¿Eres mujer y programas? Es posible que seas discriminada

   

Los prejuicios contra las mujeres en el lugar de trabajo están ampliamente documentados. Una percepción errónea lleva a pensar de forma generalizada que los campos de ciencia, tecnología e informática son terreno masculino. Esta concepción consigue que muchas niñas y mujeres jóvenes desistan de dedicarse a estas disciplinas, lo que acaba derivando en que, efectivamente, en estas materias, hay una gran descompensación de voces de hombres y de mujeres, lo que alimenta el sesgo cognitivo (es decir, una distorsión de lo que percibimos como real) que afecta al género femenino: se tiende a cuestionar con más facilidad el trabajo que hacen ellas que el de ellos.

Con la intención de medir el sesgo de género existente, un estudio de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (EE.UU.), ha comparado las tasas de aceptación de las contribuciones de los hombres y las mujeres en una comunidad de software de código abierto (GitHub) y ha encontrado que, en general, las contribuciones de las mujeres tienden a ser aceptadas más a menudo que las de los hombres, concretamente en un 78,7% frente a un 74,6%. Sin embargo, las programadoras que se identificaron claramente como mujeres, por sus nombres o fotografías de perfil, tuvieron tasas de aceptación más bajas (58%) que las que se presentaban con un género neutro (70%).

Para este estudio, publicado en la revista PeerJ Computer Science, los investigadores examinaron más de 3 millones de solicitudes de contribuciones de aproximadamente 330.000 usuarios de GitHub, de los cuales 21.000 eran mujeres. "Nuestros resultados indican que el sesgo de género existe en la programación de código abierto", afirma Emerson Murphy-Hill, autor principal del trabajo.

Los investigadores esperan que estos resultados, y otros que puedan obtenerse con Big Data, ayuden a la comunidad a reconocer que los sesgos de género son generalizados y que, en este caso concreto, suponen un impacto negativo en la práctica del desarrollo de software.

No son solo las mujeres las víctimas de este tipo de prejuicios, y no se dan únicamente en el ámbito laboral. Por ejemplo, los estadounidenses tienen una tendencia a percibir a los hombres de piel oscura —los afroamericanos— como más grandes y amenazadores que los hombres blancos del mismo tamaño, de acuerdo a una investigación publicada por el Journal of Personality and Social Psychology. Y esta distorsión de la realidad no es anecdótica: los hombres negros desarmados están desproporcionadamente más expuestos a ser disparados y ultimados por la policía, y a menudo estas muertes están acompañadas de explicaciones que aluden al tamaño físico de la persona disparada.

 

Beatriz de Vera
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