Científicos crearon al primer embrión cerdo-humano

La mitología griega hablaba de Quimera, una criatura compuesta de partes de dos animales –tenía cabezas de un león y una cabra–, que devoraba animales y atemorizaba a pobladores en el Asia Menor. Hoy, pareciera que la ciencia empezara a competir —de cierta forma— con la imaginación de las civilizaciones antiguas: un equipo de científicos acaba de publicar el primer artículo revisado por pares reportando de la creación de fetos cerdo-humanos, un paso hacia el “cultivo” de animales con órganos adecuados para el trasplante en humanos. De este hecho que parece fantástico dan cuenta los autores en la revista especializada Cell. El equipo además reportó sobre la anterior creación de un ratón-rata. Estos animales modificados proveerían a los investigadores con nuevos modelos para probar medicamentos y entender el desarrollo temprano de los humanos.

El estudio ha reavivado antiguas preocupaciones éticas, entre ellas, por la posibilidad de que trabajos como este disparen la inteligencia animal, y propicien la aparición de criaturas híbridas desconocidas que pongan en peligro la vida humana y salvaje. En el 2015, el gobierno de EE.UU. dijo que no financiaría este tipo de trabajos.

 

Para crear quimeras, los científicos generalmente inyectan células madre humanas pluripotentes –que se pueden volver cualquier tipo de órganos– desde una especie en el embrión precoz de una segunda especie. En teoría, las células foráneas deberían diferenciarse y expandirse a través del cuerpo. En la práctica, producir embriones híbridos viables ha sido muy difícil.

Buscando ir más lejos en esta área, un equipo liderado por el biólogo del desarrollo Juan Carlos Izpisua Belmonte del Instituto Salk, La Jolla EE.UU., usó la tecnología de edición genética CRISPR para crear embriones de ratón sin los genes que permiten constituirse a los órganos. Los científicos luego inyectaron células madre de rata en los embriones del ratón e implantaron los embriones en el útero de una hembra de esta última especie.  Al contener las células madre de rata los genes necesarios para la formación de órganos, las quimeras resultantes tenían órganos compuestos principalmente por células de rata. Los animales vivieron hasta dos años, el período de vida normal de un ratón promedio.


El grifo, criatura mitológica cuya parte superior es la de un águila gigante, con plumas doradas y poderosas garras. 

 

Con este antecedente, el equipo intentó hibridar a dos especies distantes: humanos y cerdos. El equipo inyectó a embriones de cerdos uno de tres tipos de células madre pluripotentes humanas inducidas — (1) células normales, (2) células preparadas para desarrollarse en un tejido o (3) células “intermedias” que no eran normales ni completamente listas. Las quimeras inyectadas de células madre “intermedias” al crecer albergaron la mayor proporción de células humanas, sugiriendo que los intentos previos para crear quimeras podrían haber usado células madre en la etapa de desarrollo errónea. Aun así, solo 1 en 100.000 células en las quimeras cerdo-humanas eran humanas —indicó Jun Wu, biólogo del Instituto Salk.

Los científicos permitieron a las quimeras cerdo-humanas desarrollarse por cuatro semanas (en madres sustitutas) antes de destruirlas, en concordancia con las regulaciones éticas. Esto último, con el fin de observar cómo participaban y contribuían las células humanas. Se implantó en total más de 2.000 embriones quiméricos en 41 cerdas sustitutas, resultando en 18 embarazos y 186 embriones un mes más tarde. Muchos de los embriones, sin embargo, eran más pequeños de lo normal y crecieron más lentamente, informó el equipo. Los investigadores vieron signos de células humanas, aunque eran raros. “Se puede decir que injertaron, pero a un nivel bajo”, reportaron

Pese a ello, el equipo cree que hallar células humanas sobrevivientes después de cuatro semanas es “notable”. El objetivo final “es crear tejidos u órganos funcionales y trasplantables, aunque aún estamos lejos; este es un muy importante primer paso.  

Científicos citados por Nature tuvieron opiniones encontradas sobre este trabajo. Jacob Hanna, biólogo del desarrollo del Weizmann Institute of Science de Israel opinó que es un trabajo que despierta entusiasmo, y que el siguiente paso será ver si las células humanas tienen una estructura normal de ADN y una correcta expresión génica. Otros investigadores, como el experto en células madre Hiromitsu Nakauchi de la Universidad de Stanford, indicaron que el número de células madre en las quimeras cerdo-humanas indican que el híbrido aún está muy lejos de servir para la donación de órganos. Nakauchi consideró el trabajo Izpisua como un buen intento, aunque todavía con resultados negativos.

 

Daniel Meza

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