La Ruta de la Seda sería miles de años más antigua de lo que creías

La Ruta de la Seda, una de las más famosas e importantes redes de comercio de la historia de la humanidad que atraviesa el continente asiático, sería miles de años más antigua de lo que muchos creerían por los registros históricos, sugiere un reciente estudio publicado en Nature. 

Tal red de caminos, organizadas en base al negocio de la seda china, se llegó a extender por toda Asia, conectando a China con Mongolia, la actual India, Persia, Arabia, Siria, Turquía, Europa y África, atravesando importantes pueblos antiguos como Karakorum, Antioquía, Kazán, Constantinopla y Somalia. El término de Ruta de la Seda fue acuñado por el alemán Ferdinand Freiherr von Richthofen en 1877. No solo la seda era la única mercancía preciosa que transitaba por esta ruta comercial, sino también telas de lana o de lino, ámbar, marfil, laca, especias, porcelana, vidrio, y materiales hechos a mano de diversa índole. 

Se creía hasta el momento que tales circuitos comerciales se iniciaron en los años 200 a.C. hasta el siglo XIV. Pero hoy, nuevas investigaciones sugieren que la gente que estableció esta ruta tenían orígenes más humildes de lo que que algunos historiadores venían asumiendo.

Para el antropólogo Michael Frachetti, de la Washington University en San Luis, Estados Unidos, es equívoco pensar que la Ruta de la Seda fue ‘lanzada’ en un momento en particular por estados poderosos; en verdad, este fue un proceso dinámico y flexible que emergió con el tiempo. Pese a fascinar tanto a científicos e historiadores, poco se sabe de cómo se formó y qué factores influyeron en su geografía, especialmente en altitudes elevadas en regiones montañosas alcanzadas por la red.

Frachetti, autor principal del trabajo, trató explicar el proceso evolucionario y de desarrollo que llevó a que aparecieran estas redes intercontinentales. Antes, los estudios se basaron en identificar los sitios más conocidos como parte del circuito. El actual trabajo, en cambio, tomó un enfoque distinto mapeando los potenciales movimientos que los pastores nómadas habrían tomado mientras vivían en las regiones montañosas de Eurasia alrededor de los 2.000 años a.C.

Así, el modelo de “participación pastoral”, simuló en la computadora las migraciones nomádicas estacionales de ganaderos y sus animales en las montañas, a través de los mejores y más productivas áreas de pasto. Cuáles fueron estas últimas áreas fue determinado en base al paisaje actual, tomándose en cuenta que las zonas evolucionaron por más de 4.000 años. Tras hallar estas rutas, que pertenecieron a los nómadas, las compararon y contrastaron con otras que llevan a zonas de la Ruta de la Seda de considerable altitud. La coincidencia de ambos caminos sugirió que los nómadas ya venían, en aquel entonces, jugando un rol importante en la formación de estas redes unos 4.000 años atrás, llevando a su formación definitiva unos cuantos siglos más adelante. 

Para Frachetti, su estudio demuestra que los centros urbanos poderosos no fueron necesariamente el origen de estas redes flexibles y económicamente importantes, como otros estudios han planteado; estos, en realidad, estas últimas podrían más bien haber sido ser creadas por pequeñas comunidades no urbanas. Las rutas de la seda fueron abiertas y flexibles, promoviendo una forma de globalización antigua que se volvió el motor de la gran civilización, apuntó el científico.

 

 

Daniel Meza
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