La efectiva estrategia psicológica de Donald Trump

El éxito de Donald Trump en el proceso electoral estadounidense se puede entender a través de nociones científicas. James Hoggan, especialista canadiense en relaciones públicas, ha notado que algo que él ha llamado “la retórica tóxica” viene imponiéndose. Esta se compone de discursos antisistema, antiinmigrantes, e insultos a discreción. La respuesta, para Hoggan, estaría en la psicología.
Hoggan intenta, en un artículo de NewScientist, responder racionalmente a una pregunta que parece no tener respuesta racional: ¿cómo un multimillonario egocéntrico que critica a los musulmanes y mexicanos y mujeres puede ganar más votos que cualquier otro republicano en la historia?
Es claro que las evidencias y la razón no están primando. Según el filósofo de Yale Jason Stanley, –citado por el artículo– este tipo de personalidades se alimentan de los miedos del público para reconstruir una realidad y a su vez complacerlos.
El prestigioso psicólogo Bryant Welch –también citado por Hoggan– considera que mucha gente se siente atribulada debido que mantenerse al tanto de los cambios exige un esfuerzo mental. Esto se combina con preocupaciones acerca de la inmigración, economía, terrorismo, cambio climático y seguridad. La ansiedad, dice Welch, hace a la masa inclinarse hacia un líder fuerte.
Pero mientras esto ocurre, esta masa se vuelve menos capaz. Welch compara esta situación con un adicto a la heroína que se inyecta más y más dosis de droga, para estar igual de dopados. En este caso, se inyectan la droga Trump, un cóctel de certeza absoluta, opinión fuerte e imagen de control.
Trump dice que sus oponentes no están mal, que en realidad son idiotas. El satanizar a otros, es una respuesta primitiva que calma temores y despierta instintos tribales. Apoyado en hechos y especialistas, proclama: no te preocupes por el cambio climático, no está pasando; ni por el terrorismo, lo podemos detener con fuerza; no te preocupes por el trabajo, podemos hacer una pared para proteger el tuyo. En palabras de Hoggan, Trump no trata de persuadir pero manipula el miedo.
Solo queda esperar para ver si estrategia psicológica podrá llevar a Trump a la Casa Blanca.
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