¿Pueden los anticuerpos de llamas ayudar en la lucha contra la COVID–19?

Las llamas están Alexas_Fotos
Pixabay
En la última semana, un estudio publicado en la revista Cell sugirió que las llamas, y otros camélidos, podrían contribuir en la lucha contra la COVID-19. Qué hay en los organismos de estos camélidos que pueden ser útiles frente a la pandemia?
¿Cómo funciona el sistema inmunológico?
El Dr. Elmer Huerta lo explica bastante bien en su podcast ‘Coronavirus: Realidad vs. Ficción’. Nuestro sistema de defensa está formado esencialmente por dos elementos: células de linfocitos (un tipo de glóbulos blancos) y proteínas de inmunoglobulinas (también llamadas anticuerpos) que producen los linfocitos.
Imagina que un virus entra a tu cuerpo, el del resfrío, por ejemplo. Este es interceptado y reconocido por un tipo de linfocito inteligente, que tiene una especie de archivo de todos los virus con los que alguna vez interactuó.
Si este virus es reconocido por el linfocito, este último se transforma en una célula que produce una enorme cantidad de anticuerpos hechos a medida para destruirlo. Sin embargo, si el virus que entra al cuerpo es desconocido, como el causante del coronavirus actual, los linfocitos no pueden reconocerlo y, por tanto, no producir anticuerpos. Esto hace que el virus, en este caso el SARS-CoV-2, cause la enfermedad en el paciente, la COVID-19.
Nanocuerpos de camélidos
Además de las inmunoglobulinas normales presentes en todos los mamíferos, “los camélidos, como las llamas, camellos y alpacas, producen un tipo especial que son muchos menos de la mitad del tamaño de los anticuerpos convencionales”, explica a SINC Daniel Wrapp, investigador de la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos.
Estos nanocuerpos, llamados así por tener una cuarta parte del tamaño común de los anticuerpos normales, fueron descubiertos en el dromedario en 1989. Desde entonces, estos nanocuerpos se han usado en fase experimental contra diferentes tipos de virus como el VIH, cáncer de hígado y otras patologías hematológicas.
“Es fácil trabajar con ellos y son estables”, expresa Xavier Saelens, científico del Instituto Vlaams de Biotecnología de la Universidad de Gante, Bélgica.
Llamas contra el coronavirus
Desde 2016, el equipo de investigadores de la Universidad de Texas viene trabajando con llamas y coronavirus. En ese entonces, intentaban demostrar que los anticuerpos de la llama, conocidos como VHH, eran capaces de neutralizar los anteriores coronavirus MERS-CoV y SARS-CoV-1.
Para lograrlo, al igual que sucede con los humanos cuando reciben vacunas para inmunizarse contra un virus, las llamas recibieron proteínas de espícula (que permiten penetrar y unirse a las células humanas) estabilizadas de esos virus durante unas seis semanas para ser inmunizada.
Los investigadores crearon un anticuerpo denominado VHH-72Fc (azul) que se une fuertemente a la proteína de espícula del SARS-CoV-2 (rosa, verde y naranja), bloqueando la infección del virus en las células. / Universidad de Texas, Austin.
Lo que descubrieron es que en respuesta a estas inyecciones, las llamas producían unos nanocuerpos específicos, llamados VHH-72, que detenían el SARS-CoV-1. Sin embargo, lo más importante del estudio es que estos nanocuerpos también fueron capaces de impedir que el SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, afecte a las células.
“El anticuerpo que aislamos se adhiere a la proteína de espícula del SARS-CoV-2 que permite que el virus entre en las células huésped y comience el proceso de infección. Así evita su entrada a la célula humana, lo que neutraliza el virus”, detalla Wrapp, autor principal del estudio publicado en Cell.
Protección inmediata
El siguiente paso será realizar experimentos con animales para averiguar si el anticuerpo también reduce la infección en un animal susceptible a la infección por SARS-CoV-2”, subraya Saelens. Posteriormente, el fármaco deberá ser producido de manera controlada antes de ser probado en humanos.
Aprovechando la estructura simple de estos anticuerpos VHH, se podría nebulizarlos y producir inhaladores. “Eso los hace realmente interesantes como tratamiento para un patógeno respiratorio porque los llevas directamente al lugar de la infección”, dice Wrapp.
Mientras que las vacunas deben administrarse uno o dos meses antes de la infección para producir inmunidad, el tratamiento con estos nanocuerpos puede administrarse a personas que ya tienen la enfermedad con el fin de aliviar sus síntomas. De esta manera, muchos adultos mayores podrían verse beneficiados con la protección inmediata.
Vacunas en aerosol
Por otro lado, existe un proyecto que consiste en la creación de vacunas en forma de aerosol nasal. Según Marc-André Langlois, líder el proyecto y virólogo de la Universidad de Ottawa en Canadá, se clonarán los genes que codifican estos nanocuerpos de llamas para producirlos en masa en el laboratorio, con ayuda de la ingeniería inversa.
En este caso, el equipo planea utilizar un método más barato que el de los cultivos de células animales. Aquí pretenden usar varias plantas como el arroz para expresar en ellas las proteínas virales que el sistema inmune percibe como amenaza.
“No sabemos si esto va a funcionar”, subraya Langlois. “Es razonable pensar que podría, y si lo hace, será una forma barata de producir muchas vacunas para mucha gente, muy rápidamente”. El procedimiento puede durar al menos dos años, pero el equipo espera que esto permita estar preparado ante futuros brotes que Langlois considera “altamente probables”.
Los resultados de los estudios sobre el coronavirus en llamas es más que prometedor. Estos anticuerpos, eventualmente, podrían ser fabricados a gran escalados y ser usados, ya sea de manera preventiva o terapéutica en pacientes con COVID-19. Cabe aclarar, sin embargo, que aun no se han realizado pruebas en humanos y para resultados concluyentes y basados en evidencia, solo queda esperar.
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