Más de un volcán de hielo se escondería en el planeta enano Ceres

Estamos acostumbrados a pensar en lava, roca líquida a altas temperaturas, ceniza y gases tóxicos cuando oímos la palabra volcán. Por ello, el concepto de criovolcán más bien parece un sueño de una dimensión alterna: se trata de un tipo volcán de hielo, posible en otros planetas, que en vez de materiales fundidos al calor del núcleo planetario despide material volátil como el metano, amoniaco y agua, en forma líquida a través de brotes violentos o en forma gaseosa incluso.
Los contextos en que son posibles, y hasta observables por la ciencia, son remotos, tanto como el planeta enano Ceres, donde la nave espacial Dawn de la NASA descubrió el criovolcán Ahuna Mons, de 4 kilómetros de alto, en 2015.
Hoy, nuevas observaciones científicas revelan que Ahuna Mons puede tener algunos hermanos mayores ocultos, y que, según proyecciones realizadas a la luz del estudio, esta cadena montañosa podría haber desaparecido durante un lento proceso de millones de años.
A pesar ser uno de los cuerpos más cercanos al Sol en nuestro sistema (su órbita se ubica entre Marte y Júpiter), Ceres comparte con otros mundos helados —como Plutón, Europa, Tritón, Caronte y Titán— la posibilidad de albergar criovolcanos.
No obstante, el Ahuna Mons se yergue solitario en este planeta, pues en Ceres no hay otra elevación similar. Las características bien definidas y laderas escarpadas del criovolcán son signos de juventud geológica. Ceres, al carecer de atmósfera, no sufre procesos erosivos —como viento, lluvia o heladas—que desgasten sus volcanes, lo cual llevó a pensar a los científicos en la posibilidad de que anteriormente otros criovolcanes hayan acompañado al Ahuna Mons en la superficie de Ceres, y que hoy esas formaciones hayan quedado reducidas por algún fenómeno.
Dicho fenómeno se explicaría mediante el proceso de relajación viscosa, de acuerdo a la investigación, publicada en Geophysical Research Letters, una revista de la American Geophysical Union.
La relajación viscosa es la idea de que casi cualquier sólido fluirá, dado suficiente tiempo, hasta que no haya signo alguno de su estructura original. El fenómeno es observable en nuestro planeta, con los glaciares. Ello podría haber causado que los criovolcanes más antiguos se achaten a lo largo de millones de años, haciendo difícil su detección.
Para determinar en qué tiempo podría ocurrir su desaparición, los científicos crearon un modelo usando las dimensiones reales de Ahuna Mons y asumiendo diferentes composiciones materiales del volcán, desde el 100% de hielo de agua hasta el 40%.
Ahuna Mons tendría que estar compuesto de más del 40% de hielo de agua para ser afectado por la relajación viscosa, encontraron las estimaciones. Con lo que su tasa de aplanamiento sería de entre 10 a 50 metros por millón de años, suficiente como para dejar inadvertidos a los criovolcanes en cientos de millones a miles de millones de años.
"Ahuna Mons tiene más de 200 millones de años, no ha tenido tiempo de deformarse", dijo Michael Sori, del Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona en Tucson, y autor principal del nuevo documento.
El siguiente paso en la investigación, que aporta en el conocimiento de las posibilidades de los cuerpos en nuestro sistema solar, será tratar de identificar restos de los criovolcanes aplanados más antiguos en Ceres.
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