La dura guerra de California contra Trump en políticas ambientales

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ya ha supuesto, desde la semana pasada, una serie de cambios a favor del uso y explotación de combustibles fósiles y de la relajación de las regulaciones estatales en esta materia, que venían promoviendo en varios estados el uso de vehículos eléctricos, por ejemplo.
Ello configura un nuevo escenario político para las medidas gubernamentales a favor de la reducción de gases de invernadero y el uso de energías renovables (Estados Unidos es el segundo mayor emisor de CO2, con cerca de 16% del total mundial durante el 2016). Washington vs. un grupo de estados liderados por California.
California, hogar de las mecas del cine y la tecnología —Hollywood y Silicon Valley, respectivamente—, es la sexta economía más poderosa del mundo, superando a países entero como Francia y sus US$2,42 billones de producto bruto interno. Su gobernador, el demócrata Jerry Brown, es quien desde la elección de Trump se erigió como la contraparte estadounidense en el manejo del cambio climático, la oposición a lo que provenga desde la Casa Blanca y promueva medidas que puedan afectar el medioambiente (por ejemplo, el plan energético “An America First Energy Plan” lanzado por Washington esta semana con políticas que impulsan el fracking para extraer petróleo y gas y levantan restricciones actuales que afectan al sector minero del carbón).
Así las cosas, ¿podría el gobierno de Trump obstruir el camino de California hacia un modelo de desarrollo libre de contaminación?
Si fuera el caso, ello se daría principalmente desde la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), donde Trump designará a Scott Pruitt para llevar a cabo e imponer las políticas ambientales que surjan desde Washington. No obstante, como abogado defensor del estado de Oklahoma durante la administración de Barack Obama —promotor de candados administrativos, regulaciones y sanciones tributarias a las industrias contaminantes— Pruitt abogó por el derecho de cada estado a definir sus propias políticas en esta materia. Su desempeño en la EPA será determinante y ya genera expectativa.
Ello, a la luz de la reciente reunión de Trump esta semana con representantes de las principales automotrices estadounidenses, a los que les que les dijo "vamos a cortar la regulación masivamente". En tal sentido, añadió que el 75% de las regulaciones federales pueden ser eliminadas, al ser "tan sólidas, buenas y protectoras de la gente como las regulaciones que tenemos actualmente".
Michael Wara, experto en leyes ambientales de la Universidad de Stanford, señala a The San Francisco Chronicle que el objetivo de la administración Trump es claro: “Deshacerse de cuantas acciones regulatorias de Obama sobre el cambio climático sea posible y tratar de retroceder el reloj”.
Mientras, California toma medidas en la dirección opuesta. El viernes, la Junta de Recursos del Aire ordenó a las refinerías reducir las emisiones de dióxido de carbono en un 20% para ayudar a cumplir los agresivos objetivos climáticos del estado.
Las metas del estado se traducen en diversas medidas en sus ciudades. Los Ángeles, la capital del estado, tiene la mayor flota de vehículos eléctricos en el país y ahorró un 60% en costos el año pasado al comprar BMW i3 como vehículos policiales —no patrulleros—.
Lo cierto es que varias de estas medidas son impulsadas gracias al otorgamiento de financiamiento de la EPA. No obstante, a la luz de las designaciones de Trump en la oficina y el anuncio sobre recortes presupuestarios y suspensión de financiamiento a estados en la misma, las metas de California podrían verse amenazadas.
El revés cobra una mayor relevancia si se considera el rol de Brown en iniciativas globales en pro de la defensa del ambiente. El funcionario encabeza Under 2, una coalición de más de 170 gobiernos subnacionales, locales, que luchan por el cambio climático independientemente de lo que hacen sus gobiernos nacionales y que representan a cerca de mil millones de personas y la tercera parte de la economía global.
Aun así, el alcalde de Los Ángeles Eric Garcetti, asegura que en el peor escenario “[el gobierno federal] puede afectar a 20-30% de nuestro avance, pero el 70% del mismo es inevitable”. Con ello, la lucha política por el medioambiente en California, y en contra de Washington, será seguida de cerca por los ojos del mundo por sus implicancias en varios aspectos.
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