Una enorme onda fue fotografiada en la atmósfera de Venus

Una enorme onda o protuberancia ha sido detectada en la atmósfera de Venus, y los astrónomos estudian en intentan explicar cómo es que dicho fenómeno fue capaz de soportar los torrentes de ácido sulfúrico que giran incluso más rápido que el planeta mismo. El trabajo con las conclusiones sobre el fenómeno fue publicado en Nature Geoscience.
La mejor hipótesis de los expertos es que esta estructura de 10.000 kilómetros es el resultado de lo que podría ser la más grande onda de gravedad nunca antes vista en el sistema solar. Sin embargo, hay una paradoja: los científicos no creían que las ondas gravitatorias podrían formar este tipo de elevaciones en la atmósfera.
La imagen infrarroja que acompaña esta nota y que muestra una onda masiva imposible de no distinguir —desde el polo norte hasta el polo sur— fue captada por la sonda japonesa Akatsuki el pasado diciembre. Por 4 días seguidos, esta dominó a la atmósfera increíblemente densa y caliente del planeta a una altura de hasta 65 kilómetros sobre la superficie —y permaneció extrañamente quieta, a pesar de los vientos legendarios de Venus, a 359 km/h. No obstante, se desvaneció entre las nubes tan pronto como apareció.
Como se refirió antes, se trataría de una onda de gravedad —algo que ocurre cuando materiales fluidos como líquidos, gases o plasmas son desplazados de una posición de equilibrio. Los expertos indican que solo una estructura como una onda de gravedad podría soportar toda la intensidad de la velocidad y forma de los vientos de ácido sulfúrico, aunque nadie predijo que podía ser tan grande. Según el equipo, el presente estudio muestra evidencia directa de la existencia de ondas de gravedad estacionarias, y que estas pueden tener una gran escala —acaso la más grande observada en el sistema solar.
Para entender lo insólita que es la presencia de la onda gigante, hay que conocer que las nubes de ácido sulfúrico giran hacia el oeste a velocidades mayores a las que el propio planeta gira sobre su eje. En contraste, la rotación del planeta es tan lenta que un día dura más incluso que el tiempo que se toma el planeta en orbitar completamente el sol. Esto da a la superficie venusina una apariencia de nubes a velocidad difuminadas, por lo que ver una onda gigante es sorpresivo.
Ilustración de vientos superficiales de Venus siendo empujados hacia arriba.
Para entender cómo se formó esta onda de gravedad sin precedentes (que no es lo mismo que onda gravitacional, por primera vez detectada en el 2016) hay que entender qué es una. Es simple: las tenemos en la Tierra, y son una ondulación o perturbación en la densidad de la atmósfera de un planeta. Se cree que en Venus, esta onda se formó debido a sus elevadas cadenas montañosas.
“Si el viento corre sobre una superficie desigual como una cadena montañosa o un océano turbulento, crea tensión entre las partículas de aire impulsadas hacia arriba y la gravedad que las atrae hacia abajo”, explicó Emma Grey Ellis para Wired. Dicha pérdida de equilibrio causa ondas de gravedad en la Tierra, como en los Andes patagónicos y el equipo de Akatsuki cree que no es coincidencia que el fenómeno se haya producido sobre las montañas en Venus. Se cree que la onda masiva se formó cuando los violentos vientos golpearon en la cadena montañosa Aphrodite Terra a 4.500 metros sobre el nivel del mar, que se ubica muy cerca al ecuador de aquel planeta. Otro indicador es que los arcos de la onda —más de 15— aparecieron sobre los centros de estas cordilleras.
Los científicos están satisfechos con esta explicación, aunque aun permanecen intrigados cómo la onda llegó a ser tan grande. La búsqueda de una respuesta incluso podría llevar a responder otra pregunta más grande: cómo es que la atmósfera Venus tiene tal super-rotación, que da la vuelta al planeta en solo 4 días terrestres.
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