¿Tomas suplementos de calcio? Podrías estar lastimando tu corazón

Tras analizar 10 años de exámenes médicos en más de 2.700 pacientes, un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Medicina Johns Hopkins y otras universidades concluyó que el consumo de calcio en forma de suplementos puede aumentar el riesgo de acumulación de placas en las arterias y daños al corazón, aunque ingerir alimentos ricos en calcio no causa el mismo efecto.
La investigación, publicada esta semana por la revista de la American Heart Association, documenta una asociación entre los suplementos de calcio y la aterosclerosis, y no prueba causa y efecto, aclaran los autores. No obstante, lo hallado se suma a otros trabajos que recogen preocupaciones científicas sobre los daños potenciales de estas sustancias. De acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud, 43% de adultos estadounidenses (y 70% de mujeres mayores) toman un suplemento que contenga calcio. Los resultados de la reciente investigación y los de otras en la misma línea recuerdan la necesidad de consultar a especialistas médicos antes de iniciar la ingesta de estas sustancias.
De acuerdo con el nutricionista John Anderson, Ph.D., profesor emérito de Nutrición en la Universidad de Carolina del Norte, en la Escuela Gillings de Salud Pública Global de Chapel Hill, co-autor del informe, la investigación nació de la preocupación por los resultados estudios anteriores que ya demostraron que "los suplementos de calcio —sobre todo en las personas mayores— no llegan al esqueleto o son completamente excretados en la orina, con lo cual el calcio debía estar acumulándose en los tejidos blandos del cuerpo". A ello se sumó la noción acerca de que a medida que una persona envejece, placas de calcio se acumulan en los vasos sanguíneos, la aorta y otras arterias, impidiendo el flujo y aumentando el riesgo de ataques al corazón.
Para el trabajo, se analizó información detallada del Estudio Multiétnico de Aterosclerosis, un proyecto de investigación de larga duración financiado por el Instituto Nacional del Corazón, el Pulmón y la Sangre, que incluyó a más de 6.000 personas atendidas en seis universidades de investigación, incluyendo la Universidad Johns Hopkins. El estudio se centró en 2.742 de estos participantes, que completaron cuestionarios dietéticos y a quienes se les tomaron dos tomografías computarizadas, con un espacio de 10 años entre una y la otra.
Los participantes tenían entre 45 a 84 años; el 51% eran mujeres; el 41% eran blancos, 26% afroamericanos, 22% hispanos y 12% chinos. Al inicio del estudio en el 2000, todos los participantes respondieron a un cuestionario de 120 preguntas acerca de sus hábitos alimenticios, para determinar la cantidad de calcio que tomaban de sus comidas. Asimismo, se tomó registro de los medicamentos y suplementos con calcio que cada participante tomaba a diario.
Los investigadores además les tomaron tomografías computarizadas cardíacas coronarias a los participantes, para medir el calcio en sus arterias, la calcificación de las mismas y el riesgo de enfermedades del corazón. Inicialmente, 1.175 participantes mostraron placas en las arterias. Las pruebas se repitieron 10 años después para detectar el desarrollo o empeoramiento de una enfermedad cardíaca coronaria.
Para el análisis, los investigadores primero dividieron a los participantes en cinco grupos en función a su consumo total de calcio, incluyendo tanto suplementos como dieta regular. Después de ajustar los datos según la edad, el sexo, la raza, el ejercicio, el tabaquismo, el ingreso económico, la educación, el peso, la bebida, la presión arterial, el azúcar en la sangre y la historia médica familiar, los investigadores separaron al 20% de los participantes con la ingesta de calcio más elevada (más de 1.400 miligramos al día). Se encontró que el grupo era en promedio 27% menos propenso a desarrollar enfermedades del corazón que el 20% con la menor ingesta de calcio (menos de 400 miligramos diarios).
A continuación, los investigadores separaron a los participantes que tomaban calcio únicamente a través de su alimentación de los que utilizan suplementos (46% de la población de estudio). Tras contrastar los perfiles de cada uno con los mismos factores que en la etapa anterior de la investigación, se encontró que los consumidores de suplementos tenían un 22% más de riesgo de tener calcio arterial a lo largo de la década monitoreada, lo que puede significar el desarrollo de enfermedades coronarias. No obstante, entre los participantes con mayor ingesta dietética de calcio no hubo un aumento.
"Es evidente que hay algo diferente en cómo el cuerpo utiliza el calcio de los suplementos, en comparación con la ingesta a través de la dieta", dice Anderson. "Podría ser que los suplementos contienen sales de calcio o podría ser que el tomar una dosis grande hace que el cuerpo sea incapaz de procesarla."
"Sobre la base de esta evidencia, podemos decir a nuestros pacientes que no parece haber ningún mal en comer una dieta saludable para el corazón que incluya alimentos ricos en calcio, incluso puede ser benficioso", dice la co-autora del estudio Erin Michos, directora asociada de cardiología preventiva y profesora asociada de medicina del Centro Ciccarone para la Prevención de la enfermedad cardíaca en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. "Sin embargo, los pacientes deben realmente hablar con su médico antes de tomar suplementos de calcio, para determinar la dosis adecuada o si incluso los necesitan", precisa.
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, las enfermedades coronarias matan a más de 370.000 personas cada año en los EE.UU. Las enfermedades al corazón son la principal causa de muerte en todo el mundo. En el 2012, según la OMS, murieron 17,5 millones de personas por culpa de este tipo de males, lo que representa un 31% de todas las muertes registradas en el mundo.
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