El frío es un factor de riesgo grave para las enfermedades cardíacas

Ser más consciente del vínculo entre el clima frío y la insuficiencia cardíaca podría ayudar a salvar vidas, según los expertos. /Daniel BowmanUnsplash

Los investigadores están aconsejando a las personas mayores con una mayor probabilidad de insuficiencia cardíaca evitar la niebla y nubes bajas en los meses de invierno, y también están pidiendo a los médicos que tengan en cuenta el tiempo atmosférico en relación con la salud de sus pacientes. Estas recomendaciones van más allá de evitar un resfriado, algo que puede complicarse a ciertas edades, según un estudio a gran escala publicado en Environment International, la caída de las temperaturas y los cambios en la presión atmosférica pueden conducir a un aumento del riesgo de insuficiencia cardíaca, que lleven a hospitalización o muerte, en las personas mayores.

Según el equipo, de las universidades de Laval y Sherbrooke (Canadá), ser más consciente del vínculo entre el clima frío y la insuficiencia cardíaca podría ayudar a salvar vidas y reducir los altos costes del tratamiento de estos problemas cardiovasculares en los hospitales. Los investigadores examinaron a 112.793 personas de 65 años y más diagnosticadas con insuficiencia cardíaca en Quebec entre 2001 y 2011 con los datos proporcionados por el Sistema Integrado de Vigilancia de Enfermedades Crónicas de Quebec o base de datos QICDSS.

En un promedio de 635 días, los participantes del estudio fueron monitoreados, al mismo tiempo que se realizaron mediciones de temperatura, humedad, presión atmosférica y contaminantes del aire. Los datos revelaron un mayor riesgo de hospitalización o muerte en el invierno (octubre a abril) en comparación con el verano (mayo a septiembre). De media, una muerte o visita al hospital debido a insuficiencia cardiaca resulta ser un 0,7% más probable cada vez que disminuye la temperatura 1ºC. El riesgo también aumentó con el incremento de la presión atmosférica.

El corazón se esfuerza más

Los investigadores explican esta relación porque, cuando sentimos frío, el corazón comienza a latir más rápido para mantenernos calientes, a la vez que el cuerpo también aprieta sus arterias, disminuyendo la conducción térmica en la piel y resultando en un aumento de la presión arterial. Además, los cambios hormonales en respuesta al frío hacen que la sangre tenga más probabilidades de coagularse, y cualquiera de estos cambios biológicos pueden desencadenar problemas cardiovasculares.

"En la mayoría de las personas sanas estos mecanismos son ​​bien tolerados, pero en personas con placas ateroscleróticas en sus arterias coronarias pueden desencadenar un ataque al corazón", explica en una nota de prensa el autor de un estudio anterior, realizado en Suecia, que arrojó los mismos resultados, según informa Science Daily. Los investigadores canadienses ponen el foco también en el creciente número de eventos climáticos extremos que empieza a sufrir la Tierra. "Esto es particularmente relevante para fines de vigilancia en salud pública en un contexto de cambios climáticos", escriben los investigadores en su artículo.

Un modo de mantenernos calientes y evitar riesgos es abrigarnos bien. La cantidad y variedad de ropa que tenemos depende de la temperatura, y por ahora, las prendas que se puedan usar por igual tanto para el frío como para el calor no existen, lo que ante un cambio brusco de temperaturas en un momento del día, puede dejarte desprotegido. Partiendo de esta realidad, la start-up estadounidense Otherlab desarrolló una tela que se adapta a distintas temperaturas. Como lo revela IEEE Spectrum, la nueva tela cambia de grosor de acuerdo a la temperatura del ambiente, sin necesidad de usar baterías o cualquier otro tipo de energía externa, y puede ser usada en la fabricación de ropa de uso masivo.  

Beatriz de Vera
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