Fósil de 48 millones de años muestra una cadena alimenticia

Paleontólogos han descubierto un fósil de serpiente de unos 48 millones de años de antigüedad, en cuyo estómago hallaron una lagartija que a su vez tenía dentro a un escarabajo. El descubrimiento, publicado en la revista científica Palaeobiodiversity and Palaeoenvironments, tuvo lugar en el yacimiento fosilífero de Messel, en el centro de Alemania.

Los científicos de la Sociedad Senckenberg de ciencias naturales, en la ciudad alemana de Fráncfort, llegaron a la conclusión de que la lagartija, de unos 20 centímetros, se comió al escarabajo poco antes de ser engullido por la serpiente, de 103 centímetros de largo.

"El contenido gástrico es digerido de manera relativamente rápida y la lagartija se encuentra en muy buen estado de conservación, así que partimos de la base de que la serpiente murió entre uno y dos días después de haber ingerido alimentos y que se hundió en el lago Messel, donde pudo conservarse", explicó el paleontólogo Krister Smith.

No está claro cómo murió la serpiente, pero lo que sí se sabe es que estaba demasiado cerca del lago volcánico, siendo probable que haya sido asfixiada por los vapores tóxicos. Su cadáver probablemente se deslizó al lago después de su muerte, donde se preservó durante millones de años.


Los tres animales encontrados: La serpiente en color blanco, el lagarto en color anaranjado y al insecto en color verde.

El nuevo fósil de Messel también ha ayudado a conocer algo muy importante: la dieta de los lagartos no fue herbívora, sino omnívora.

La serpiente, de algo más de un metro, pertenece a un grupo de serpientes constrictoras que incluye a las boas de Madagascar, las boas neotropicales y las boas de arena de Asia y África. Al crecer, dejan la alimentación orientada a pequeños animales para buscar víctimas más grandes, mamíferos, pájaros y reptiles del tamaño de cocodrilos. 

Agustín Scanferla, uno de los investigadores indicó: "Somos muy afortunados por estudiar este tipo de muestras". 


Fósil de 250 millones de años donde se halló un tiburón, un anfibio y un pez al mismo tiempo. 

Cabe indicar que no es la primera vez que se ha descubierto una peculiaridad prehistórica similar. En 2008, investigadores austríacos encontraron un fósil de 250 millones años de edad que conservaba un tiburón que había comido algún tipo de anfibio que antes había tragado un pez pequeño.

El fósil de ese entonces se halló más fragmentario que el descubrimiento del hoyo de Messel, pero fue el primer indicio real que la cadena alimenticia de la época era mucho más compleja de lo que habían pensado los investigadores. Los fósiles mejor conservados del mundo de la época del Eoceno (que tuvo lugar hace aproximadamente 56 a 34 millones de años) se han encontrado en Messel, Fráncfort, Alemania.

Miguel Guerra L.

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