Mascar alimentos “como chicle” salvó a los mamíferos de la extinción masiva

Ubé / Flickr

 

David Grossnickle, de la Universidad de Chicago, sugiere que una de las razones que permitieron la supervivencia los primeros mamíferos a la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno, y el posterior apogeo que tuvieron sobre el planeta, estuvo en su capacidad de mover la boca como si “masticaran chicle”, es decir, mover la mandíbula como lo hacen, por ejemplo, las vacas. Esta habilidad les permitió maximizar la variedad de alimentos que podían ingerir, además de darles una ventaja evolutiva sobre el resto de especies. El artículo fue publicado en Scientific Reports.

Los terios (Theria), una subclase de mamíferos que incluye a los placentarios y marsupiales, son también los animales más exitosos sobre la Tierra porque se han podido asimilar a prácticamente todos los nichos ecológicos. Los terios conformaron uno de los pocos grupos que sobrevivieron la extinción del Cretácico-Paleógeno, acontecida hace 66 millones de años, que exterminó a los dinosaurios, pterosaurios, reptiles marinos y muchos otros grupos animales prehistóricos. 

Uno de los componente más importantes para la evolución de los primeros mamíferos está en la reestructuración de la anatomía dental y musco-esquelética de la mandíbula. Se entiende que este reordenamiento les permitió una masticación más efectiva de los alimentos y un mejor control del movimiento de la mandíbula. En base a este conocimiento, los autores de la nueva investigación decidieron comprender cuáles fueron las ventajas biomecánicas específicas que se presentaron en las mandíbulas de los primeros mamíferos. 

Para ello, David Grossnickle analizó los dientes, la mandíbula y la naturaleza de la conjunción de los músculos en el cráneo de distintos mamíferos actuales y extintos. Así, creó un modelo en 3D del movimiento de la mandíbula durante la masticación y descubrió que en la evolución de los primeros mamíferos, la proyección de los molares superiores con las correspondientes fosas y cúspides de los molares inferiores estuvo acompañada de un desarrollo paralelo de los músculos de la mandíbula, que además permitieron un movimiento en el eje horizontal de la misma. Poco a poco, durante la evolución, la mecánica del movimiento de la mandíbula se volvió más efectiva en el plano horizontal (similar al movimiento que hacen los rumiantes) que el vertical (que solo permite triturar).

Los cambios en el movimiento de la mandíbula de los mamíferos permitieron masticar distintos tipos de alimentos. Además, la capacidad de mover la misma como si estuvieran rumiando les permitió dar el salto evolutivo de comer un animal por bocados, a triturar y moler plantas. Gracias a ello, los mamíferos no solo tuvieron una dieta más variada, sino que pudieron obtener más nutrientes de un solo alimento. 

En un estudio previo, un grupo de científicos demostró que uno de los factores más importantes para determinar la forma de los dientes de los primeros mamíferos fue la  capacidad de triturar su alimento. Utilizando modelos en 3D de los dientes de estos mamíferos y geles de polímeros que imitaban a los insectos, los autores demostraron que la evolución de la forma de los dientes estuvo determinada por su capacidad de causar el máximo daño a su presa, en donde la fuerza de la mordida tiene una importancia secundaria. 

 

Sofía Dolotovskaya
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