Este hombre recibió el trasplante del rostro de otro individuo que sufrió una tragedia similar

(Imágenes: YouTube/AP).
La Clínica Mayo de los Estados Unidos acaba de completar las principales operaciones de trasplante facial practicadas a Andy Sandness, un hombre de 31 años quien en 2006 decidió quitarse la vida con un tiro de escopeta, según reporta la agencia AP. El fallido suicidio dejó su rostro destruido: perdió la mayor parte de las mandíbulas, terminó con solo dos dientes, de su nariz no había rastro, tampoco de sus labios y hasta sus párpados quedaron completamente abiertos a raíz del fogonazo.
Paradójicamente, otro suicida sería el que le daría una nueva esperanza a Sandness, quien, cuando era atendido por la emergencia, repetía a médicos y policías que no quería morir, arrepentido.
El especialista en reconstrucción facial Samir Mardini, en la Clínica Mayo, vio en el caso de Sandness potencial para un trasplante. Antes de ello, le dijo al paciente, serían necesarias varias cirugías. Mardini y su equipo retiraron los tejidos muertos y los huesos rotos, luego conectaron huesos faciales con placas de titanio y tornillos; reconstruyeron la mandíbula superior con hueso y músculo de la cadera; emplearon hueso y piel de una pierna para formar la mandíbula inferior. Usaron hilos y suturas para juntar sus párpados. Después de ocho cirugías durante 4½ meses, Sandness volvió a casa, pero su rostro estaba lejos de no pasar desapercibido y generar comentarios en voz baja.
Por ello, cuando hace cinco años Mardini le dijo que Mayo iba a iniciar un programa de trasplante de rostro y que era un candidato de fuerza, Sandness se emocionó. Aun cuando, sabía, ello implicaba muchas más operaciones y el consumo de medicación anti rechazo de órganos de por vida.
Más aún fue la sorpresa de todos, incluido Mardini, cuando a mediados del año pasado un potencial donante —un hombre con los mismos tipos de sangre y tejido que Sandness, aproximadamente de su mismo tamaño, dentro de un rango de edad de 10 años y con un tono de piel parecido— apareció.
En junio de 2016, Calen “Rudy” Ross, de 19 años, se quitó la vida de un disparo, dejando a su novia, que llevaba 8 meses de embarazo. Ella quiso honrar la voluntad de Ross, quien en su licencia de conducir especificaba que quería donar sus órganos. Se le aseguró que el beneficiario mantendría sus propios ojos y no acabaría pareciéndose a su pareja fallecida.
Tomó alrededor de 24 horas acondicionar la cara del donante, que implicó remover hueso, músculo, piel y nervios, mientras casi al mismo tiempo Sandness era preparado para la intervención. Su rostro entero fue reconstruido debajo de sus ojos, tomando esto un adicional de 32 horas. El equipo médico intervino en turnos rotativos, aunque algunos cirujanos solo se tomaron descansos de cuatro horas durante el fin de semana.
Una de las partes más intrincadas de la cirugía fue identificar las ramificaciones nerviosas en las caras de ambos hombres y estimularlas con una corriente eléctrica para determinar su función. Eso permitió a los médicos hacer las transferencias correctas: así, cuando Sandness piensa en sonreír o cerrar los ojos, por ejemplo, esos movimientos realmente suceden.
Sandness vio superadas sus expectativas con el resultado: “Solo tener una nariz y una boca son bendiciones […] La apariencia [que ahora tiene] es un bono”.
El pasado mes de diciembre, tuvo una cirugía de seguimiento para apretar la piel de su rostro y cuello y acumular hueso alrededor de sus ojos, para que no luzcan tan hundidos.
Sus músculos faciales son cada vez más fuertes y ya realiza terapia del habla para aprender a usar su lengua en una nueva boca y mandíbula. Puede oler de nuevo, respirar normalmente y comer nuevamente alimentos como manzanas, bistec y pizza.
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