Robots expresivos entrenan a los médicos para ser mejores reconociendo el dolor

Un grupo de ingenieros ha desarrollado una herramienta para entrenar a los médicos para reconocer el dolor en un robot y mejorar sus capacidades de diagnóstico. Estos robots pueden sangrar, respirar y reaccionar ante la medicación, asegura uno de los responsables del proyecto, Laurel Riek de la Universidad de California en San Diego.
No obstante, a diferencia de otros androides similares, los recién creados superan el defecto de tener una cara estática y se asemejan más a un paciente real, que muestra con gestos las molestias del dolor.
De hecho, el disgusto y la ira también se suman a las expresiones de las que es capaz la cara del robot creado: "Interpretar las expresiones faciales de un paciente puede ayudar a determinar si están teniendo un derrame cerebral, experimentan dolor o están teniendo una reacción a la medicación, por lo que los médicos deben ser capaces de hacer esto desde el primer día de trabajo", dice Riek.
Para crear el robot, los investigadores recopilaron videos de personas que expresaban dolor, disgusto y cólera, y utilizaron software de rastreo de rostro para convertir sus expresiones en una serie de puntos en movimiento. Ello sirvió para diseñar el mapa del rostro del robot, cuya primera versión fue Philip K. Dick de Hanson Robotics, un humanoide inspirado en el escritor de ciencia ficción con piel de caucho con el que se pueden reproducir rasgos faciales.
Fueron 102 voluntarios —entre médicos, enfermeros, farmacéuticos y otros no profesionales de la salud— que, tras ver numerosos videos del robot gesticulando diferentes emociones, tuvieron que decidir que expresión coincidía con qué sensación.
Los profesionales de la salud resultaron ser menos precisos que el resto en reconocer el dolor y la ira: atinaron solo el 54% de las veces, en comparación con el 83% promediado por los otros voluntarios.
Esto podría ser en parte resultado de la formación médica disminuyendo los niveles de empatía, según un estudio previo. Por ello, los investigadores creen que los robots expresivos podrían ayudar a entrenar a mejores doctores para interpretar el dolor.
Riek y sus colegas planean que estudiantes de la Universidad de California en San Diego, empleen el robot este mismo año en escenarios simulados como el de una persona que se recupera de un derrame cerebral.
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