Un nuevo estudio afirma que llegaremos a regenerar corazones humanos

Corazón humano. /Edward Leung. Flickr
Una nueva investigación, llevada a cabo por la Universidad de Florida (EE.UU.) abre la posibilidad a que el corazón humano pueda regenerarse. Los científicos que participaron en este trabajo, publicado en PNAS, rastreaban el origen evolutivo de las células musculares, como las que forman nuestros corazones, desde un enfoque inusual: los genes de animales sin corazones ni músculos. De este modo, descubrieron genes conocidos por formar células cardíacas en seres humanos y otros animales en el intestino de una anémona Nematostella vectensis.
La razón para enfocar la investigación en ella es que, si se divide en muchas piezas, cada una de estas se regenerará en un nuevo animal.
Para averiguar por qué estos animales son capaces de regenerarse mientras que el ser humano es incapaz, anallizaron la función de sus genes cardíacos y descubrieron una diferencia en la forma en la que estos interactúan entre sí, lo que puede ayudar a explicar su capacidad de regeneración. Los hallazgos sugieren una vía potencial para avanzar en nuestra capacidad para tratar las enfermedades del corazón y estimular la recuperación de la lesión, explican los investigadores. Es decir, si logramos entender cómo estos genes trabajan juntos para programar las células del corazón, podríamos ser capaces de hacer nuestra propia programación en el futuro.
Estos genes cardíacos generan lazos de bloqueo en vertebrados y moscas: una vez que los genes están activados, los animales no pueden fabricar nuevas partes del corazón o utilizar esas células para otras funciones, lo que garantiza que las células del corazón siempre serán células cardíacas y no pueden convertirse en ningún otro tipo de célula. Pero en los embriones de Nematostella vectensi no existen estos lazos de bloqueo, lo que sugiere que hay un mecanismo por el que las células intestinales que expresan genes cardíacos en las anémonas de mar pueden convertirse en otros tipos de células, las necesarias para regenerar las partes dañadas del cuerpo.
Según los investigadores, las células musculares encontradas surgieron de un tejido intestinal bifuncional que tenía propiedades tanto absortivas como contráctiles. Pero mientras que el tejido intestinal de una anémona de mar no se asemeja a un corazón latiendo, sí tiene ondas de contracción peristáltica lentas y rítmicas, similares al sistema digestivo humano. La investigación también respalda una hipótesis existente de que las primeras células musculares animales eran muy parecidas al corazón, evolucionando desde el tejido intestinal de una criatura como la anémona.
Los científicos afirman que si conseguimos ajustar nuestras propias células musculares para que imiten a las células anémonas de mar de estrellas, la curación regenerativa en el corazón y otras partes del cuerpo podría ser posible. Eso todavía está muy lejos, pero ahora tenemos algunas pistas adicionales sobre cómo podría lograrse. Si pudiéramos encontrar una manera de provocar a las células del corazón para que se regeneren, se estima que millones de personas podrían ser ayudadas cada año, concluyen.
En un intento por vencer las enfermedades del corazón y los daños causados por ataques cardíacos, los científicos están explorando una amplia gama de opciones para reparar los órganos más cruciales, incluyendo el tejido cardiaco, usando células de espinacas. Un grupo de científicos de los Estados Unidos logró crear músculos del corazón con células humanas utilizando fibra vegetal como carcasa y red vascular. El proceso de esta asombrosa creación fue descrito en la revista Biomaterials.
Beatriz de Vera
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