Los Intocables de la Tierra

Existen 9 puntos críticos en nuestro planeta que merecen ser intocables para evitar un siniestro efecto dominó

[Imagen principal: Flickr.com]

Desde el siglo pasado, la crisis ambiental se escucha incesante a toda latitud y a todo meridiano. La efímera presencia del hombre sobre la Tierra ha conseguido herir profundamente sus patrones ecosistémicos que mantenian el balance justo y preciso para su bienestar. Es así que la fiebre global se retroalimenta con las condiciones errantes de ciertos sitios de su anatomía. Estas "fichas", o puntos de inflexión, merecen ser intocables para evitar un siniestro irreversible al estilo efecto dominó.  

Tipping Point o Punto Crítico es un concepto que planteó el Panel Intergubernamental de expertos en Cambio Climático (IPCC) hace ya dos décadas. Consiste en una situación que supone un quiebre en el sistema climático sin retorno al estadío inicial. Retorno: Usted, estimado lector puede volver a leer esta frase. No retorno: Imagínese que esta frase se borra a medi a qu Us ed  qu r  vol r  a  le r  el  p rafo c mp e to.   

Como un juego de estrategia, se disponen 9 ecosistemas y sus fenómenos intrínsecos. Estos solían convivir dentro de un rango de armonía hasta la intervención negligente de un ludópata aficionado al all in. ¿Quiénes son los participantes?  El derretimiento del hielo en Groenlandia y en el Ártico; la fusión del permafrost con su liberación de metano; la ralentización de la corriente termohalina del Atlántico; la quema y alteración del bosque boreal; la muerte del Amazonas; el cambio del monzón en África; la interrupción del monzón indio; la pérdida acelerada de hielo en la Antártida Occidental; y la muerte de los corales. 

De polo a polo, una cadena compleja y exacta. Todos conectados y mejor que la fibra óptica.

 

Nueve puntos de inflexión terrestres: el calentamiento atmosférico empuja los ecosistemas a un abismo irreversible. Carbonbrief

Entonces, causa y efecto: la pérdida del hielo Ártico amplifica el calentamiento regional por disminución del albedo, lo cual favorece el deshielo de Groenlandia. Juntos vomitan un flujo de agua dulce hacia el Atlántico Norte, y esto debilita la circulación de vuelco meridional atlántica (AMOC), ya que el agua dulce y caliente diluye el agua salada, disminuyendo su densidad. Afectado este sistema clave de circulación, se desestabiliza el monzón de África Occidental, lo cual dispara la aridez de la región del Sahel. Y a su vez, se fomenta la sequía en el Amazonas –que ya padece una prematura calvicie– ; se interrumpe el monzón de Asia Oriental; y finalmente se incrementa la temperatura del Océano Austral, lo cual acelera la pérdida de hielo Antártico. Mientras tanto, las olas de calor marinas, la contaminación y la acidificación de los océanos provocan la decoloración y la muerte masiva de los corales someros de la emblemática Gran Barrera de Coral australiana. Nada escapa a la voluntad holística de un planeta magníficamente integrado. Jugar a ser Dios nos cuesta la partida.  

La Gran Barrera de Coral australiana, en peligro. Franceso Ungaro - Unplash

El hielo Antártico, ecosistema sensible. Tosten Dederich - Unplash

La Amazonía, víctima de calvicie. Sebastian Goldberg - Unplash

Sahel, el mar de arena africano. Fabian Struwe - Unplash

El Subartico al desnudo. Fuente: Sergey Pesterev - Unplash

Kamikazes gaseosos

Además de socavar nuestro sistema de soporte vital, los Tipping Point de la biosfera significan una latente explosión de carbono. A la fecha, nuestro presupuesto de emisiones para una probabilidad del 50% de permanecer dentro de 1.5 °C del calentamiento es de 500 GtC de CO2 (gigatoneladas = billones de toneladas). Con el calentamiento del Ártico dos veces más rápido que el promedio mundial, el permafrost está comenzando a descongelarse irreversiblemente, liberando dióxido de carbono y metano, un gas de efecto invernadero 30 veces más potente que el CO2. La perturbación de insectos a gran escala y el aumento de incendios ya están en marcha, y han empujado a la desaparición de los bosques boreales de América del Norte. Los que legendariamente fueron potentes sumideros, ahora son inminentes kamikazes.

Las emisiones del permafrost podrían reducir al menos en 100 GtC el presupuesto actual. Si las masas forestales alcanzan sus puntos críticos, la desaparición del Amazonas podría liberar otras 90 GtC. Los bosques boreales, anfitriones de más de un tercio de todo el carbono terrestre, emitirán otros 110 GtC de CO2. Los números apenas entran en las cuentas. Y a diferencia del derretimiento del polo norte, la degradación del subártico es un fracaso rotundo dentro de las escalas temporales relevantes para la sociedad. Según la Ruta de Concentración Representativa (RCP) que adoptemos, en el 2100 la superficie del permafrost disminuirá entre un 2 y 66% bajo un escenario de RCP2.6; y entre un 30 y 99% para uno de RCP8.5.

Si bien la Tierra ha sido inestable anteriormente por cambios en su órbita planetaria, ahora estamos forzando fuertemente su funcionamiento. Mientras los investigadores necesitan mejorar la comprensión de estos sucesos, la sociedad debe apostar urgente a incorporar la coyuntura ambiental que acontece.

En torno a esto, Ryan Smith, climatólogo del Prairie Climate Center de la Universidad de Winnipeg, ha decidido poner las cartas sobre la mesa. Su juego TippingPoint es una propuesta financiada por Kikstarter que muestra el cambio climático de forma dinámica, sus consecuencias y las acciones cooperativas que requiere. Los jugadores construyen ciudades mientras intentan sobrevivir a los desastres climáticos extremos cada vez más frecuentes por el aumento del CO2. Ideas como estas auguran la toma de conciencia ecológica, la transmisión de valores sustentables y el desarrollo de una moral plural y sostenible en el tiempo y en el espacio que nos toca vivir.

Entender y comprometernos con nuestra casa, saber diferenciar qué es realmente esencial (que no es mucho), disminuir de manera galopante nuestro nivel de consumo y esa ambición banal por un confort mediocre es parte de la estrategia para empatar con la naturaleza. Desde la posición de cada individuo es imprescindible que sepamos dónde pararnos antes de un jaque mate.

La ciencia no puede sola. El tablero nos necesita a todos.
 

Sofía Dottori Fontanarrosa

Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma

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