Fósil no identificado resulta ser el mayor dragón marino jamás encontrado

'Ichthyosaurus somersetensi'. /Dean R. Lomax
En la década de los 90, se descubrió en la costa de Somerset (Reino Unido) los restos de un antiguo animal del género Ichthyosaurus. No era un especímen cualquiera, pero no fue hasta el año pasado, en 2016, cuando el paleontólogo Sven Sachs del Museo de Historia Natural de Bielefeld (Alemania) se dio cuenta de la singularidad del individuo: el recién identificado como Ichthyosaurus somersetensis es el dragón de mar más grande de su tipo.
Los ictiosaurios eran reptiles marinos que se extinguieron hace cerca de 90 millones de años. Se les suele identificar erróneamente como dinosaurios nadadores, aunque en realidad eran reptiles que poblaron la Tierra hace unos 250 millones de años, antes de la aparición de los primeros dinosaurios. "A pesar de que no está completamente preservado, basándonos en el cráneo y la longitud precaudal, se estima que haya medido entre 3 y 3,5 metros de largo, lo que lo convierte, inequívocamente, en el ejemplar más grande de su género que se haya encontrado", dicen los investigadores, que han publicado sus hallazgos en Acta Palaeontologica Polonica. Además de su tamaño, este reptil, identificado como una hembra, es importante para los paleontólogos porque estaba preñada en el momento de su muerte.
Del cuerpo del embrión se conservan solamente algunos huesos, entre ellos una porción del hueso trasero y costillas, así como una cadena de vértebras de menos de 7 cm de largo. Los huesos no están completamente osificados, lo que significa que aún se estaba desarrollando en el vientre de su madre. Este es el tercer fósil de hembra de Ictiosaurio que se ha encontrado embarazada, y en los tres casos, de un único embrión. Una hipótesis de los expertos, basada en la limitada evidencia fósil disponible, es que estas criaturas, anteriores a los géneros más evolucionados de ictiosaurio, tenían solo un embrión, en contraste con sus descendientes.
Ilustración de la ictiosaurio embarazada. /Joschua Knüppe
Pese a su relevancia, el ictiosaurio permaneció sin estudiar hasta que terminó en las colecciones del Museo Estatal de Baja Sajonia en Hannover (Alemania). Cuando Sachs se topó con él, informó al paleontólogo y experto en ictiosaurios de la Universidad de Manchester (Reino Unido) Dean Lomax, y juntos examinaron el nuevo ejemplar a principios de este año. Lo identificaron como un ejemplo de Ichthyosaurus somersetensis,una nueva especie que Lomax y la profesora Judy Massare, habían identificado previamente.
Esa cola no es suya
Para fines de exhibición, el museo había equipado el fósil con una cola de otro ictiosaurio, que ayudara a completar su pieza jurásica y proporcionar una impresión más estética, algo que, como este episodio demuestra, puede hacer más daño que bien a la comprensión científica. Así que a cola que acompañó a este individuo desde los 90 no pertenecía al resto del esqueleto. Afortunadamente, en este caso, algunos ojos expertos se dieron cuenta del fallo y han logrado completar el registro científico del animal.
Los ictiosaurios son uno de los reptiles fósiles más comunes en el Reino Unido, con miles de especímenes conocidos, que van desde los huesos aislados hasta los esqueletos completos. Algunos de los primeros ejemplos fueron recolectados a lo largo de la costa de Dorset por la paleontóloga victoriana Mary Anning, que atrajo la atención del mundo científico hacia estos animales.
Y si te parece grande este reptil marino de más de tres metros, tienes suerte de no poder cruzarte con el Patagotitan mayorum, encontrado en Argentina en 2013. Este hervíboro gigante era tan pesado como un transbordador espacial. Un molde del esqueleto del dinosaurio ya está expuesto en el Museo Americano de Historia Natural, en Nueva York (EE.UU.) y es tan grande que la cabeza del dinosaurio sobresale por un pasillo del museo. Pobló la Tierra hace 101 millones de años y perteneció al grupo de los saurópodos, unos grandes dinosaurios herbívoros, con cabeza pequeña, movimientos lentos, cuello y cola larga. A partir de los fósiles recobrados de seis ejemplares, los científicos han podido calcular la masa corporal (69 toneladas, unos 14 elefantes africanos) y longitud (39,5 metros), lo que lo convierte en la criatura más grande que haya caminado sobre la Tierra.
Beatriz de Vera
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