Macacos que usan herramientas en camino a extinguir moluscos en una isla

(Wikimedia Commons)

Un estudio de la Universidad de Oxford publicado por la revista eLife revela que no solo el hombre viene precipitando la desaparición de ciertas especies: los animales y sus costumbres alimenticias pueden también apurar la extinción de otros miembros de su reino.

Reportadamente, la mano del hombre ha acabado directamente con 11 especies animales en los últimos 200 años y a raíz de las diversas afectaciones a los hábitats de miles de animales por la actividad humana, la extinción de especies avanza mil veces más rápido de lo que naturalmente debería ser su ritmo.

Pero los macacos de cola larga también han sobreexplotado animales para la alimentación. Esta especie come unos mariscos naturales de unas islas en Tailandia, a los cuales despojan de sus duras conchas a punta de golpes propinados con piedras, usadas a manera de martillo, a fin de hacerse con su fresca pulpa. Ostras, caracoles y cangrejos pueden recibir tratamientos distintos, acordes con la dureza de sus corazas y a fin de maltratar al mínimo su carne, pero todos integran el menú de favoritos de estos primates.

Ello, junto con los chimpancés africanos y capuchinos barbudos en América del Sur son los maestros de la familia en el uso de herramientas de piedra en sus costumbres alimenticias.

Para estimar el impacto de estas en la fauna de la zona, el equipo de Lydia Luncz, de la Universidad de Oxford siguió a 18 macacos en sus rutas diarias de alimentación a lo largo de las costas de Koram y NomSao, dos islas vecinas del este de Tailandia. En Koram, la isla más densamente poblada, hogar de 80 macacos en comparación con los nueve de NomSao, las ostras y caracoles eran más pequeños y escasos. Otras especies consumidas por varios depredadores eran menos abundantes en Koram que NomSao; esta última ostentaba cuatro veces más moluscos tropicales que su vecina.

Además, las ostras en Koram eran aproximadamente 70% más pequeñas que sus contrapartes en NomSao, y los moluscos en general alcanzaban la mitad del tamaño de los del vecino. Un solo mono de los estudiados puede comer más de 40 mariscos al día en Koram, así que el grupo de Luncz piensa que esta presión de depredación está impulsando estos cambios de mariscos.

Una vez que la especie se agote por este consumo, incluso los macacos olvidarían cómo emplear sus herramientas, señala Luncz. "El uso de herramientas, un comportamiento socialmente aprendido, siempre ha sido visto como algo positivo, que facilita el acceso a recursos", dice. "Pero al sobre-cosecharlos están poniendo su conocimiento tecnológico en riesgo."

Nathaniel Dominy, experto de Darthmouth College (EE.UU.), señala a New Scientist que el estudio podría ayudarnos a entender mejor el éxodo de los humanos modernos de África hace más de 70.000 años, pues, se presume, bordearon la costa asiática al ritmo en que fueron dando con mariscos para su alimentación. "Con el tiempo, vemos una reducción en el tamaño de la concha en el registro arqueológico, lo que sugiere un consumo sistemático de los mariscos", dice Dominy. Pero nadie estaba seguro de si la reducción de tamaño se debía a las condiciones oceánicas cambiantes o a la depredación humana a gran escala. "Este documento es el primero en ofrecer pruebas convincentes en apoyo de la primera teoría", dice.

Hans Huerto

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