ha convertido en mercaderes de nuestra información privada a los millonarios de Silicon Valley.
Sin embargo, eso es lo que fue Aaron Swartz, un genio que desde niño usó la curiosidad y su intelecto para crear e impactar la gente a su alrededor. De acuerdo a sus padres, Aaron aprendió a leer a los 3 años y luego, a los 14, cuando había dejado la escuela secundaria, co-creó el famoso sindicador de webs RSS.
Lawrence Lessig y un, aun niño, Aaron Swartz
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Para cuando cumplió los 20, Aaron, un ávido autodidacta ya había ayudado a programar el inefable Reddit, el cual vendió a Condé Nast en 2006 por una suma de entre 10 a 20 millones de dólares. Al año siguiente trabajó en la revista tecnológica Wired, pero la dejó rápidamente debido a las constricciones de la vida de oficina y se mudó a otra ciudad cerca de otros hackers como él: Cambridge.
En 2008 va quedando más claro que su personalidad lo colocaba más cerca de los hackers de la vieja escuela devenidos en políticos idealistas que de los millonarios tecnológicos. Junto a otros hacktivistas, Aaron escribe y publica el “Guerilla Open Access Manifesto”, en el cual se pedía liberar la información que guardaban las corporaciones, el estado o los editores. Un año después, siguiendo esa misma línea, entra a trabajar con el congresista demócrata Alan Grayson, dispuesto a entender desde dentro cómo funcionaba el sistema para así poder arreglar aquello que consideraba no estaba bien.
Es en esta etapa en la que el hacktivista comienza a tomar más riesgos y a tener problemas. Quizás llevado por la mística detrás de la frase “no hay justicia alguna en obedecer leyes injustas”, Aaron descarga de JSTOR, un servicio de distribución de revistas científicas, 4.8 millones de artículos e investigaciones. Temerariamente, ya había hecho lo mismo en 2008 con la base de datos de archivos judiciales PACER, de la cual descargó 18 millones de páginas.
Aaron protestando contra la ley SOPA, que ponía en riesgo la libertad en internet
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Era el año 2011 y el pánico causado en las autoridades estadounidenses por la filtración de documentos de Wikileaks el año anterior, hizo que el gobierno reaccionara desproporcionadamente con Aaron. Ya habiendo sido acusado en 2008 por las autoridades federales, su situación se agravó: sus cargos pasaron de 4 a 13 y amenazaban con llevarlo hasta 35 años a la cárcel y obligarlo a pagar multas por un millón de dólares.
Esta situación fue demasiado para Aaron. No solo era bajo de estatura y físicamente frágil para ir a la cárcel, sino que la perspectiva del encierro, con las duras normativas penitenciarias, impactaron en la psique del muchacho que nunca había podido acomodarse a las instituciones gobernadas por reglas. La depresión, una enfermedad que lo había acompañado durante varios años de su vida, se acentuó.
Luego de meses de batallas legales en las que fue arrestado al menos una vez, Aaron no pudo más y el 11 enero del 2013, se suicidó. Su novia, con quien había conversado esa mañana lo encontró ahorcado con su propia correa en el departamento en que vivieron juntos.
Aaron Swartz, el gentil y sensible genio que nunca pudo acomodarse a la sociedad, se había convertido en mártir.
La comunidad de internet quedó impactada por la noticia. Cory Doctow, periodista y amigo personal le dedicó un homenaje, diversos académicos hicieron notar su pesar, y hasta Tim Berners-Lee, el padre de la web le dedicó unas líneas: “Aaron ha muerto. Nómadas de este mundo, hemos perdido a un viejo sabio. Hackers en busca de lo correcto, hemos perdido a uno de los nuestros. Padres, hemos perdido un hijo. Lloremos todos".
Aaron dead.
— Tim Berners-Lee (@timberners_lee) 12 de enero de 2013
World wanderers, we have lost a wise elder.
Hackers for right, we are one down.
Parents all, we have lost a child. Let us weep.
Los meses posteriores a la muerte de Aaron dejaron una serie de homenajes, que van desde becas y un documental hasta audiencias en el congreso estadounidense por la forma como las autoridades federales manejaron su caso.
Sin embargo, su legado más grande fue recordarnos que la información es poder, pero como cualquier poder, siempre habrá aquellos que lo quieran para sí mismos. Por eso, es la obligación de aquellos que tenemos acceso a él, compartirlo. Especialmente en esta era del conocimiento.
Hoy, Aaron cumpliría 32 años.
Victor Román
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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