La nave Juno llegó a Júpiter tras cinco años de epopeya espacial

La nave no tripulada Juno de la NASA ha culminado gran parte de su epopeya espacial al llegar Júpiter –el planeta más grande del sistema solar– después de cinco años. En él, Juno dará 37 vueltas al rey de los planetas estudiándolo y captando información antes de sumergirse en su letal órbita.
Juno –que se incorporó a la órbita de Júpiter hacia las 03:54 GMT del martes– también se convirtió en el vehículo que más se aproxima al gigantesco planeta gaseoso, y tiene por objetivo descifrar sus enigmas y descubrir más sobre el origen del sistema solar. En los próximos 20 meses, Juno buscará entender nuestro entorno planetario cercano a partir de Júpiter: su composición gaseosa es muy similar a la de muchos exoplanetas, y esto a su vez nos ayudará a tener un mejor entendimiento del mundo más allá del Sistema Solar. Asimismo, proporcionará nueva información que podría dar giros a anteriores conceptos sobre el Quinto Planeta.
Esta nave será capaz de tomar las imágenes con mayor resolución nunca antes vistas sobre este gigante (más de mil veces la tierra), puesto que por primera vez se acercará a unos 5.000 kilómetros de su superficie, es decir, 10 veces más cerca que cualquiera de las 9 sondas que visitaron el planeta antes.
Juno, del tamaño de una cancha de básquet, fue hecha a base de titanio y otras capas de resistentes metales para resistir a los cinturones de radiación de Júpiter. Además, se mueve gracias a la energía solar (captada por sus paneles solares), a diferencia de las anteriores naves espaciales, las que usaban plutonio-238.
Júpiter es un planeta gigantesco hecho de hidrógeno y helio, muy similar a las estrellas, aunque sin llegar a ser una de ellas. Su masa duplica el resto de los planetas combinados y tiene gran influencia: cuenta con 60 lunas, como Ganímides o Europa, y un océano subterráneo en el que habría vida, según algunas hipótesis. Nadie sabe hasta el momento qué misterios se esconden bajo sus tormentas.
Es además, extremadamente peligroso. Da vueltas sobre sí mismo cada 10 horas, lo que genera un monstruoso campo magnético en el que los electrones están cautivos y funcionan como balas para cualquier objeto que se le acerque. Acabada su misión, la nave se inmolará al insertarse en la atmósfera de Júpiter hasta ser triturada por completo.
Daniel Meza
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