La mayor extinción de la historia la causó la actividad volcánica siberiana

La investigación se centró en una gran provincia ígnea (LIP) en Rusia llamada los Traps Siberianos. /Pixabay

Un estudio de la Universidad de las Artes y las Ciencias de Siracusa, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y el Servicio Geológico Nacional (EE.UU.) ofrece nuevas pistas sobre lo que pudo haber provocado la extinción más catastrófica del mundo, hace casi 252 millones de años. El artículo, publicado en Nature Communications, sugiere que la formación de rocas ígneas intrusivas, conocidas como 'sills' (láminas generalmente horizontales de roca que cristalizan desde el magma y se cuelan entre dos capas de roca antigua), desencadenó una cadena de eventos que llevó el período geológico del Pérmico a su fin. En el proceso, más del 95% de las especies marinas y el 70% de las terrestres desaparecieron.

"Ha habido cinco grandes extinciones en masa, ya que la vida se originó en la Tierra hace más de 600 millones de años. La mayoría de estos eventos se han atribuido, en varias ocasiones a las erupciones volcánicas y los impactos de asteroides. Pero reexaminando el momento y la conexión entre el magmatismo, el cambio climático y la extinción, hemos creado un modelo que explica lo que desencadenó la extinción masiva del Pérmico final ", cuentan los investigadores. 

El centro geográfico del estudio es una gran provincia ígnea (LIP) en Rusia llamada los Traps Siberianos. Con un área de más de 800.000 kilómetros cuadrados, este terreno rocoso fue el sitio de casi un millón de años de actividad volcánica épica. Estos volcanes probablemente disiparon volúmenes significativos de lava, cenizas y gas, mientras lanzaban dióxido de azufre, dióxido de carbono y metano al medio ambiente, disprando sus niveles a alturas peligrosas para la vida.

Efecto invernadero

Según explican, los flujos superficiales de lava de la provincia rusa entraron en erupción demasiado pronto como para causar la catástrofe, pero hubo "un subintervalo del magmatismo que desencadenó una cascada de los acontecimientos que causaron la extinción masiva". Así que sugieren que la formación de 'sills' desencadenó una cadena de acontecimientos que causaron el fin del periodo geológico del Pérmico. El calor de las rocas ígneas intrusivas y los sedimentos ricos en gas liberaron, según cuentan, volúmenes masivos de gases de efecto invernadero necesarios para causar la extinción.

El magma forma rocas ígneas de dos maneras: la extrusión y la intrusión. En la primera, el magma entra en erupción a través de cráteres volcánicos y grietas en la superficie de la Tierra, y en la segunda, es forzado entre las formaciones existentes de roca o sin ellas y no llega a la superficie. Las formas de las rocas intrusivas pueden ser batolitos, diques, 'sills' o cuellos volcánicos, entre otras.

Los 'sills' en la cuenca Tunguska de Siberia probablemente se abrieron camino a través de piedra caliza, carbón y rocas clásticas (menos consolidadas que las sedimentarias). Se cree que la mezcla de roca caliente, roca fundida y carbones preparó el terreno para la liberación masiva de gases de efecto invernadero y el cambio climático a escala mundial. "Una extinción masiva puede tardar 10.000 años o menos, un parpadeo en términos geológicos, pero sus efectos en la trayectoria evolutiva de la vida son todavía observables hoy en día", concluyen los autores del trabajo.

De muchos de los animales que poblaron la Tierra hace miles de años no queda ni rastro. Nunca llegamos a formar parte de su entorno y, por lo tanto, tampoco somos responsables en ningún grado de su desaparición. Pero más allá de la simple curiosidad, ¿por qué debería importarnos conocer qué criaturas habían colonizado el globo hace eones? Pues tan fácil como que los antiguos animales se extiguieron por causas muy similares a las que llevan a la desaparición a muchas especies modernas, y cuanto más sepamos sobre esos eventos de extinción, mejor preparados estaremos para los futuros. Que los habrá.

Durante las épocas del Plioceno y Pleistoceno, la temperatura y altura de los mares estaba cambiando. ¿Te suena familiar? No fue un cambio impulsado por los seres humanos, pero la modificación del clima estaba teniendo un enorme impacto en el océano, algunas de las mayores variaciones en el nivel del mar en los últimos 66 millones de años ocurrieron durante esas épocas. Los científicos habían asumido hasta ahora que, mientras los crecientes mares impactaban a las poblaciones locales, la biodiversidad marina había resistido bastante bien a escala global. Sin embargo, un estudio publicado en Nature Ecology & Evolution asegura que el 36%, más de un tercio de los mamíferos, tiburones, tortugas y aves marinas, de la megafauna marina se extinguió al final de la época pliocena. Se perdieron grupos funcionales enteros y los que quedaron fueron más vulnerables a pérdidas futuras. Incluso las nuevas especies que evolucionaron durante el Pleistoceno no pudieron reparar el daño.

Beatriz de Vera
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