Emisiones de CO2 por el ganado en EE.UU. caerían en 25% si mascotas fueran vegetarianas

Las emisiones de gases de efecto invernadero, principales actores en el calentamiento global, tienen en el ganado una de sus principales fuentes: de acuerdo con una medición de 2013 realizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el 14,5% de las emisiones producto de actividades humanas provienen de la crianza de ganado.

Y con 164 millones de gatos y perros como mascotas en los Estados Unidos (de acuerdo con una encuesta de 2013 de la American Pet Products Association) no sorprende que los animales domésticos que consumen carne aporten una porción importante de las emisiones de la nación norteamericana, la tercera más contaminante del mundo, solo superada por China e India.

Hasta el momento, solo se había estimado la huella de carbono debido a la respiración en el caso de los animales, pero nadie había analizado la traza desde el punto de vista de la producción de alimentos cárnicos.

Al respecto, en un artículo publicado hoy en la revista PLOS One, el investigador estadounidense Gregory Okin de la Universidad de California, asegura que los gatos y los perros son responsables de 25 a 30% del impacto ambiental del consumo de carne en los Estados Unidos. De acuerdo con estas proyecciones, si las mascotas estadounidenses conformaran un país aparte, este ocuparía el quinto lugar en consumo mundial de carne, siendo solo superado por Rusia, Brasil, Estados Unidos y China.

Para la producción de una unidad de productos de origen animal, se requiere de 6 a 17 veces más tierra, 4 a 26 veces más agua y hasta 20 veces más combustible fósil que lo requerido para fabricar una unidad de productos vegetales. El autor señala que de un cuarto a un tercio de estos recursos son contabilizados por las mascotas en comparación con los productos para los seres humanos.

Okin calculó que el consumo de carne por gatos y perros (con una masa promedio de 4,2 ± 0,2 y 22 ± 1,2 kg, respectivamente) genera el equivalente a unos 64 millones de toneladas de dióxido de carbono al año, aproximadamente el mismo impacto climático que causado por 13,6 millones de automóviles anualmente o el 5% del total de unos 260 millones en ese país.

Sus aproximaciones se basaron en informaciones difundidas públicamente sobre la industria de la comida para mascotas. Estudios anteriores han encontrado que el consumo de carne en EE.UU. es responsable de la emisión de 260 millones de toneladas de dióxido de carbono. Al calcular y comparar la cantidad de carne que los 164 millones de perros y gatos consumen en comparación con los 321 millones de estadounidenses, Okin determinó cuántas toneladas de gases de efecto invernadero están vinculadas a los alimentos para mascotas.

El estudio también encontró que en comparación con las personas, los perros y gatos domésticos consumen alrededor del 19% de las calorías a partir de alimentos que consume la nación al año, igualando el consumo anual de toda Francia. Debido a que la comida de perro y gato tiende a tener más carne que la dieta humana promedio, las mascotas consumen alrededor del 25% del total de calorías derivadas de los animales en los Estados Unidos.

Okin señala en que su estudio no es llamado a volver vegetarianas a nuestras mascotas, pues estas necesitan de proteína animal para llevar una dieta balanceada, pero sí espera abrir con ello el debate sobre la tenencia y control de mascotas, así como sobre el consumo de carne entre los estadounidense y cuánto de esta va para animales y no al consumo humano.

Hans Huerto

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