Los primeros humanos ya evitaban los problemas genéticos de la endogamia

Pareja representada en una pintura rupestre. /Wikimedia Commons
Se conoce que la endogamia genética tiene parte de culpa en ciertas dolencias como enfermedades raras, depresión, cáncer e incluso de la predisposición a padecer enfermedades autoinmunes. Y parece que esto lo intuían los primeros seres humanos hace al menos 34.000 años, el periodo en que los humanos modernos de África colonizaron por primera vez el oeste de Eurasia. Un nuevo estudio publicado en Science afirma que humanos anatómicamente modernos que vivieron durante el Paleolítico Superior crearon redes sociales y de apareamiento sorprendentemente sofisticadas para evitar los problemas del incesto.
Para llegar a estas conclusiones, un equipo de académicos de las universidades de Cambridge (Reino Unido), y la de Copenhague (Dinamarca) secuenció el genoma de cuatro individuos de Sunghir, un famoso sitio del Paleolítico Superior en Rusia, que se cree que estuvo habitado hace unos 34.000 años. Los resultados sugieren que los individuos buscaban sus parejas en círculos alejados de sus familiares inmediatos.
Los fósiles humanos enterrados en Sunghir representan una rara y muy valiosa fuente de información por lo inusual que es encontrar hallazgos de este periodo. Las personas enterradas parecen haber vivido al mismo tiempo y haber sido enterradas juntas. Sin embargo, los individuos no estaban estrechamente relacionados en términos genéticos y como máximo eran primos segundos. Según Eske Willerslev, de la Universidad de Cambridge, esto va en contra de anteriores predicciones: "Muchos investigadores habían asumido que las personas de Sunghir estaban muy estrechamente relacionadas", afirma en una nota de prensa de la universidad.
Además, los investigadores consideran que no es fruto de la casualidad: "Los datos que tenemos sugieren que se evitó a propósito. Esto significa que deben haber desarrollado un sistema para este fin, si pequeños grupos de cazadores-recolectores se mezclaran al azar, veríamos mucha más evidencia de endogamia que la que tenemos aquí".
Huesos encontrados en Sunghir. /Universidad de Cambridge
En comparación, la secuenciación genómica de un individuo de Neandertal de las montañas de Altai que vivió alrededor de hace 50.000 años muestra una mayor evidencia de endogamia, lo que lleva a los investigadores a especular que el desarrollo temprano de sistemas de apareamiento más complejos podría explicar el éxito de los humanos anatómicamente modernos frente a otras especies, pero reconocen que necesitan más información genética para probar esta idea. "No sabemos por qué los grupos de Neandertal de Altai eran consanguíneos. Tal vez estaban aislados y ésa era la única opción; o tal vez realmente no han desarrollado una red disponible de conexiones", explican.
El simbolismo, la complejidad y el tiempo invertido en los objetos y joyas encontradas enterradas con los restos de humanos prehistóricos también sugiere que pueden haberse utilizado expresiones culturales específicas de grupo para establecer distinciones entre bandas de humanos tempranos, aportando un significado para identificar con quién emparejarse y a quién evitar como pareja.
Una investigación publicada en febrero por la revista Cell señala que los genes neandertales siguen vivos y modificando los organismos de humanos modernos. Los encuentros sexuales entre ambas especies, afirman los investigadores, son responsables de una serie de variaciones de la expresión génica de los humanos modernos, que afectan a la variación fenotípica humana y a la propensión a las enfermedades.
Beatriz de Vera
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