Paralítico vuelve a almorzar por cuenta propia gracias a brazo robótico

Un equipo internacional de investigadores utilizó por primera vez un exoesqueleto controlado por el cerebro y los ojos, para restaurar parcialmente la funcionalidad de extremidades paralizadas. El sistema desarrollado puede ser montado en una silla de ruedas y está equipado con un mecanismo de protección contra falsos positivos, esto es, evita que el dispositivo realice movimientos involuntarios. Los resultados se publican en Science Robotics.
La interfaz neuronal es la plataforma informática que permite enviar y decodificar señales cerebrales, las cuales son convertidas en órdenes que controlan el movimiento de prótesis neurales. Esta tecnología viene siendo desarrollada experimentalmente en la rehabilitación de personas con parálisis diversas. Por ejemplo en octubre último, gracias a científicos de la Universidad de Pittsburgh, un brazo robótico, controlado cerebralmente mediante un chip, le ha permitido a un hombre con parálisis recuperar la sensibilidad en su extremidad, diez años después de haberla perdido a causa de un accidente.
No obstante, uno de los problemas usuales de estos sistemas es su inestabilidad: según los autores del reciente avance tecnológico, uno de cada diez movimientos es fallido, dado por una señal mal entendida por el mecanismo.
Para solucionar este aspecto, los investigadores han desarrollado un exoesqueleto controlado por una neurointerfaz y además por mecanismo de miedo adicional, que registra el movimiento ocular de lado. La electrooculografía permite al exoesqueleto realizar un movimiento en la extensión y dirección adecuadas.
Un total de seis voluntarios fueron invitados a probar el sistema. Todos los sujetos aprendieron en hasta 10 minutos a coger objetos con el exoesqueleto, y a soltarlos con la ayuda de los movimientos de sus ojos.
El sistema fue instalado en una silla de ruedas para poder utilizarlo fuera del laboratorio. Así, los voluntarios pudieron visitar un restaurante y en la mesa tomar con la mano una botella y beber de ella, usar un tenedor, tomar y pasar una tarjeta bancaria, así como comer y firmar una factura.
Los sujetos que probaron el sistema, incluso en casa, durante cuatro horas no reportaron efectos secundarios o molestias. Según los investigadores, el sistema se puede utilizar eficazmente en la vida cotidiana de las personas paralizadas porque no requiere cirugía para instalar las neurointerfaces, es fácil de aprender a usar y tiene un mecanismo de protección contra falsos positivos.
Este año, científicos rusos de la Universidad de Tomsk desarrollaron una prótesis de brazo robótico y su algoritmo de control usando señales mioeléctricas, del tejido. Esta extremidad mecánica reconoce independientemente los movimientos de su dueño y puede moverse como cualquier brazo en buen estado de salud.
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