Así es como el cambio climático derrite el hielo en la Antártida

Si usted —al igual que el próximo presidente de los Estados Unidos— era uno de los escépticos sobre los reales efectos del calentamiento global, las recientes imágenes captadas por la NASA en la Antártida han aparecido para hacerle cambiar de opinión. Lo que ve es una rajadura en la superficie del glaciar de la Isla Pine, una formación masiva de hielo de dos kilómetros de profundidad y que totaliza un área de 162.300 km2. La foto fue tomada a inicios de mes, como parte de un trabajo publicado hoy en Geophysical Research Letters, que concluye que “considerando el aumento de la temperatura del fondo del casquete antártico y el aumento de la fusión del glaciar Pine Island en la última década, fue la fuerza de la corriente oceánica la que causó principalmente la expansión de la base de las rajaduras [en el glaciar]”.
La Antártida, al sur de nuestro planeta, conserva cerca del 50% de reservas de agua dulce en sus glaciares y hielos continentales, los mayores del planeta. La cubierta de hielo de la Antártida Occidental aloja, en uno de sus extremos, al glaciar de la Isla Pine y a su gemelo, el Thwaites. Solo la masa de hielo de esta parte del continente podría desaparecer por completo en 100 años, si el cambio climático continúa establemente su curso. Con ello, el nivel del mar en todo el planeta subiría un poco más de tres metros, lo suficiente para desaparecer ciudades costeras como Nueva York y Miami y desplazar a 150 millones de personas en todo el mundo, que viven de cara al mar.
El glaciar de la Isla Pine representa el 10% de esa masa de hielo y es uno de los que viene reduciéndose más rápidamente: cada año su grosor se adelgaza en más de un metro.
Ello se evidenció ya en el 2015, cuando un trozo hielo de más de 580 km2 se desprendió del glaciar, a raíz de una rajadura registrada en su centro, que se fue extendiendo por un lapso de dos años hasta que logró fraccionar una parte de la masa.
Y es que, a diferencia de otros glaciares que van perdiendo partes de sí por la erosión de las aguas oceánicas en sus bordes, lo que yace debajo del glaciar de la Isla Pine parece ser lo que viene acabando con él a ritmo acelerado, por acción del calentamiento global. Quebraduras similares han sido observadas en el casquete de hielo de Groenlandia. De acuerdo con un trabajo de octubre, realizado por la Universidad de Washington en base a observaciones anuales entre el 2009 y el 2014, “el retroceso continuo de los glaciares y el flujo acelerado de hielo probablemente se iniciaron hace unas décadas debido al aumento del adelgazamiento del hielo inducido por el océano”. Un océano que aumentó su temperatura global en 0,1°C durante el siglo pasado solo por acción del calentamiento global.
Aunque el aumento en la temperatura pueda parecer insignificante, lo cierto es que las aguas más cálidas que corren en la base de este glaciar son las que vendrían acabando con él. De acuerdo con Ian Howat, uno de los autores del estudio publicado hoy, las imágenes satelitales —como la de esta nota— proporcionan la primera evidencia fuerte de que estas grandes plataformas de hielo antártico responden a los cambios en su borde oceánico de una manera similar a lo observado en Groenlandia.
La grieta de Isla Pine se originó desde el centro de la plataforma y se propagó a los márgenes, lo que implica que algo debilitó el corazón del glaciar, posiblemente “una grieta derretida por un océano que se calienta", según Howat. La grieta se abrió en el fondo de un "valle" —una hendidura o depresión en el glaciar— donde el hielo estaba particularmente delgado. La formación de esta depresión también sugiere, como el fondo de la capa de hielo del Antártico Occidental se encuentra por debajo del nivel del mar, el agua del océano puede penetrar en el interior, sin ser vista, y así comenzar a socavar su interior.
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