COVID-19: ¿De qué material debe ser la mascarilla que llevas puesta?

La OMS recomienda que las mascarillas caseras tengan preferiblemenete material no tejido como el polipropileno como capa intermedia.
Por Valeria Román. A más de seis meses de pandemia, estamos lejos de tener consensos internacionales sobre los diferentes tapabocas higiénicos o caseros. Por ello, consultamos a la OMS y averiguamos cómo algunos expertos que trabajan en la mejora de la nueva prenda de rigor
Las mascarillas higiénicas de tela deben tener preferiblemente los siguientes tipos de tejidos, número de capas y composición, según las más recientes evidencias científicas avaladas por la OMS: una capa interna de material absorbente como el algodón, una capa intermedia de material no tejido como el polipropileno, y una capa exterior de material no absorbente, como el poliéster o una mezcla de poliéster. Además de los materiales, hay que asegurarse antes de usarla o adquirir una mascarilla que permita respirar mientras habla y camina a paso ligero.
Por el momento, las mascarillas higiénicas o caseras se están vendiendo en lugares como las farmacias, los supermercados o los almacenes. Algunos gobiernos también han comprado unidades y las reparten. También las mascarillas se pueden hacer a mano. Más allá de esa situación, cada usuario debe estar atento a estas consideraciones: la mascarilla debe siempre cubrir la nariz, la boca y la barbilla. Debe usarse atada con tiras o con lazos elásticos. A pesar de que se adopten todas esas precauciones, la OMS advierte que se debe recordar que usar una mascarilla de tela no basta para proporcionar un nivel de protección adecuado: hay que mantener una distancia física de al menos un metro con los demás, lavarse frecuentemente las manos y evitar tocarse la cara y la mascarilla.
Para frenar la evolución de la pandemia, grupos de científicos están trabajando en el desarrollo de vacunas efectivas y tratamientos específicos. Otros investigan cuáles son las características del coronavirus para invadir y dañar al organismo humano. También están las científicas y los científicos que se han interesado en desarrollar innovaciones para ofrecer mejores mascarillas higiénicas para la comunidad. En la Argentina, un grupo de investigación del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de San Martín empezó a trabajar en marzo pasado y obtuvo buenos resultados en colaboración con una empresa privada. La información sobre los resultados fue difundida públicamente por el Conicet.
Iniciativas hispanas y latinoamericanas
El dueño de la empresa Atom Protect, del partido bonaerense de La Matanza, les propuso al equipo científico que desarrollara una solución para mejorar la protección de las mascarillas. Y lo lograron. Ya venden el llamado “tapaboca social” que tiene tres capas de dos telas diferentes. “La capa interna del barbijo contiene nanopartículas de plata que pueden matar inmediatamente a todo tipo de bacterias. Luego, tiene una segunda capa que incluye iones de cobre, que inhiben totalmente a virus y bacterias y hongos. En tercer lugar, tiene una capa semi permeable: permite respirar pero que impide el pasaje de gotas y microgotas, tanto del exterior hacia la cara como de la boca y nariz hacia el exterior”, detalló a NewNormal.lat la científica Griselda Polla, directora de Vinculación y Transferencia del 3iA de la Universidad Nacional de San Martín, en Argentina. Las tres capas de la mascarilla que diseñaron hacen que no se dispersen gérmenes si la persona tiene una infección con virus o bacterias y exhala a otras personas. Tampoco la persona puede adquirir las infecciones de otras personas infectadas ya que está protegida por la mascarilla.
El tapabocas social argentino tiene nanopartículas de plata y iones de cobre para matar e inhibir las bacterias, hongos y virus.
Las evaluaciones que han realizado sobre las mascarillas para verificar sus propiedades demuestran que su tela tiene un fortísimo efecto antiviral: fue chequeado contra el coronavirus canino y en 2 minutos lo inhibe completamente . Además de ser utilizada como mascarilla, la misma tela que desarrolló el equipo de investigadores en Argentina podría usarse para camillas de hospitales, asientos de colectivos, y en uniformes del personal de la salud. Fue testeada en el Instituto de Virología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y también en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). En el marco de la licencia firmada entre el Conicet (que el principal organismo público dedicado a investigaciones científicas en Argentina) y la empresa privada, los científicos reciben como parte de pago por la transferencia realizada, el 10% de la producción de tela que será destinada a la fabricación de barbijos para entregar de manera gratuita a personas de bajos recursos en la Argentina. Por otra parte se garantiza que la empresa fija un precio total accesible para toda la población. Desde agosto, el barbijo social está a la venta, y la demanda fue enorme.
Así luce el tapaboca social, que cuenta con el aval del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) del país sureño.
En España, investigadores del Centro de Física de la Materia Condensada (IFIMAC) de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) abordaron el tema de otra forma: su idea es desarrollar una nueva tecnología para modificar textiles no tejidos como el polipropileno, el material paradigma de las mascarillas actuales. Con ella añadirían al tejido una base grafeno y derivados, para potencialmente generar una barrera antiviral especializada en SARS-CoV-2. Usarán, dicen, un procedimiento basado en una patente desarrollada por ellos mismos.
El objetivo del equipo es que su tecnología, declararon a medios españoles, “mejore la efectividad y comodidad de las mascarillas y, en general, de textiles profilácticos diseñados contra el virus SARS-CoV-2, pero adaptable a otros virus”. Ahora tienen
apoyo de empresas españolas relacionadas al grafeno y textiles no-tejidos, además de expertos del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC) y especialistas de la Universidad de Granada. Pero aun está en fase de hipótesis y esperan culminar sus pruebas en un año. Otra de las barreras a sortear sería la normativa europea: no se sabe si esta llegue a considerar el material propuesto como antiviral.
Desde Chile, tan pronto como marzo, la startup Copper 3D conformada por ex alumnos de la Universidad de los Andes de Santiago presentó una mascarilla elaborada con un polímero especial al que se le inyectó nanopartículas de cobre, apelando a sus conocidas propiedades antivíricas. El modelo llamado Nanohack, hecho de varias partes, fue puesto a disposición del mundo para descargarse online libremente e imprimir en 3D.
Sus millones de descargas en todo el mundo no evitaron un duro revés: un reciente análisis alemán pre-publicado y financiado por el Ministerio de Defensa de la potencia europea afirmó que esta y otras mascarillas profilácticas 3D tenían falencias, especialmente por las fisuras entre los componentes armables, además de evidenciar que las mascarillas estándar (FFP2 y FFP3) superaban con creces su efectividad de filtrado. Muchas otras iniciativas con características novedosas pueden estar surgiendo en este momento, aunque para estar seguros de adquirirlas o empezar a usarlas con toda confianza, habrá que conocer qué dicen los estudios rigurosos (y de preferencia, revisados por pares) sobre su efectividad.
Investigación y redacción: Valeria Román
Edición: Daniel Meza
Factchecking médico: Tania Valbuena
Ilustraciones: Ulises Lima
Este artículo fue publicado en NewNormal.Lat.
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