Pacientes con parálisis total usan sus pensamientos para decir que son felices

Pacientes con parálisis han sido capaces de comunicarse con sus familias por el pensamiento, gracias a un método no invasivo que registra la actividad cerebral asociada a la formulación de afirmaciones o negaciones (la manera en que funciona nuestro cerebro cuando decimos “sí” y “no”). Los cuatro participantes en el estudio tienen esclerosis lateral amiotrófica (ELA), trastorno degenerativo que hace que las personas dejen de ser capaces de controlar sus músculos, incluso los que mueven los ojos. En la práctica, se trata de personas que han vivido aisladas del resto del mundo, incapaces de comunicarse.
La investigación, publicada en PLOS Biology, fue realizada por un equipo multinacional de investigadores en neurociencias. A partir de otros avances en el aprendizaje motor y fallidos intentos anteriores de comunicación neuroeléctrica por la vía cerebro-computadora (BCI) en pacientes con condiciones similares, el equipo logró el éxito gracias a la espectroscopía funcional del infrarrojo cercano (fNIR).
La fNIR mide los niveles de oxígeno en el córtex pre-frontal del cerebro, lo que permite mapear en tiempo real cómo se oxigena el órgano durante tareas como prestar atención, recordar algo, memorizar un dato o solucionar un problema estímulo, para cuantificarlas y diferenciarlas. Ello se logra usualmente mediante accesorios montables sobre la cabeza
Niels Birbaumer, del Wyss Center de Ginebra, y sus colegas combinaron en su investigación dos dispositivos. El NIRS, que mide el oxígeno en la sangre del cerebro con haz de luz a través de la cabeza. Y una red de electrodos de encefalogramas para registrar las ondas cerebrales generadas por la actividad.
Luego se procedió a entrenar al sistema para reconocer la actividad cerebral asociada con el "sí" y el "no" ante afirmaciones sencillas. Tres semanas después, el dispositivo alcanzó una precisión del 70%.
En ese momento, el equipo comenzó a hacerles preguntas a los pacientes cuyas respuestas no se conocían: se les preguntó si sufrían alguna molestia, querían visitar algún lado o ver a alguien. Cada pregunta fue hecha 10 veces, dada la precisión del sistema. La respuesta que se repitiera al menos siete veces era la tomada en cuenta como verdadera. Una de las pacientes, de 23 años dijo que quería ver Nueva York, así que su familia empezó a preparar el viaje. Otra mujer dijo que quería visitar a su hermano en España.
El equipo también empleó el dispositivo para preguntar a las cuatro personas si estaban felices. "Dicen que la vida es maravillosa", dice Birbaumer.
Algunas investigaciones sugieren que las personas en tales condiciones no procesan emociones negativas, dice Ujwal Chaudhary, otro miembro del equipo, de la Universidad de Tubingen. "Si eso sucede, estás básicamente feliz todo el tiempo", dice. "No sabemos por qué ocurre, pero parece que el cerebro está tratando de protegerse a sí mismo".
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