Los humanos habrían ‘creado’ el desierto del Sahara —te contamos por qué

El desierto del Sahara. Pexels.

 

El desierto del Sahara, la zona árida más vasta del mundo, cuyos parajes dominan dunas de arena y escasa vegetación, fue hace miles de años una extensa zona de praderas con lagos. Hoy, un estudio sugiere que fuimos los humanos los que años atrás, jugamos un rol importante en los cambios rápidos en la ecología de la zona que causó una disminución pronunciada de las precipitaciones. Tal trabajo, publicado en la revista científica Frontiers in Earth Science, podría brindarnos nuevas pistas sobre cómo hacer frente al cambio climático de gran escala que se nos aproxima.

Por años, la comunidad científica tuvo gran incertidumbre sobre los tiempos y magnitud del final del Período Húmedo Africano (PHA). Entre la parte temprana e intermedia del Holoceno, los del PHA fueron tiempos de mucha humedad en el norte y este del continente. Sin embargo, hace unos 8.000 años la humedad decayó, aparentemente por una cambiante precesión orbital o procesos de intercambio entre la atmósfera y la vegetación. Algunos registros denotan cambios lentos, y otros, graduales. Se ha creído generalmente que el hombre jugó un papel pasivo, respondiendo al cambio climático adaptándose a la crianza de animales y a la agricultura que le permitía esa región del continente africano.

El nuevo trabajo buscó explorar escenarios en los que la humanidad fue agente activa del cambio del paisaje. En tiempos en que los humanos adoptaban la agricultura, las regiones donde esto ocurría estaban al borde de cambios de regímenes ecológicos. El pastoreo, en particular, habría sido responsable de potenciar un proceso de desvegetación y los cambios de régimen en ecosistemas desequilibrados.

La creciente afición por la agricultura para alimentar a los ganados incrementó el albedo (la cantidad de radiación que cualquier superficie emite respecto a la radiación que recibe) de los suelos, lo que a su vez influyó en condiciones atmosféricas suficientes para reducir las lluvias de los monzones, causando mayor desertificación y pérdida de plantas, y produciendo un circuito de retroalimentación que eventualmente se expandió a todo el Sahara moderno.

Este tipo de eventos cruzados en el marco de un umbral ecológico fueron documentados por registros históricos en Nueva Zelandia y Norteamérica, debido a la adopción de la ganadería. Al compararlos a tiempos similares en el norte de África, se pudo hallar rasgos similares: reducción en la productividad primaria neta, homogenización de la flora y transformación del paisaje en una biozona dominada por vegetación xerófila, como arbustos y cactus.

Si bien los humanos no son vistos como la única fuerza que indujo al cambio climático, su rol puede haber sido clave en inducir el cambio del paisaje, escribieron los científicos en el trabajo.

Estos hallazgos no son importantes en el campo de la arqueología: podrían además darnos pistas en cómo actualmente la humanidad maneja y se adapta a la desertificación actual. El hambre crónico en países alrededor del desierto del Sahara, como Somalia, Eiopía y Djibouti, es resultado de la desertificación debido al cambio climático y a una falta de acción gubernamental para ocuparse del tema, de acuerdo a la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación.

 

Daniel Meza
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