Los mandriles pueden “oler” cuando un pariente está enfermo

Matt Sabbath / CC BY 2.0
Un equipo de primatólogos franceses ha descubierto que el mandril (Mandrillus sphinx), una especie de mono africano que vive en grupo, puede “olfatear” cuando uno de sus parientes tiene una infección intestinal por parásitos y evita así el contacto para prevenir un contagio. La investigación fue publicada en Science Advance

Los mandriles del estudio, realizado entre 2012 y 2015, habitan los bosques ecuatoriales del sur de Gabón. La investigación fue conducida dentro del marco del proyecto Mandril (Mandrillus Project). Para ellos, al igual que para otros primates que viven en grandes grupos, el acicalamiento cumple un rol importante de comunicación. Al buscar insectos, piel muerta y cristales de sal en el pelaje del compañero, los monos establecen un vínculo social más sólido, también resuelven conflictos y realizan el cortejo. Por otro lado, durante el acicalamiento, aumentan las probabilidades de transmisión de microorganismos parasitarios. 

Así, los autores de la investigación han buscado esclarecer, primero, si los organismos protozoarios que causan infecciones intestinales habitan el pelaje de los mandriles; y segundo, si los monos infectados participan del acicalamiento de otros miembros del grupo. Asimismo, los científicos han buscado confirmar la hipótesis que afirma que los mandriles pueden diferenciar a los miembros saludables de los enfermos por el olor de sus heces. 

Primero, tomaron una muestra de 36 monos, entre infectados y saludables, y realizaron un análisis de su piel. Los resultados confirmaron que los mandriles con infección intestinal presentan un mayor número de microorganismos en su pelaje que los individuos sanos. 

Seguidamente, los investigadores siguieron el comportamiento de 25 individuos con distintos grados de infección parasitaria. Cada mandril fue observado por un periodo de un mes para contabilizar el número de veces que participaba de un acicalamiento grupal o si era dejado aparte. Resultó que los mandriles infectados acicalan por igual a compañeros saludables e infectados. Pero a su vez, los individuos saludables acicalan menos veces a los individuos infectados que a los otros saludables.

Después, los autores capturaron a 16 individuos enfermos, a quienes curaron de infecciones intestinales para regresarlos al grupo. Luego, midieron la cantidad de veces que el resto de mandriles los acicalaron. En el 80% de casos, el acicalamiento se incrementó de 5 a 10 veces. 

Efecto del tratamiento antiparasitario. Tiempo invertido en acicalar compañeros infectados antes y después del tratamiento. En el eje X: “Antes” (Before) de tres semanas del tratamiento, “Después” (After) de tres semanas de tratamiento. En el eje Y se muestra la cantidad de tiempo de acicalamiento en minutos. 
C. Poirotte et al. / Science Advances, 2017

Finalmente, los investigadores examinaron la composición química de las heces de una muestra de 30 mandriles, tanto saludables como infectados. Resultó que los microorganismos parasitarios, especialmente los causantes de la disentería y la amebiasis B.coli y E.histolytica, cambian la composición química de las heces, lo cual afecta su olor. 

Para comprobar si los monos pueden diferenciar el olor, los investigadores llevaron a cabo un test olfativo. Durante el experimento, los científicos compararon el tiempo de convivencia de mandriles con distintas muestras fecales. Resultó que aquellos mandriles con una muestra más “rica” en microorganismos pasan menos tiempo con el grupo que los individuos sanos o menos infectados. 

De acuerdo a los autores, este resultado sugiere que los mandriles pueden distinguir a los individuos saludables de los infectados del grupo por el olor de sus heces. 

Catalina Rusakova
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