¿Te preocupa el cáncer por usar demasiado el celular? Aquí lo que necesitas saber

Roberto Romeo, un italiano de 57 años, declaró ante la justicia de su país que sus obligaciones laborales le exigían usar su móvil durante tres o cuatro horas al día por 15 años y que este hábito le causó un tipo de tumor cerebral benigno, cerca al oído que empleaba para comunicarse por celular. Una sentencia acaba de otorgarle una pensión vitalicia de 500 euros mensuales a Romeo, al encontrar su causa justa y emitir un fallo que por primera vez reconoce un vínculo entre lesiones de este tipo y el uso de celulares.

Entonces, ¿es hora de preocuparse por usar demasiado el celular?

Las mayores preocupaciones de su uso provienen de la sospecha de que la exposición prolongada a sus radiofrecuencias —las usadas para establecer la comunicación en redes celulares— puede causar tumoraciones y afectar el organismo desencadenando diversos tipos de cáncer.

Ello surge a partir de la noción de que dichas radiofrecuencias son radiaciones electromágneticas. El Instituto Nacional del Cáncer estadounidense señala al respecto que la energía de la radiación electromagnética está determinada por su frecuencia. La radiación ionizante es de alta frecuencia, y por lo tanto de alta energía, incluye a los rayos x y los gamma y puede dañar el ADN y las células directamente.

Mientras que la radiación no ionizante es de baja frecuencia, y por lo tanto de baja energía. La hoja informativa del NCI Campos Electromagnéticos y Cáncer lista fuentes de energía de radiofrecuencia e incluye a los campos eléctricos (campos eléctricos o magnéticos que no varían con el tiempo), campos magnéticos de líneas y aparatos eléctricos, ondas de radio, microondas, radiación infrarroja y luz visible, así como a las frecuencias de las llamadas telefónicas por celular.

“Estos CEM están en la parte de radiación no ionizante del espectro electromagnético y no se sabe que dañen directamente el ADN o las células. […] Tienen frecuencias de hasta 300 ciclos por segundo, o hertzios (Hz), y los campos electromagnéticos de radiofrecuencia oscilan entre 3 kilohertz (3 kHz, 3000 Hz) y 300 gigahertz (300 GHz)”.

Las llamadas celulares se hayan entre los 1,9 y 2,2 GHz del espectro.

Aun así, se han conducido una serie de estudios para probar si el efecto de la exposición extrema a estas frecuencias tiene algún impacto en el desarrollo de tumores o algún tipo de cáncer o si afectan algún proceso que indirectamente pueda desencadenar estos males.

La mayoría ha tenido resultados poco consistentes, por reportes imprecisos, sesgos de recuerdo, morbilidad y mortalidad, por ejemplo. Estos estudios se han basado principalmente en encuestas y entrevistas con pacientes con tumores cerebrales, respecto a su uso del celular.

De ahí que los estudios de cohorte resulten los más adecuados para este caso, pues se enfocan en conocer los hábitos de los participantes (en esta ocasión, sobre su uso del celular) para luego hacer un seguimiento exhaustivo por años a su salud y observar la mayor o menor incidencia de males como los mencionados.

Algunos de estos estudios vienen siendo realizados desde hace 2010, pero, como mencionamos líneas arriba, le deben su rigurosidad a su sostenibilidad en el tiempo. En Europa se realiza el estudio COSMOS, con más de 290.000 usuarios de celulares participantes, de 18 a más años de edad, que será monitoreados a lo largo de 20 a 30 años.

Mientras que otro tipo de estudio, empleando a ratones como sujetos de prueba, es conducido por el Programa Nacional de Toxicología de los Estados Unidos (NTP), que presentó resultados preliminares a mediados del año pasado. Estos indicaron que “bajo las condiciones de estos estudios de 2 años, las lesiones hiperplásicas y neoplasias de células gliales del corazón y el cerebro observados en ratas machos se consideran probablemente el resultado exposiciones a radiofrecuencias modulada por GSM o CDMA [los dos diferentes estándares de comunicación para celulares]. Hay una mayor confianza en la asociación entre la exposición y las lesiones neoplásicas en el corazón que en el cerebro”.

Sin embargo, el documento precisa que no se trata de resultados concluyentes.

En todo caso, la lesión de Romeo habría sido un schwannoma vesicular, que se da en uno de los dos oídos (la mitad de pacientes, por ende, lo sufrirá en el oído que emplea con el celular) y en menos de 20 entre un millón de personas, que sufrirán este tipo de neuroma.

Hans Huerto

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