Casi 100 volcanes desconocidos han sido encontrados bajo la Antártida

Monte Erebus. /Wikimedia Commons

Cuando se trata de medir impactos medioambientales, la Antártida es uno de los focos del planeta al que primero se nos van los ojos. Por si esta parte del mundo no estuviera experimentando suficientes cambios a consecuencia del calentamiento global, una posible fuente de calor ha sido descubierta bajo su amenazada capa de hielo. Científicos de la Universidad de Edimburgo (Escocia, Reino Unido) han descubierto que la zona oeste de este continente polar es la mayor región de volcanes en la Tierra, con 91 puntos calientes, que se encuentran a dos kilómetros bajo su superficie.

Los picos activos se encuentran en una región conocida como el Sistema de Grietas del Oeste de la Antártida, que se extiende 3.500 kilómetros desde la barrera de hielo de Ross hasta la península antártica. Además de tener una altura de entre 100 y 3.850 metros, los volcanes, cuyo descubrimiento se ha publicado en Special Publications de la Sociedad Geológica de Londres (Reino Unido), están cubiertos de hielo, con capas de más de 4 kilómetros de espesor.

Y no es este un hallazgo de poca importancia: aunque las erupciones volcánicas pueden no llegar a la superficie, podrían derretir el hielo desde abajo. "Si uno de estos volcanes entrara en erupción, podría desestabilizar aún más las capas de hielo del oeste de la Antártida", afirmó a The Guardian el experto en glaciares Robert Bingham, uno de los autores del estudio.

La mayor zona volcánica del mundo

Unos 47 volcanes subglaciales habían sido encontrados previamente en la Antártida, pero el descubrimiento de estos 91 nuevos picos sugiere que podría haber muchos, consideran los científicos. Los picos de estos volcanes no son evidentes desde la superficie cuando están bajo tierra, pero las señales de radar que penetran en el hielo pueden detectar sus formas de roca basáltica. "Creo que es muy probable que esta región se convierta en la más densa de volcanes en el mundo", señaló el autor.

La actividad de estos volcanes podría tener consecuencias para el resto del planeta. Debido a que están enterrados bajo kilómetros de hielo, es poco probable que pudieran representar una amenaza inmediata inmediata a cualquier cosa en la superficie antártica, pero si alguno erupcionara, dicen los expertos, podría calentar y derretir la capa de hielo que ya se encuentra debilitada por el cambio climático, aumentando potencialmente el nivel del mar. Aparte de esa preocupación, los investigadores especulan que la actividad de los volcanes podría de hecho estar vinculada a su nivel de cubierta de hielo, o mejor dicho, a la falta de ella. “La teoría sugiere que esto está ocurriendo porque, sin capas de hielo encima de ellos, hay una liberación de presión sobre los volcanes de las regiones y se vuelven más activos". Aunque, con el hallazgo tan reciente, podría pasar algún tiempo antes de conocer su impacto real.

Fuera del continente helado, la previsión de las consecuencias climáticas no es mejor. Los glaciares en Sudamérica, por ejemplo, vienen despareciendo a ritmo acelerado producto del calentamiento global. No obstante, al otro lado del mundo, una región asiática aloja glaciares que año a año se ven fortalecidos pese al flagelo global del calentamiento. El caso es conocido como la anomalía Karakoram y ahora un estudio de la Universidad de Newcastle (Reino Unido) ha revelado las particularidades de su sistema climático y cómo es que estas enfrían las inmediaciones de los glaciares, incluso en pleno verano, fortaleciendo así su condición. Consiste en un vórtice veraniego de aire frío soplando sobre la cordillera de Karakoram, una gran sierra que atraviesa las fronteras de Pakistán, India y China, que en invierno enfría toda esta sierra de 2.000 kilómetros —que alberga al segundo pico más alto del mundo, el K2— pero en el verano se contrae y solo tiene efecto sobre el Karakoram y el Pamir occidental. El sistema de circulación de Karakoram, según el documento, causa un efecto amortiguador del calentamiento global en la zona, reduciendo el derretimiento de glaciares.

Beatriz de Vera
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