La ciencia logra editar ADN en ojos y abre las puertas a una vida más larga

Un equipo de científicos de diversas afiliaciones ha desarrollado una nueva forma de editar el ADN —retirando genes defectuosos como cuando uno borra palabras mal escritas en un correo electrónico— que podría arreglar genes en el cerebro, curar enfermedades antes incurables y con ello, incluso, ser la clave para extender la esperanza de vida de la raza humana.
El “Santo Grial”, el cáliz supuestamente empleado por Jesucristo en la Última Cena, es una reliquia considerada la clave de la vida eterna: quien bebe de él no conoce la muerte, reza la leyenda (de escasa rigurosidad histórica, sea dicho). Pues bien, el reciente avance en genética —cuyos resultados son publicados por la revista Nature— es considerado precisamente como el Santo Grial de esta área de investigación científica.
"Sin embargo, cabe señalar que aunque las pruebas demostraron respuestas visuales mejoradas después de la inyección subretinal de la reparación del ADN a ratas de tres semanas de edad, el rescate fue sólo parcial y no suficiente para restaurar completamente la visión", escribieron los investigadores En un artículo sobre su investigación en la revista Nature.
La técnica empleada, conocida como HITI, tomó como base la técnica de edición de genes CRISPR —que a nivel molecular edita el genoma de una célula— pero a diferencia de esta logró insertar transgenes en neuronas post-mitótico (que no se dividen ya). Asimismo, el profesor Robert MacLaren, de la Universidad de Oxford, citado por el diario The Independent, señaló que uno de los problemas de la técnica CRISPR es que puede afectar el ADN en lugares en que se pueden generar efectos adversos, lo cual es evitable con la técnica HITI.
Además, antes del desarrollo de esta técnica, la edición del ADN no había sido capaz de efectuar cambios en los tejidos de los ojos, el cerebro, el corazón y el hígado. La técnica HITI lo ha logrado y abre las puertas al desarrollo de tratamientos para enfermedades asociadas con el envejecimiento.
Esta fue empleada para restaurar parcialmente la vista de ratas afectadas por retinitis pigmentosa, una condición que afecta a uno entre cada 3.000 a 4.000 seres humanos y generalmente en edad adulta (se da usualmente entre los 36 y 40 años).
Las células de la mayoría de tejidos a esa edad no se dividen, por lo que es más difícil introducir cambios en el ADN de estas. No obstante, según el profesor Juan Carlos Izpisua Belmonte, uno de los autores del trabajo del Instituto Salk en Estados Unidos, "por primera vez [con la técnica HITI] podemos modificar el ADN de las células que no se dividen, para arreglar los genes rotos en el cerebro, el corazón y el hígado”.
Alterando los genes que afectan a los ojos, los científicos fueron capaces de devolver a las ratas un grado de visión.
El envejecimiento, entendido como una concentración de mutaciones de ADN, podría verse cercado en un escenario en que la ciencia es capaz de corregir estas mutaciones en determinados órganos. De acuerdo con el Dr. Andrew Wood, del Instituto de Genética y Medicina Molecular de la Universidad de Edimburgo, "aunque otros grupos han aplicado enfoques similares en la división de células cultivadas en el laboratorio, esta es la primera vez que se ha utilizado en células que no se dividen en un animal vivo”.
Los avances en la edición genética se vislumbran como acercamientos a una mejor calidad de vida en la vejez. El mes pasado un grupo de científicos chinos inyectaron por primera vez a un humano células que contienen genes editados usando la revolucionaria técnica CRISPR / Cas9. El 28 de octubre pasado, un equipo liderado por el oncólogo Lu You de la Universidad de Sichuan en Chengdu, China, suministró a células modificadas en un paciente que sufre de un agresivo cáncer de pulmón —como parte de una prueba clínica en el Hospital de la China Occidental, en Chengdu. El objetivo es que el paciente logre, gracias a esta técnica, venza al cáncer.
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