Como perros o gatos: ‘bigote’ artificial permitirá a drones detectar objetos en movimiento

Vibirisas especiales para los drones
University of Queensland
Ingenieros australianos presentaron vib asunrisas artificiales para robots y drones, las cuales pueden medir la fuerza y la dirección del flujo de aire, así como interaccionar con los objetos. A diferencia de desarrollos anteriores, tienen una mayor sensibilidad y un diseño más simple.
De acuerdo a un artículo presentado en la conferencia ICRA 2019, son tan ligeros que pueden ser instalados en drones. La nueva tecnología se describe detalladamente en IEEE Spectrum.
IEEE Spectrum / YouTube
Los animales perciben el mundo exterior utilizando varios métodos destinados a diferentes situaciones. Por ejemplo, la visión es la fuente principal de la percepción, captando datos importantes. Sin embargo, tiene sus limitaciones, ya que depende de la perspectiva y la iluminación dependiendo de la hora del día. Se complementa con la audición, el olfato y el tacto.
El último a veces no es directo, ya que muchos mamíferos tienen vibrisas, un tipo de pelo largo y duro, dentro del cual hay una gran cantidad de terminaciones nerviosas. Cuando la vibrisa recibe cualquier señal, las terminaciones nerviosas permiten medir la dirección y la fuerza del contacto con gran precisión. Además, la alta sensibilidad de ese tipo de pelo ayuda a los animales sentir la presencia de objetos sin contactar con ellos, solo por el flujo de aire o la vibración.
Anteriormente, los ingenieros ya experimentaban con las vibrisas artificiales, pero normalmente las usaban para los robots que tienen graves limitaciones en cuanto a la masa de sus sensores.
Drones con bigotes
William Deer y Pauline Pound de la Universidad de Queensland desarrollaron las construcciones ligeras y simples, diseñados especialmente para dron y aviones pequeños. El dispositivo consta de cuatro líneas de pesca, adheridas a una base pequeña de cuatro segmentos. En cada uno de ellos hay tres sensores de presión, encima de los cuales se ubica una plataforma de plástico triangular.
La vibrisa artificial en este modelo funciona del mismo modo que la verdadera. Cuando la línea de pesca sienta la vibración, presiona la plataforma de contacto, y eso, a su vez, transmite presión a los sensores. Las pruebas han demostrado que cada vibrisa de cinco centímetros de longitud es capaz de registrar una fuerza de 3.33 micronewtons a una distancia de un centímetro desde su punto, o de 7.73 milinewtons a una distancia de tres centímetros desde su punto.
Prototipo de sensor
William Deer, Pauline Pound / ICRA 2019
Ese nivel de sensibilidad permite que el dron utilice el sensor para detectar los objetos móviles en el flujo de aire. Puesto que cada sensor consta de cuatro líneas, puede medir no solo la fuerza, sino también la dirección del movimiento. Durante las pruebas, el sensor pudo detectar la aproximación de una mano a una velocidad de 53 centímetros por segundo y una distancia de dos centímetros del sensor.
Aunque ese sensor sea útil para detectar el movimiento, es poco probable que permita quitar las cámaras montadas en los drones para detectar obstáculos. Sin embargo, esa tecnología podría servir para diversas necesidades.
Por ejemplo, con su ayuda el dron puede medir el efecto suelo, que sucede cuando un cuerpo vuela a baja altitud, y calcular la distancia a la superficie.
Recientemente, los ingenieros estadounidenses crearon una red neuronal que permite que un dron aterrice más rápido, suave y sin problemas.
Yana Berman
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.
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