Los quipus de los incas no servían para las cuentas: también habrían transmitido relatos

Quipu de San Juan de Collata, estudiado por Sabine Hyland / Universidad de Chicago
Un descubrimiento reciente en los andes peruanos sugiere los quipus —las cuerdas anudadas usadas por los incas para hacer cuentas— no solo servían, de hecho, exclusivamente para llevar la contabilidad. Esto concluye un estudio recientemente publicado en Current Anthropology reseñado en la National Geographic.
Los quipus usaban combinaciones de nudos para representar números útiles en el almacenamiento maíz (choclo), frijoles y otras provisiones. Relatos españoles de tiempos coloniales indicaron que los incas también decodificaban historias, biografías y cartas, pero los investigadores no podían, hasta el momento, descifrar ningún significado no numérico de las cuerdas y nudos. La mayoría de estos ejemplares pertenecen al período entre 1.400 y 1.532 después de Cristo. El imperio incaico, extendido entre los actuales Ecuador, Perú y Chile, tuvo su capital en el Cusco, en los andes sureños del Perú. Aproximadamente 600 kipus se conservan en museos de todo el mundo.
Hoy, dos quipus conservados por ancianos de la región —en San Juan de Collata, de la provincia limeña de Huarochiri, en Perú— de tiempos coloniales ofrecen pistas para el entendimiento de cómo complejos quipus guardaban y retransmitían información. Lo especial en ellos, según la autora Sabine Hyland, era que contenían “una serie de combinaciones de color complejas entre las cuerdas”. Según la antropóloga de St. Andrews University “las cuerdas tienen 14 colores distintos para 95 patrones de cuerda únicos. “El número está dentro del rango de símbolos en sistemas de escritura logosilábica”.
De acuerdo a Hyland, estas combinaciones específicas de cuerdas podrían representar sílabas o palabras. ¿Cómo interpretó esto? Según cuenta la científica, los ‘propietarios’ de las piezas la invitaron a estudiarlas, y le contaron que “eran epístolas sobre guerra creada por jefes locales”.
Los quipus fueron conservados en una caja de madera hasta hace poco. Además de los quipus, la caja contenía docenas de cartas del siglo XVII y XVIII. La mayoría de documentos son correspondencia oficial entre los líderes de una comuna y el gobierno español principalmente referidos a derechos sobre la tierra. Los cronistas hispanos notaron que los incas transportaban quipus como cartas, y hasta las usaban para ‘encriptar’ mensajes útiles para organizar rebeliones contra los españoles.
El análisis de Hyland indica que los quipus de San Juan de Collata son los primeros identificados como narrativa por descendientes de sus creadores. Habría, dice la investigadora, quipus más grandes y complejos, y a diferencia de otros de su tipo, los del citado pueblo son hechos de pelo y fibra de animales andinos como la vicuña, alpaca, guanaco, llama, ciervos y roedores como la vizcacha. Las fibras de animal retienen mejor los tintes lo que habría sido útil para usar el color en quipus. Otras variables que modificaban el mensaje en los quipus además de los nudos y el color eran el tipo de fibra o la dirección de la cuerda. Un cronista incluso comparó la diversidad de las características en los quipus con la del alfabeto en los libros europeos.
Se estima que los quipus aludidos en esta nota son del siglo XVIII, más de 200 años después de que los españoles llegaran en 1532. No se sabe si estos quipus son una innovación impulsada por el contacto con la escritura alfabética o vienen del pasado precolombino. El quipu más viejo, por otro lado, no es inca: fue hallado el 2005 y data de hace 4.500 años.
Arqueólogos creen que el inca y su clase noble habrían producido miles de quipus, pero el deterioro y los colonizadores europeos destruyeron la mayoría. Hyland espera completar sus estudios para revelar los los logros intelectuales de los incas.
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