Mascarillas para salvar vidas [ESPECIAL]

¿Son las mascarillas higiénicas igual de recomendables que las médicas al enfrentar la COVID-19? ¿Qué países están obligados a usar estos accesorios? Las respuestas en la primera parte de este informe

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Con el avance de la pandemia, la mascarilla de tela pasó a incluirse entre los objetos que no pueden faltar cuando se sale de la casa. También se le suele llamar “mascarilla higiénica o no médica”, tapaboca (aunque también debe proteger la nariz y el mentón), cubreboca, o barbijo casero. Para algunos no resulta ser cómoda si tienen que usar durante muchas horas en la calle, lugares de trabajo o espacios para diversión, pero el uso constante ayuda a prevenirse contra la infección por el nuevo coronavirus o a transmitirla a otras personas.

Hay evidencias científicas que justifican la recomendación para la población general: se debe usar mascarillas higiénicas para prevenir la enfermedad de COVID-19

Hoy las evidencias científicas a favor del uso de las mascarillas superan a las objeciones.

Hay varias razones para usar las mascarillas, y están relacionadas con las formas de propagación del virus que causa la COVID-19. La principal forma de propagación del virus es a través de las gotículas respiratorias expelidas por alguien que tose o que tiene otros síntomas como fiebre o cansancio y que ya ha adquirido la infección. Muchas personas con COVID‑19 presentan sólo síntomas leves. Entonces es posible contagiarse de alguien que solamente tenga una tos leve y no se sienta enfermo. Además, existe la posibilidad de que haya personas con el coronavirus que no tienen síntomas, pero que pueden transmitirlo. Por esta diversidad en las manifestaciones de la enfermedad (personas con síntomas, pre-sintomáticos y asintomáticos), las mascarillas son hoy parte de la estrategia para reducir el riesgo de contraer al coronavirus tanto como para transmitirlo a otras personas.

 

Marcos Espinal, director del Departamento de enfermedades transmisibles de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), comentó a NewNormal.lat que “hoy hay evidencias científicas que justifican la recomendación para la población general: se debe usar mascarillas higiénicas para prevenir la enfermedad de COVID-19. Las mascarillas médicas deben quedar sólo reservadas al personal de la salud o a pacientes de alto riesgo”. Para Espinal, las personas deben usar las mascarillas higiénicas como parte de un “paquete de la prevención para COVID-19”. Es decir, las mascarillas deben utilizarse dentro de un conjunto integral de medidas de prevención y control de infecciones junto al distanciamiento físico de un metro como mínimo, el lavado frecuente de manos y evitar tocarse la cara. “Si hacemos casos a todo el paquete de recomendaciones en prevención, contribuimos a aplanar la curva de la transmisión del coronavirus”, añadió el doctor Espinal.

 

Mascarillas higiénicas y mascarillas médicas: las diferencias

“Es importante que la población tenga en cuenta que hay diferentes tipos de mascarillas, y que no todas son para ser usadas por la población en general”, explicó en una  charla en Facebook Live João Paulo Toledo, asesor en manejo clínico en enfermedades infecciosas de la OPS. Tras revisar la reciente evidencia aportada por estudios científicos, hoy la OMS recomienda a los gobiernos que fomenten la utilización de mascarillas higiénicas de tela por la población general en áreas donde la transmisión del coronavirus sea generalizada, en áreas donde haya una capacidad limitada para aplicar medidas de control y, especialmente, en entornos donde no sea posible mantener una distancia física de al menos un metro, como en medios de transporte público, tiendas u otros lugares cerrados o concurridos.

“Las mascarillas o cubiertas de tela para la cara están recomendadas por ser una barrera simple que ayuda a evitar que las gotitas respiratorias viajen por el aire hasta otras personas cuando las personas que usan las cubiertas de tela para la cara tosen, estornudan, hablan o alzan la voz. A esto se le llama control de fuentes de infección”, aclararon los Centros para el Control y la Prevención de las enfermedades (CDC) de los Estados Unidos. La recomendación se realiza al considerar el rol que juegan las gotitas respiratorias en la propagación del virus que causa el COVID-19 en conjunción con la evidencia reciente de los estudios clínicos y de laboratorio que indican que las mascarillas de tela para la cara reducen la dispersión de las gotitas cuando cubren la nariz y la boca.


Las mascarillas caseras (también conocidas no médicas o de la comunidad), halladas comercialmente o de fabricación propia, son recomendadas para la población en general, pero no para menores de 2 años ni para personas con dificultad para respirar ni incapacidades. 

Pero no todas las personas deben usarlas. “Las mascarillas o cubiertas de tela para la cara no deben ser usadas por niños menores de 2 años de edad ni por personas que tengan dificultad para respirar, o que estén inconscientes, incapacitadas o no sean capaces de quitárselas sin ayuda”, advirtieron desde los CDC. Tampoco se recomienda que la población general use las mascarillas médicas. A partir de junio pasado, la OMS recomienda ese tipo de protectores médicos sólo para los trabajadores sanitarios, las personas que tienen síntomas compatibles con la COVID-19 (incluyendo los síntomas leves) y los casos sospechosos o confirmados fuera de centros sanitarios.


La OMS recomienda las mascarillas médicas o quirúrgicas solo para trabajadores médicos, personas con síntomas compatibles con COVID-19, y casos sospechosos fuera de centros de salud. 

 

“También se recomienda que utilicen mascarillas médicas las personas de riesgo siguientes cuando se encuentren en zonas de transmisión generalizada y no puedan mantener una distancia mínima de un metro con otras personas: personas de 60 años o más, personas de cualquier edad con enfermedades subyacentes. En todos esos casos, la OMS se refiere a las mascarillas médicas estrictamente. En el caso de las mascarillas autofiltrantes (entre las que se incluyen a respiradores para partículas libre de mantenimiento N95) están reservados para que sean usadas por el personal de la salud dentro de los centros hospitalarios.


Las mascarillas N95, así como sus similares KN95 y FFP2, están reservadas para personal de salud.


Algunas versiones del FFP2 y su versión más avanzada, la FFP3 cuentan con válvulas de exhalación, lo que no limita la propagación del contagio, por lo que no son aconsejadas. 


En calles y centros laborales se puede ver a personas usando mascarillas industriales, aunque todas tienen exhalación, por lo que no protegen terceras personas.

Hasta el momento, la OPS no ha establecido que el uso obligatorio de las mascarillas para cada país, aunque ya varias naciones han tomado resoluciones que sí ordenan usarlas. En América Latina y el Caribe, Venezuela impuso la medida en marzo. Entre mayo y julio pasado, países como Colombia, Perú, Chile, Argentina, Uruguay, y Bolivia, ya han establecido normas nacionales o locales que obligan al uso de la mascarilla. En Brasil, los tapabocas ya son obligatorios en estados como Sao Paulo y Río de Janeiro. Se había presentado un proyecto de ley nacional, pero el Presidente Jair Bolsonaro vetó esa iniciativa. El 7 de julio, el gobernante brasileño -que ha estado negando la importancia de la pandemia al decir que solo se trata de una “gripecita”- informó que había adquirido la infección por el coronavirus con una mascarilla. Se la sacó cuando estaba cerca de un grupo de periodistas. La Asociación Brasileña de Prensa presentó una demanda a la Corte Suprema contra el presidente: lo acusan de “poner en riesgo” la vida de los periodistas que acompañaron su anuncio.

En Perú, el uso de mascarillas aumentó de manera significativa desde el inicio de la pandemia antes de que las autoridades sanitarias difundieran oficialmente sus recomendaciones. El día 6 marzo pasado el 27% de los pasajeros que salían del país por el aeropuerto internacional de Lima ya usaban mascarillas de todo tipo. Ese dato se obtuvo a partir del primer estudio mundial que se realizó sobre la prevalencia del uso de mascarillas en aeropuertos tras la emergencia por COVID-19 y que se publicó en la revista de medicina Travel Medicine and Infectious Disease. Ese trabajo se llevó a cabo también en los aeropuertos de París (Francia), Atlanta (Estados Unidos), Bangkok (Tailandia) y Boston (Estados Unidos) con el método de foto-epidemiología, según contó a NewNormal.lat el profesor e investigador en salud pública Ernesto Gozzer, de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. La mitad de los pasajeros ya tenían puesto una mascarilla en el aeropuerto de Tailandia. En el aeropuerto de Atlanta se identificó la menor cantidad de personas con mascarillas en marzo.

“En un segundo estudio que se encuentra aún en evaluación y en prensa -expresó el doctor Gozzer- , encontramos que el 16 de marzo el 87% de los clientes de un supermercado en un distrito de clase media en Lima usaba todo tipo de mascarillas. En México, el 18 de marzo solamente el 5% de los clientes de un supermercado similar las usaba. Entre las cinco ciudades que evaluamos, el porcentaje más elevado fuera de América Latina fue en Kerala, India, donde el 41% de la población de un mercado popular usaba mascarillas”.

 

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Investigación y redacción: Valeria Román

 

Edición: Daniel Meza
Factchecking médico: Tania Valbuena
Ilustraciones: Ulises Lima

 

Este artículo fue escrito y publicado en NewNormal.Lat.  

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